Capítulo 32

472 37 1
                                    

—Tú crees que me de el no definitivo? —Me preguntó Joan mientras comía la rebanada de pizza que tenía en su mano.

—Sabes lo que yo creo? —ella levantó su mirada, esperando a que respondiera— Creo que te ama con locura y que sólo se asustó por el ritmo de las cosas. Quieras que no, estos seis meses se pasaron volando, y estamos a un mes de el gran día. Es obvio que le iba a dar miedo. Si yo estuviera en su situación, estaría aterrada por lo que pueda llegar a pasar —expliqué.

—Tú odias el matrimonio —dijo ella con su boca llena de pizza.

—Así es, y es por ese mismo motivo... Y por otras cosas. Pero principalmente por eso.

—Tal vez no deba preocuparme tanto por eso, no? —me mira con esperanza en sus ojos.

—Sólo déjale un poco de tiempo para que se acostumbre al ritmo y luego se le pasará. Conozco demasiado a Fred, y te ama demasiado como para echar todo a perder diciendo que está asustado. Estoy segura de que en cualquier momento te estará llamando.

—Gracias amiga, necesitaba ésta charla. De verdad. Hace tanto que no tenemos una noche de chicas en la que nos desvelamos hablando de distintos temas —comentó reflexiva.

—Tienes razón. Hace mucho que no hacemos una pijamada y charlamos por horas.

—Oye... —dice Joan reclamando mi atención.

—Qué pasa?

—Nunca hablamos de lo que pasó con Christopher... Nunca me contaste exactamente lo que sucedió.

Me quedo en silencio por unos segundos, aunque ya había pasado un mes desde que todo se fue a la mierda, seguía creyendo que Christopher volvería algún día. Es difícil olvidar a alguien que te hizo tan feliz en tan poco tiempo.

—Debes desahogarte, Dul —dijo Joan tomando mi mano—. Yo sé que aún te duele, todavía estás guardando esa tristeza dentro de ti.

—Qué quieres saber? Sólo... Se terminó y ya...

—Pero, por qué? Nunca me has contado esa parte.

—Le conté que aborte, luego se fue. Pero, cuando volví a buscarlo al pueblo... Me quedó claro que me estaba dejando pero no por el hecho de que aborté, sino por algo más. Le pregunté si ya no me amaba, y me respondió que no —suspiré—. Y, aunque lo ame demasiado y desee tenerlo junto a mi, no puedo obligarlo a sentir lo mismo.

—Dulce, creo que te dijo que no te amaba solo para que te alejaras, lo poco que me has contado de Christopher me ha demostrado de que te ama y demasiado. Aunque sí tuvo comportamientos algo extraños, no creo que sean porque no siente amor por ti. No me dijiste que él también es agente secreto y que el hombre para el que trabaja es uno de esos que te vigilan todo el rato?

—Sí, pero no sé. Creo que no es tan así —digo algo insegura.

—Yo sólo te digo lo que presiento. Estoy segura que Christopher te ama, y si te dijo lo contrario, fue solo para protegerte de ese hombre para el que trabaja.

—Creas muchas historias en tu cabeza —le digo divertida.

—Tu trabajo es uno de esos que solo existen en las películas, nunca creí tener una amiga que sea agente secreto, lo siento por emocionarme por como es tu vida de película —dijo haciéndose la ofendida.

—Creo que tienes razón... —ella me mira confundida— Acerca de ambas cosas —aclaro—, no creo que Christopher, con lo intenso que ha sido lo que vivimos, haya dejado de sentir amor por mí tan de repente.... Necesito saber lo que sucede —digo más para mí misma que para Joan.

Se hace un silencio mientras pienso en cómo averiguar lo que está pasando con Christopher. Tal vez, el hombre para el cual trabaja es peligroso y por eso buscó alejarse diciéndome que no me ama. El silencio es interrumpido por el tono de llamada del celular de Joan, ella contesta y luego de hablar un rato con Fred creo, cuelga el celular y me abraza.

