IV. ¡Al Fin!

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Se me está cayendo la cabeza.

Cuando tienes sueño, pero no quieres demostrarlo, nunca en tu vida apoyes tu cabeza en una mano. Sobre todo cuando eres de esas personas que babean cuando duermen. Yo soy una de esas, así que tengo mi mano toda babeada. Espero que nadie se dé cuenta. Bueno, como decía, nunca apoyes tu cabeza en la mano cuando tienes sueño porque se te cae para un lado y puedes llamar la atención del profesor. O de cualquiera. Y yo ya le he llamado la atención tres veces.

Sé que te preguntas porque estoy como Zombie, y yo te lo voy a responder con una sola palabra. Fiesta de entre semana –son más palabras. Es una de las peores ideas, sobre todo si vas a una de la que no recuerdas nada. En serio, yo no recuerdo nada. Solo sé que al entrar a la casa donde era la fiesta, vi a Niall e intente acercarme para hablar con él, pero alguien me empujó hasta la supuesta pista de baile y luego lo perdí de vista. Y de ahí no recuerdo nada.

Espero que no haya hecho algo malo.

Ahora, a causa de esa fiesta que estuvo buenísima pero de la que no recuerdo nada, me estoy cayendo de sueño. En serio, he intentado cerca de cinco veces no cerrar los ojos, pero me pesan, juro que me pesan demasiado...

¡Ah, que delicia! Un descanso para mis ojitos hermosos. Ahora a contar ovejas rubias con guitarras en la espalda.

Una...Dos...

—Abbigail Abbington—Ah, una me está hablando—. Señorita Abbington, ¿puede abrir sus ojos y repetir lo que estaba diciendo?

—Jodete oveja fea y déjame dormir.

-:-:-:-:-:-

Lo bueno de la universidad es que no te castigan como en la escuela. De hecho, no lo hacen, porque se supone que todos sabemos limpiarnos el trasero mejor que cuando íbamos en la escuela y no deberíamos portarnos mal como un niño, pero digamos que cuando haces lo que yo hice en mi clase anterior, el profesor te jura odio eterno y te hará la carrera cien veces peor.

Y digamos que yo tengo el odio de uno, en estos momentos.

El profesor de la clase (del que ni siquiera recuerdo su nombre) me dijo que si, y cito con sus palabras, «Me había hecho mierda en una fiesta, no es necesario que asista a la primera clase de la mañana». Yo había hecho una mueca de disgusto. Me habían entrado ganas de decirle que estaba cumpliendo mi deber como estudiante, pero el tipo después dijo: «Si quieres saber lo que ocurrió en esta clase, puedes recuperarla».

Ese fue el pase para la alegría y el regocijo.

Salí corriendo del salón y me fui a encerrar a mi habitación. Mi cama aún seguía cálida cuando me acosté de nuevo en ella. Oh, dulce cama, ¿cómo puedes ser tan cálida y cómoda? Podías oírme ronronear si estabas cerca.

Pero la hora de la siesta adelantada se me acabó cuando me di cuenta de que llegaba tarde para la segunda clase y salí corriendo de mi habitación.

Esa clase también había sido mugrosa y aburrida, pero no se me cayó la cabeza. Ya había dormido lo suficiente para durar hasta la última clase. Después de eso iría a mi cama corriendo.

Y ahora, gracias a los Dioses del Sueño y del Odio al Estudio, estoy saliendo del salón de clases (y de mi última clase del día) más oloroso y caluroso de la universidad. En serio, había un olor asquerosamente horrible a cuerpo sudado y sin lavar. Asco.

Voy caminando hacia el patio, cuando oigo a mis espaldas una risa –esa risa en particular que estado buscando durante toda la maldita semana anterior y los primeros días de esta, para preguntarle al dueño de esa no tan armoniosa risa para que me enseñe a tocar la guitarra de una maldita vez. Me giro rápidamente y unos gruesos mechones de mi cabello me golpean en mi cara y entran en mi ojo derecho. Eso dolió un poco. Con desesperación, los quito de mi rostro y busco por el pasillo cuan robot asesino busca a su presa.

How To Play The Guitar; n.h auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora