Capítulo 1 - Amelie Murray

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Eran alrededor de las 8 am. y ese odioso sonido comenzó a escucharse dentro de mi habitación. Con gran pereza, saqué mi mano y busqué el despertador hasta apagarlo. Lentamente me destapé, me senté en mi cama y me estiré.

Ya era hora de comenzar la mañana, me acerqué a la ventana para ver cómo estaba el día y era hermoso... el sol irradiaba calor y estaba perfecto para todo lo que tenía que hacer.

Me dirigí al baño y quité mi camisa de dormir de mi cuerpo muy delicadamente. Un pequeño escalofrío recorrió mi espalda por un momento, por lo que rápidamente di el agua y comencé a bañarme.

Terminé mi ducha rápido, ya que hoy sería un día algo apurado y muy ocupado. Me sequé el cuerpo con una toalla y envolví mi pelo con otra, me dirigí a mi pieza, y busqué una tenida cómoda y femenina al mismo tiempo.

Volví al baño, y sequé un poco mi pelo, luego me maquillé y bajé las escaleras.

No tomé desayuno, no acostumbraba hacerlo, solo tomé una manzana, busqué mi bolso, mi bicicleta y salí de la casa. Me puse a pedalear, mientras sentía la brisa del viento chocar mi rostro. Así llegué hasta el estudio, mi lugar de trabajo, el que me acogía día a día, donde tenía que posar continuamente para que los fotógrafos obtuvieran lo que deseaban. Estacioné mi bicicleta y entré al lugar.

- Hola Chirs, ya estoy aquí - dije sonriendo.

- Amy! - se acercó - vamos muchacha, es hora de comenzar la sesión, hoy es tu día - me abrazó.

- Bueno, será un día como los otros nada más, pongámonos a trabajar cuanto antes - nos dirigimos al estudio.

Chris era un chico joven, por lo menos, más que yo. Llevaba poco tiempo trabajando, pero aún así, era muy bueno en lo que hacía. Siempre me sonreía y ayudaba en todo lo que necesitaba.

- Entra Amy, los fotógrafos te esperan - abrió la puerta.

- Gracias Chris, eres muy amable - entré.

- Señorita Amelie, pase por aquí por favor, los maquilladores y vestuaristas la esperan - dijo uno de los fotógrafos.

- Está bien - sonreí y seguí el camino indicado.

¿Qué hice? La misma rutina de siempre, me maquillaron como quisieron, me dieron diferentes atuendos, y yo cumplí todo lo que me pidieron. Fotos por montón, el flash de la cámara encandilaba mis ojos a cada segundo. Era muy molesto, pero debía aguantarlo de una manera profesional y elegante. Sí, soy modelo. Lo soy desde los 5 años, mis padres son reconocidos por tener mucho dinero, por esta razón tenían muchos amigos empresarios, que constantemente necesitaban nuevos rostros que aparecieran en sus publicidades, así comenzó mi carrera. La verdad, es que jamás me agradó, pero el dinero me alcanzaba para vivir por mi cuenta, además, el aparecer en diferentes revistas, o afiches publicitarios, hacían que mis padres se sintieran muy orgullosos.

- Listo señorita, han sido horas agotadoras, pero ya hemos terminado, además, las fotos han salido perfectas - dijo uno de los fotógrafos.

- Bueno, ¿puedo retirarme? - pregunté delicadamente.

- Si, no hay ningún problema, gracias por su paciencia y profesionalismo - respondió.

- De nada, fué todo un placer - me retiré

Ahora venía la segunda etapa de la rutina.. quitarme todo. Ya eran alrededor de las 16:28 hrs. Tomé mi celular, y vi un mensaje de Alex, mi novio.. "Amy, almorcemos juntos, llámame cuando salgas del trabajo, un beso, te adoro". Dejé mi celular al lado, y de una manera suave y cuidadosa, me fui quitando el excesivo maquillaje de mi rostro. Cambié mi atuendo, y ya estando lista volví a tomar mi celular, sonreí para mí misma, marqué su número y le llamé.

Solo Quédate.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora