14◟

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Hubo un pequeño silencio y tras ello Mordecai se había lanzado contra Rigby, como un depredador hacia su presa, besándole y esperando a que el castaño le siguiera, cosa que no demoró. Moviendo ambos sus labios de manera suave como hasta ahora lo habían estado haciendo, sin embargo aquel beso estaba recargado de deseo e cariño.

Rigby le seguía el juego algo torpe, mientras que Mordecai bajaba sus manos a la cintura del más bajo, atraiéndolo más a este. Como resultado de lo anterior, el beso se profundizó, agotando ambos el escaso aire que ya tenían, separándose algunos segundos para volver con lo suyo, pero Mordecai comenzó a besar lentamente el cuello del castaño.

Como reacción a ello, el castaño empezaba a dotar suspiros que se convirtieron en jadeos silenciosos, dejándose llevar por aquella sensación, disfrutando al máximo cada caricia que podía recibir del peliazul. Toda la emoción se detuvo cuando Mordecai paro, dejándole con un sentir vacío.

⎯ Mord-do ¿T-todo está bien?⎯ preguntó con cierta incertidumbre Rigby.

⎯ Deberíamos movernos a un lugar más cómodo, mapache.⎯  respondió el otro, sentándose en el sofá de junto.

⎯ ¿Por qué? Aquí es muy cómodo.⎯ intento negociar, ya que a su parecer si lo era y no quería caminar hasta otra habitación.

⎯ Créeme que no va a ser tan fácil aquí.⎯ decía el peliazul, ahora ya parado, ofreciéndole una mano a su amigo para que esté le siguiera.

⎯ ¿Por qué he de creerte Mordecai? Estoy muy cómodo aquí.⎯ bromeo un poco con aquel tema, poco o nada le iba a servir su insistencia, de todas formas se iría junto a Mordecai.

⎯ Primero, porque jamás te mentiría.⎯ argumentó con una risa corta, alzando entre sus brazos al castaño quien aún yacía acostado, cosa que le tomo por sorpresa ⎯ Y segundo, porque no creo que quieras tener sexo en un lugar tan pequeño.

La sinceridad de Mordecai podía ser un atributo que Rigby amaba, pero esta vez, aquella sinceridad hizo que entrara en alerta, esa palabra le sorprendió más que otra cosa ; ahora se ponía a pensar seriamente lo que iba a hacer. Le estaba y le daría todo el consentimiento necesario a Mordecai, pero ello no le aseguraba que no sufriera en el intento. La curiosidad de Rigby era invasiva, era como una anestesia o más bien placebo que le ayudaba a estar más calmado, ya que de otro modo se hubiese desmayado de la angustia. No importaba que rol cumpliese, Rigby quería volverse uno con Mordecai.

Sin embargo, Mordecai había logrado hacer sonrojar a su amigo con sus palabras, tenía una risa victoriosa y un trofeo que yacía sobre sus brazos.

Caminando con Rigby en brazos hasta donde estaba la habitación principal, la de aquella hermosa vista de la ciudad, dejando caer a su chico sobre la tersa y gigantesca cama.

⎯ Rigby, sabes que puedes decirme si quieres detener todo.⎯ comentó Mordecai, viendo el semblante de preocupación en el rostro su mejor amigo, en un intento por calmarle.

⎯ A decir verdad tengo un poco de temor, eso no quiere decir que desista.⎯ hablo mirando hacia otro lado, en parte porque era algo relativamente vergonzoso o muy privado ⎯ Solo que...es la primera vez que haré algo así y la única referencia que tengo, es que puede ser doloroso.⎯ confesó Rigby, sintiendo como su corazón latía aceleradamente.

Confesión que por esta vez fue un choque directo contra el peliazul, había cosas que netamente no habían tocado, aún siendo mejores amigos. Una de ellas, fue si eran activamente sexuales ; sinceramente cuando ambos aún eran adolescentes tenían complicados debates de a que chicas besarían o cual les parecía más atractiva físicamente, pero de ello a pasar directamente a con cuántas o cuántos uno se acostó era diferente.

El sol en sus ojos ⌈Morby⌋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora