❝Between Glasses❞ 🥀; Woosan 우산 || Omegaverse© ||

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-Vamos precioso, toma otra más.-

Se removió inquieto.

-Eso es.-

La voz de aquella persona.

-Me divertire mucho contigo.-

Apretó los ojos.

-Chicos, les presento a uno de los chicos más guapos de la Universidad.- Rieron.

Apretó las sábanas.

-No...no hagan eso.-

Sé quejó.

-Bien sabemos qué te gusta, putita.-

Sus lágrimas amenazaban con salir.

-Ah! Estás tan estrecho.- La primera estocada fue dada.

La primera lágrima fue derramada.

-Eres tan delicioso.- Sintió qué le lamian un pezón.

Sé tenso.

-Tiene una boca de puta gloria.- Alabó otra voz.

Sollozo.

-Vamos gime, di cuánto estás necesitado de ésta polla.- Abrieron sus piernas de par en par.- Eres una verdadera puta.- Le susurraron.

Giró su cabeza en todas direcciones.

-Estoy a punto.- Estimularon su miembro.

Jadeo ahogado.

-Ah~!.- Sintió una esencia correr por sus glúteos.- Joder.-

Pataleo tirando las sábanas a un costado.

-No sabes nada a lo qué te espera.- La voz desapareció, al igual qué la luz.

Despertó de golpe, con lágrimas nuevas cayendo sin ser consciente. Notó qué aún era de noche, por lo cuál soltando un suspiro, se paró tomando una simple frazada, colocandosela encima. Cogiendo su celular.

Bajó las escaleras con poco apuro, tratando de analizar lo qué había pasado. Llegó a la primera planta, caminando a la cocina, para luego salir por la puerta de rejilla qué se encontraba en la misma. Sintió la madera helada, creando qué mirará sus pies. Estaba descalzo.

Bajó la escalera del mismo material, sintiendo de nueva cuenta el césped helado por la garuga. Caminó hasta el huerto, aún sí sus pies ya no los sentía, encogiendose en la banca qué estaba al lado del invernadero. Prendió el móvil, cegandolo por un momento hasta qué se acostumbró, metiéndose en sus contactos.

Sentía qué era necesario. Marcó el número poniéndolo en voz alta, sintiendo su yugular latir rápidamente. Espero unos minutos.

La llamada fue atendida.

-¿Aló? ¿Quién es?.- Su voz se oyó ronca.

Se quedó callado.

-¿Aló? ¿Me puede decir quién mierda es?.-

Negó para sí mismo.

-Bueno, cómo veo qué no me dirá. Cortare.-

Llamada finalizada.

Se metió en sus rodillas. Estaba avergonzado, sus lagrimas se juntaron nuevamente, la única testigo de tal cosa era la luna y las estrellas. Se veía tan patético.