Capitulo 7.

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-¡Despierta! -gritaron en mi oido.

-¡DEMONIOS! -abrí los ojos sobresaltada y me encontré con los rostros de Kathy, Sophie, Sandy y Luke.

-¡Feliz cumpleaños! - dijeron mientras ponian una torta negra con una vela de 15 al frente mio. ¿Hoy era mi cumpleaños? Mierda, si, hoy era 7 de Agosto. Había pasado tanto tiempo pensando en lo de Kathy y Santiago que me olvide.

-¿Gracias? –dije con una sonrisa fingida. La verdad es que odiaba mi cumpleaños, no solo porque no puedo tener uno normal, si no que me recuerda que en mi cumpleaños Nº 12 mi familia me arrastro hasta aquí y no me abandono. Al recordar eso, no pude sostener la sonrisa.

-Ey, ¿Qué pasa? –pregunto Luke

-Nada -dije mirando por la ventana. El día estaba hermoso.

-¿Tu familia? –preguntó Sandy- Cariño, ellos se lo pierden, algo esta mal en ellos.

Rei.

-Seguramente, ¿Es normal que le tengan fobia a mi locura? –Lance una carcajada y me dirigi al baño a cambiarme, mientras, escuchaba lo que nos contaba Sandy.

- Hoy pude lograr que les dejen el dia libre para poder disfrutar con Cath. Pero tu no Luke.

-¿Qué? –lo escuche decir- ¡Es injusto!

-Ana me dijo que no hasta que termines de leer ese capitulo. Asi que ve antes de que nos comamos toda la torta.

Cuando abrí la puerta vi como Luke salía corriendo hacia la biblioteca. Me dirigí a mi cama y las mire. Todas tenían unas sonrisas siniestras. Sabía que esto no iba a terminar bien.

-¿Qué tienen? –pregunte con desconfianza y miedo a la vez. Mire a Kathy y vi que tenia algo atrás suyo.  Mierda.

-¿Sabes lo que les hacen a las chicas cuando cumplen 15? –dijo Sandy. Me quede perpleja sin entender. Dirigí mi mirada a las manos de Kathy y en estas había una tijera y tintura para el pelo. M-I-E-R-D-A. Fui lentamente hacia la puerta pero Sophie me agarro y junto a Sandy me ato  una silla. Las mire incrédula mientras chocaban las manos. Ay no.

Media hora después fui liberada por estos seres diabólicos, fui hacia el espejo y casi me muero. Tenía todo el pelo rosa y azul cortado hasta la mitad de mi espalda. Las voy a matar. Me di la vuelta y estas salieron corriendo. Empecé a seguirlas y como no había desayunado me sentí mareada. Seguí corriendo hacia el patio hasta que choque con alguien. Caí al suelo y pude ver a Santiago, pero antes de poder hablar, no se si fue por el golpe, por no haber desayunado, o por los dos, me desmaye. No puede ser que mis encuentros con Santiago siempre terminen en desmayos…

Por Catherine.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora