Kubo: —toca el shamisen y hace muchos mosquitos con las hojas de los árboles para defenderse— Tsuyoshi: ¿¡Crees qué eso va a detenerme?! —destruye los mosquitos con la Katana— Aún no tienes el control sobre la magia como lo tenía tu madre. No tienes lo que se necesita Kubo: Cállate... Leo: ¡No lo escuches, Kubo! —lanza una bola de fuego a Tsuyoshi— Tsuyoshi: —lo esquiaba— Es la verdad. Él jamás podrá ser tan fuerte como Sariatu o Hanzo —corre y se coloca detrás de Kubo— Kubo: ¡Te dije que te callarás! —toca el shamisen con tanta ira que el sonido derribó los árboles alrededor y dejando a Leo y Tsuyoshi tumbados en el suelo—
Leo: Kubo... —voltea a verlo— ¿¡Ah?! Kubo ¿qué te está pasando...? Kubo: —el escarabajo dibujado en su kimono empieza a brillar y el color rojo de este empieza a volverse azul— Leo: ¡Háblame! —intenta levantarse— Kubo: —le da la espalda y se dirige a Tsuyoshi— Dijo que nunca podré ser tan fuerte como mis padres. —se curan sus heridas— Es hora de demostrarle... ¡Que está equivocado! —suelta el shamisen—
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Tsuyoshi: ¿Qué fue eso? ¿¡Qué rayos fue lo que hicis...?! —mira al frente— ¿Eh? Kubo: —toma su Katana del suelo- Tsuyoshi: —se levanta— ¿Qué es eso? ¿Qué estas haciendo? Kubo: —se lanza sobre él—
—las Katanas chocan—
Kubo: Demostrándote quien es el más fuerte aquí Tsuyoshi: —Retrocede y vuelve a atacar—¿Qué es esta fuerza...? No entiendo. Su piel y su ropa ¡cambiaron de color! Leo: —Le arroja el shamisen a Kubo— Kubo: —lo atrapa y al tocarlo levanta la tierra haciendo un escudo—
Tsuyoshi: ¿¡Cómo pudo hacer eso?! —atraviesa el escudo de tierra con la Katana— ¿Eh? ¡No está! Kubo: —aparece detrás de él— Muy lento —lo ataca y logra hacerle un corte en la cara— Tsuyoshi: ¡Ahg! ¿En que momento se volvió tan rápido? Leo: —le lanza más bolas de fuego a Tsuyoshi— Tsuyoshi: Ese Idiota... ¡no puedo concentrarme si sigue lanzándome cosas! —va contra Leo— Kubo: —lo toma de la pierna— ¿A dónde crees que vas? —lo azota contra el suelo— Tsuyoshi: ¡N...No! ¡No puedes ganarme! Ya no puedo levantarme... Kubo: Acéptalo, se acabó —le da la espalda— Mejor vete Leo: ¡Kubo! —corre a abrazarlo—
Charro Negro: Se te acaba el tiempo, Leo
Leo: ¡Ahg! —se tira al suelo— Kubo: Leo ¿qué tienes? —mira sus manos— Leo, tus manos...¿Qué pasa? Nando: —llega con Kubo— ¡Leo! Kubo: Nando ¿Qué tiene? Sus manos están... Nando:No otra vez. El Charro Negro lo engañó de nuevo... Kubo: ¿¡Quién?!
