Diana repasaba otra vez el correo de Nick. Se había pasado la última semana, enviándole desesperados mensajes. Le había explicado el mal entendido, lo mal que lo había pasado por ello, y lo arrepentido que estaba por su actitud. Y aunque había sido difícil también para ella, no iba a desperdiciar aquella ocasión. Recordó lo que le había dicho su abuela, “no valoran lo que tienen hasta que lo pierden”. Nick había perdido el rumbo cuando creyó perderla, al menos eso le había dicho Esmeralda cuando hablo con ella. Ahora sólo tenía que ver hasta dónde era capaz de luchar para recuperarla. El plan estaba en marcha, y su corazón estaba en juego.
Después de la feria para ricachones de Mónaco, llegaron tres pedidos de motoras. De Arabía Saudí llegaban noticias de que podrían ser una buena lanzadera, había dos pedidos más y una larga lista de proyectos. Ahora Diana estaba en Australia, donde había establecido un punto de venta, y estaba contenta con las expectativas. China tampoco la había defraudado. Ahora sólo la quedaba su última tentativa, Seychelles. Mar y lujo, tenía que funcionar. Envió los informes a Alexia y esperó su confirmación para el nuevo proyecto. Le puso rápidamente en antecedentes, y su jefa estaba encantada con su planificación, así que no tuvo ningún problema en seguir el hilo de aquella trama.
Nick entró de nuevo en la página web de la empresa, parecía que era el mejor punto de referencia sobre el trabajo de Diana. Cada vez que habría un nuevo punto de venta, allí aparecía. “Su distribuidor más cercano está…” y ahí aparecía la nueva sucursal. Le gustaba ver su nombre en la página principal de la empresa, Gerente: Diana Livingston. Pero aquel día su nombre ya no estaba. Buscó por toda la página, hasta que lo encontró, responsable de relaciones internacionales. ¿Qué demonios significaba aquello?. Llamó a la empresa de Alexia, pidió explicaciones y finalmente le pusieron con el departamento de personal, donde le informaron de que la señorita Diana Livingston había sido reubicada. ¿Reubicada?, no entendía. Así que llamó a su padre.
- Papá, ¿me puedes explicar lo que está pasando?. Han trasladado a Diana.- Patrick soltó un suspiro.
- Sólo sé que me han hecho volver a Benson Boats, quiere que vuelva a la dirección.-
- Pero, ¿qué ha ocurrido?, todavía no ha expirado el plazo.-
- Mañana tengo una reunión con Alexia, puedo preguntarle.- Patrick intuyó el desasosiego de su hijo. – No sé lo que habrá pasado, Nicholas.- Nicholas, su padre sólo le llamaba por su nombre cuando le recriminaba algo. Sospechaba que él había tenido algo que ver con aquello, y no andaba desencaminado.
- Papá, necesito que vuelva.- agarró la mesa con las manos, intentando apropiarse de su firmeza. – La necesito.-
- Cuéntame lo que ocurre, Nicholas, y quiero la verdad, entera.-
- Vale.- dejó escapar el aire y le contó todo, con pelos y señales. De cómo había encontrado a la única mujer que con la que deseaba tener un futuro, y cómo de la manera más estúpida la había cagado. Patrick nunca había visto a su hijo tan desesperado, y supo que necesitaba todo su apoyo.
- Nick, será mejor que vengas mañana a la reunión conmigo.-
- Gracias, papá.-
- Ah, y Nick.-
- ¿Sí, papá?.-
- Ven preparado.-
- Sí, papá.-
Nick entendió perfectamente. Alexia era una mujer de negocios, había que hablarla en su idioma. Cifras, mercados y resultados. Si quería que Diana regresara a Benson Boats, tenía que convencerla de que la necesitaban. No sería difícil, había hecho un trabajo impresionante. Con los pedidos superarían los beneficios de los últimos tres años. Y aún no habían terminado el trimestre. Pero aquellos pedidos los había conseguido Diana fuera de la empresa, viajando, estableciendo y trabajando con los puntos de venta. Si, su padre seguía centrado en los clientes nacionales, pero su esfuerzo no le estresaba tanto, sabiendo que Diana cumplía con el exterior y cubría de sobra con el trabajo.
Nick comenzó a elaborar un completo informe, donde se demostrara con cifras la necesidad de que Diana volviera a ocupar el puesto de gerente de Benson Boats. Lo que más le costó en la universidad fue aquella maldita asignatura, nunca le compensaron los dolores de cabeza con los trabajos que conseguía. Así que meterse en aquel lío voluntariamente lo estaba sorprendiendo. Le costó una vida enfrascarse en aquella tarea, y más sabiendo que sólo tenía unas horas para hacerlo. Y lo peor es que tenía que ser el mejor trabajo de su vida.
El teléfono lo sobresaltó, era Jack.
- ¿Dónde demonios te has metido?.-
- En la oficina.-
- ¿A las diez de la noche?.-
- Tengo algo importante entre manos.-
- Ah,.. bueno… no sé entonces si será buen momento.- le sintió dudar al otro lado de la línea.
- Suéltalo, no me puede dejar más hecho polvo de lo que estoy. Llevo todo el día metido entre números e informes, tengo el cerebro hecho puré.-
- Bien, vale,… pues…-
- ¿Qué ocurre?.-
- Sabes que Esmeralda es amiga de Diana, y…- Nick se sentó nervioso en la silla.
- Al grano, Jack.-
- Parece ser que ellas hablan por teléfono y se le ha escapado, bueno…más bien la emborraché para sonsacarla…-
- ¿Qué te ha dicho?.-
- Que el árabe ese, la ha pedido que se case con él.- Nick se puso en pié mientras soltaba un grito ahogado.
- ¡¿Queeeeeeé?!. Hijo de….- un bolígrafo se estrelló en la pared.
- Eh, que yo solo soy el mensajero.-
- ¿Le ha dicho que sí?.-
- Tranquilízate, ella no está en Arabia Saudí. La última noticia era que estaba en Australia, sin el tío ese.- Nick se sosegó todo lo que pudo, que no era mucho.
- Tengo que hacer que vuelva.- Jack sabía que no había terminado de contarle cosas.
- Eh, hace unas semanas que ha pedido un traslado. Ha presentado un plan de viabilidad y creo que se lo han aceptado.- Nick sopesó sus opciones, tenía que echar el resto en la reunión del día siguiente.
- Jack, ¿podrías acercarte?, me gustaría que echaras un vistazo a mi informe, y me dieras tu opinión?. Siempre has sido mejor que yo en estas cosas.-
- Estaré allí en unos minutos.-
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El Club de las Damas 01- Volvemos al campo de caza
RomanceLa presa más difícil de atrapar es el hombre, pero si eres una buena cazadora, conseguirás atrapar la pieza que deseas. Tu no entras en el Club de las Damas, ellas te invitan a entrar, y cuando lo hacen, tus objetivos en la vida cambian. Antes sólo...