—Me dijo que lo sentía, que sólo se asustó por el ritmo de las cosas, que quiere que hablemos bien las cosas —explica Joan.

—Esto es normal. Una boda requiere de muchos preparativos, y quieras que no, uno se termina asustando y con estrés, pero eso no quiere decir que no quiera casarse y que no ame a su pareja.

—Lo dices por experiencia? —bromea y ambas reímos— Nunca entendí tu miedo al matrimonio.

—Oye! No es miedo al matrimonio, sólo lo veo innecesario para demostrarle amor eterno a otra persona.

—Pero uno cuando está enamorado no le importa que tan innecesario sea, hace todo para seguir demostrando amor a la otra persona.

—Puede ser, pero no en todas las personas. Por ejemplo, mi abuelo amaba con locura a mi abuela, y no se casaron, pero siempre se demostraron el amor que sentían haciéndole saber al otro que sería eterno sin necesidad de casarse.

—Buen punto. Pero el matrimonio es una forma de demostrar amor también.

—Hasta que se harten de ti y te ponga el cuerno.

—Ay! Dulce, por favor! No todas las relaciones terminan en engaño. A algunas se les va la chispa, a otras les surgen demasiadas peleas...

—En conclusión, nadie llega al final del matrimonio feliz e igual de enamorado que el primer día —la interrumpo—. Sé que no es lindo que tu amiga te diga esto a tres meses de tu boda con el amor de tu vida, pero es la verdad al fin al cabo.

—Está bien, respeto tu decisión acerca del matrimonio —dice y quedamos sumidas en el silencio por unos segundos—. Pero sigo creyendo que estás algo equivocada.

Suspiro, seguimos hablando un rato y luego miramos una película con la que ambas nos terminamos durmiendo. La alarma de mi celular suena a las ocho de la mañana despertándome, me incorporo poco a poco, tratando de adaptarme a la fuerte luz del sol que entra a través de mi ventana. Suerte que mi sofá es demasiado cómodo, si no, estaría sufriendo un dolor de espalda que me molestaría todo el día.

Me levanto del sofá y decido buscar a mi amiga, oigo ruidos en la cocina, entonces me dirijo hacia allí. Agradezco encontrarla haciendo el desayuno ya que mi estómago ruge ferozmente.

—Buenos días —dijo ella alegre y campante.

—Por favor, es muy temprano para que estés con tanta energía —digo siendo interrumpida por un bostezo—. Hiciste el desayuno?

—Sí, luego me iré a almorzar con Fred, para hablar bien las cosas —dice algo nerviosa.

—Tranquila, saldrá todo bien. Estoy segura. Fred te ama y demasiado —le digo intentando tranquilizarla.

Desayunamos y luego Joan se fue a su casa. Me quedé sola, en mi departamento, hoy no debía ir a trabajar, así que aproveché el día para consentirme un poco a mí misma, lo necesitaba después de todo.

Estaba relajandome en un exquisito baño de burbujas cuando mi celular vibra, seco mis manos y lo tomo para ver quién me había enviado un mensaje.

No sabes cuánto quisiera estar contigo en éste momento, linda. Te extraño.

Hace mucho tiempo que no recibía los mensajes de este número desconocido. Ya me había despreocupado completamente, pero ahora había vuelto.

—Sólo, déjalo pasar Dulce. Luego hablas con Arturo y buscas la formas de resolver todo esto de una buena vez —suspiré dejando de lado mi celular pero éste vuelve a sonar, esta vez es debido a una llamada entrante—. Hola? —contesto sin ver quién es.

—Hola Dulce —responde la voz masculina del otro lado—. Necesitamos hablar.

****
Hola!

Qué les pareció el capítulo? Dulce por fin buscará la ayuda de Arturo para descubrir quién le envía esos mensajes? Quién será el que la ha llamado?

Si les gustó, voten y comenten...
Las quiero! 💖
Besos! ✌😘

La Misión Secreta ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora