PERDONA MI GRAN ERROR. CAP 18.

574 73 5
                                    

CAPÍTULO 18.

— ¡Maldito! —exclamó. Tenía que ser todo culpa de la huérfana del hogar de Pony, pensó. Elisa aventó el móvil, estaba furiosa. La señora Legan había puesto en conocimiento a su hija de las noticias, Elisa casi tiene la bilis colérica, al enterarse, que Albert congeló las cuentas en el banco. Hasta que Elisa tuviese la amabilidad de presentarse ante él. Algo debía hacer, no tenía más dinero, así que tomó su teléfono y llamó al Duque, pero él no contestó—. Maldito, maldito, ¡mil veces maldito! —gritó con todo el veneno que tenía en el alma—. ¡Cómo se atreve a hacer esto! Esto no se quedará así. Albert había hecho una muy mala decisión en entrometerse, pensó, y antes de que su cabeza perdiera el control por completo, llamó al abogado del Duque.

El maldito abogado solo recibió una de sus llamadas, ya no había contestado, ni respondido a sus emails, ni ningún mensaje. Dudaba mucho que estuviese incomunicado, o que sus mensajes se hubiesen perdido en el universo cibernético. Eso la indignaba, tanto como si el abogado fuera de la confianza de un aristócrata, no le daba permiso a ignorarla. Ella era también parte de una familia muy poderosa. Se recostó en su lugar preferido de su sillón, entonces tuvo una idea. Él abogado le sabía un secreto, era verdad, pero ella también le sabía uno. Hasta ahora no había salido a la luz pública, quién fue la persona que dio la información de la vida de Terry Graham, Siempre podría tener ese detalle a su favor, hasta podría decir que fue Candy, pero empezaría con solucionar lo económico, después ya vería. Por lo primero sólo debía darle una advertencia al abogado, algo con lo que lo tuviera alineado. Después de todo ella era una víctima, que se vio amenazada

por un Duque. Una advertencia de asunto que sería visto en la televisión y en las redes si se negaba a darle lo que quería

—Vaya sorpresa —dijo Albert mirando a Terry en la puerta de su oficina, una nueva, grande y bonita que había cambiado a su gustó. Terry se acercó a él y se fundieron en un abrazó. Terry estaba taciturno, ver a Albert, su único y verdadero amigo, le daba tranquilidad, justo lo que necesitaba en ese momento.

— La premier del Teatro es en dos semanas –explicó Terry— Y la cena de inauguración dos días después. ¿Cuento con tigo? —Preguntó, sin mucho entusiasmo.

— Si, por supuesto, pero no te veo muy contento que digamos..., tratándose del proyecto que estuvisteis esperando por más de un año— Terry simplemente se encogió de hombros—. ¿Piensas decirle a Candy ? —preguntó Albert muy atento a las reacciones de su amigo.

—En cualquier caso, tiene que asistir. —Albert levantó una ceja, estaba enterado de los planes de Terry, el lanzamiento de su nueva compañía de Teatro se haría en Chicago. La empresa de los Britther estaba encargándose de la publicidad, pero sin embargo no creía que Candy tuviera que hacerce cargo en ese asunto, cuando había otras personas. — Me ha quedado claro — siguió Terry— , que lo nuestro no significó nada para ella, pero tendrá que dejar los preparativos de su boda — Ahora Albert abrió los ojos como platos . —Candy firmo un contrato dónde se hace responsable de la publicidad del teatro. ¿Qué pasa?— Preguntó pues Albert lo miraba como si Terry hablará en otro idioma.

—¿De que boda habláis? —Albert por un microsegundo no entendía nada, de pronto se le encendió la bombilla. ¿Sería posible que Terry creyese, que quién se casaría, era..., Candy? Por un momento no supo si enojarse con su amigo. Aunque también tenía ganas de soltar una carcajada. Era obvio que Terry dió por seguro que candy era la futura novia, ¿Como diablos había llegado a pensar eso? Tubo que morderse la lengua, para no echarse a reír como un lunático.
— Hay mucho de lo que tenemos que hablar —dijo Albert para contenerse, y condujo a Terry a un buen restaurante. Cenaron y una vez más, Terry se maravilló de las diferencias entre esta vida y la vida aristocrática. Albert decidió ser un poco malvado antes de aclararle a Terry que la boda era de Archie y Annie, lo cierto es que quería saber si Terry aún amaba a Candy y además tenía temas importantes y muy delicados que tratar con él, que no podían esperar.

PERDONA MI GRAN ERROR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora