nuevas reglas

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    —No puedo creer que esté expulsado de mi propia casa, ¿quién mierda se cree? —seguía maldiciendo mientras guardaba su ropa en las maletas—. Oh pero algún día te caerá un autobús del cielo, maldita Julieth.

    —Deberías de concentrarte en guardar bien tu ropa en vez de maldecir a esa mujer, sí, quizá te quitó tu casa pero por eso te ofrecí la mía —Brian ayudaba a meter la ropa de Clare en una caja, Roger había decidido donar todas esas prendas a un orfanato. 

    —Ya no tengo elección, pero sabes que agradezco tu oferta y la aceptaré —guardaba con enojo la ropa, seguiría frustrado un buen tiempo. 

Ambos habían terminado de guardar todo en maletas y cajas; las cosas y papeles importantes las llevaba el rubio en su mochila y toda la ropa de Roger estaba en dos maletas pequeñas que cargaba Benjamin, Brian se encargó de cargar la caja donde se había guardado la ropa de Clare. 

Salieron de ahí, en realidad el enojo de Taylor se había vuelto solo frustración y poco a poco iba desapareciendo, cuando llegaron de vuelta a casa de Brian, los dos hombres ayudaron a subir las cosas a la habitación del menor. 

    —Más tarde te llamaré para que bajes a cenar, mientras acomoda tus cosas ¿si? —los mayores salieron de ahí, dejando solo a Roger. 

    —Ese chico es algo explosivo, ¿no lo crees? —dijo Ben mientras bajaban las escaleras.

    —No tienes permitido hablar de él en mi presencia, ¿entendiste? —se dirigió al sofá—. Aunque concuerdo contigo, quizá sea algo explosivo pero, ¿qué se podría esperar de un adolescente? 

    —Todavía no pasa ni una noche aquí y ya lo reclamas de tu propiedad, estás enfermo Brian. 

El rizado se levantó del sofá. —Cierra la boca, ¿quieres? Creo que es hora de que te vayas, tu presencia aquí sobra y además te veré más tarde en el Midnight. Adiós —lo empujó del hombro—, Benjamin. 

Siguió empujándolo hacia la salida, realmente Ben no ponía resistencia. Cuando por fin logró sacarlo de la casa, azotó la puerta provocando que Roger saliera a ver que pasaba.

    —¿Está todo bien allá abajo? —habló desde la puerta de su habitación.

    —Sí, era Benjamin... Él azotó la puerta al irse —mintió—, no es nada. ¿No tienes hambre aún?

    —Acabas de decirme hace poco que me llamarás a cenar, y son las seis. Podemos cenar ahora si ya tienes hambre. 

    —Bien, entonces ya ven a cenar. Antes de eso lávate las manos —caminó hacia el comedor, la mesa estaba lista y avisó a la servidumbre que sirviera la cena. 


Cuando por fin estuvieron sentados comiendo, Brian aprovechó para explicarle ciertas reglas

    —Bien Roger, esta será tu casa de ahora en adelante —tomó un poco de agua—. Pero aquí también hay reglas, la principal es mantener la casa impecable o por lo menos limpia. Odio el desorden y el ruido, así que si usas la televisión de la sala procura que esté en un volumen adecuado. 

El rubio asintió mientras seguía comiendo. 

    —También quiero que sepas que cualquier cosa que necesites puedes pedirla, siempre y cuando tu comportamiento haya sido correcto —volteó a verlo, el pequeño estaba concentrado en comer—. Después de las nueve de la noche debes estar en tu habitación y a las once revisaré que estés dormido. No dejaré que los fines de semana te despiertes tan tarde, más tardar a las diez tienes que estar desayunado y aseado.

    —Una pregunta, ¿podré tener vida social sin que intervengas o sin que me pongas un maldito horario? —bajó el tenedor haciendo ruido con el plato. 

Brian le dedicó una mirada para nada agradable. —No te permitiré que maldigas o que alces la voz de la manera en que le contestaste a tu tía Julieth, ¿de acuerdo Roger?

Rodó los ojos a la par que asentía. —Contesta mi pregunta, Brian.

    —La respuesta es sí, podrás tener una vida social. Lo que si no permitiré es que traigas personas a casa, mucho menos chicas. 

    —Que aburrido. Pero está bien, cumpliré con las reglas —se levantó del asiento, sin hacer ruido con la silla—. ¿Me puedo retirar, Bri?

Ese apodo, hace tiempo no lo oía. 

    —Claro, puedes irte. 

El chico corrió, se oyó después como cerró la puerta. 


(...)


Doce veinticuatro, Benjamin estaba demorándose más de lo usual. Hasta que vio una silueta acercarse, supo que era él y que por lo visto había corrido para llegar. 

    —¿Por qué mierda tardaste tanto? Sabes que odio lo impuntual que eres. Ya toma asiento.

Hizo caso, se sentó frente a él. —¿Para qué querías verme? 

    —¿Para qué crees tú? Dijiste que tenías lo que te había pedido, así que muéstrame la información —bebió un sorbo de la copa que tenía en la mano. 

    —Ah sí, —de la mochila que llevaba consigo sacó un folder color manila, que fue arrebatado por Brian— ahí e-está todo...

Lo abrió, dio un vistazo rápido al contenido y lo cerró. —Cumpliste, mereces seguir viviendo. ¿Y lo otro que te pedí? ¿Está hecho verdad? ¿Ella si murió? 

Ben bajó la mirada, sudaba frío debido al miedo que tenía cada que Brian le mencionaba ese tipo de cosas. —S-sí, ella está muerta. Y esta vez me aseguré que lo estuviera, manché mis manos con su sangre. 

   —Perfecto, después te pediré más cosas. Esto no acaba aquí.

La expresión de satisfacción en su rostro era espeluznante, ver a May sonreír de esa manera le aterraba más que cualquier cosa. 



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Volví del hiatus jaja(:

-Mike 🦢

❁  scandal ; maylor story [en edición!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora