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La mañana siguiente Jongin decidió dedicarla exclusivamente al trabajo, todavía no había terminado de redactar el último informe y se prometió a sí mismo que lo tendría antes de marcharse a Seúl, aunque de por sí, a su todavía jefe de Daejeon, no le corría prisa tal informe.
Para poder concentrarse en condiciones, había apagado el teléfono desde que se sentó en su escritorio a trabajar. De momento, ya llevaba casi tres horas bien aprovechadas y se sentía bastante orgulloso de sí mismo, puesto que era sábado y debería estar descansando, pero esa mañana su concentración estaba mejor que nunca. Jongin tecleaba en su portátil con una sonrisa resplandeciente, pensando que quizás el motivo de que esa mañana hubiera despertado tan feliz y ahora estuviera rindiendo tan bien, era porque había recibido un mensaje de Chanyeol nada más abrir los ojos, donde le deseaba que pasara un buen día y le prometía que esa noche escalaría hasta su ventana para comerle la cara a besos. Jongin no podía estar más ansioso para que se hiciera de noche ya, y eso que solamente eran las doce del medio día.
Tecleó unas cuantas palabras más en el archivo del informe cuando de pronto le vino el sonido del timbre de la casa, el cual fue tocado con mucha ansiedad. Algo extrañado, Jongin dejó de escribir y puso el oído, escuchando los pasos de su madre acercarse hasta la puerta mientras el timbre seguía sonando. El moreno estuvo a punto de levantarse y bajar, pues la situación realmente era algo peculiar, cuando la voz de su madre lo detuvo en seco.
—¿Eres Chanyeol? ¿Qué haces tú aquí? —Casi no lo pudo escuchar debido a la distancia; sin embargo, el nombre del mayor llegó claro a sus oídos.
La sangre abandonó el rostro de Jongin en menos de un segundo en cuanto escuchó la voz de Chanyeol preguntando por él. ¿Qué narices estaba sucediendo? ¿Por qué Chanyeol había ido a su casa sabiendo que sus padres estaban allí? ¿Se le había ido la cabeza?
Con las piernas temblando y el corazón desbocado, Jongin bajó las escaleras a toda prisa, casi tropezándose por el camino.
Justo en la entrada de su casa se encontraban sus padres, con caras de pocos amigos; y al otro lado de la puerta estaba Chanyeol, con los ojos muy rojos y desorbitados. En cuanto le vio aparecer, a Jongin le pareció ver cómo el alto se deshacía poco a poco.
—¿Qué ocurre? Chanyeol, ¿qué...?
—Jongin, ¿es cierto que te mudas a Seúl?
—¿Cómo lo has...?
—¡¿Entonces es cierto?!
Sus padres se quedaron sin palabras al notar la desesperación en su ronca voz, al igual que Jongin.
—Dime, ¿es cierto? —preguntó ahora más afligido.
—Ven, vamos a hablar arriba mejor.
Sus padres se hicieron a un lado para dejar pasar al cantante, que siguió a Jongin escaleras arriba hasta su habitación. El moreno pensó que más tarde tendría que tener una larga charla con sus padres y no tenía ganas ningunas.
En cuanto cerró la puerta de la habitación, Jongin se giró para encarar a Chanyeol, que seguía con el rostro desconcertado.
—¿Pero a ti qué coño te pasa, Chanyeol? No puedes presentarte así sin más en mi casa.
Quizás se había dejado llevar demasiado por la sorpresa y la inseguridad, ya que usó un tono muy duro que hizo que la rabia de Chanyeol también hiciera acto de presencia.
—¿Y tú qué? Me has mentido descaradamente.
Jongin selló sus labios, no se le ocurría nada para poder rebatirle, ya que Chanyeol tenía toda la razón del mundo, le había mentido.
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La canción que nos une | ChanKai
FanficJongin fue abandonado hace diez años por su novio, Chanyeol, el cual se marchó a la capital para convertirse en cantante. Un día, escucha una canción de su exnovio en la radio, provocando que todos los hermosos y dolorosos recuerdos borbotaran de su...