Cita con los libros

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Daniela caminó con pasos decididos hasta la puerta de la casa de Jhonatan, pero algo impidió que siguiera avanzando

-¡Herbaceous! Cuánto tiempo.-Dijo tras acariciar al gran perro que se le había echado encima.

-Sí, al fin a vuelto del hospital canino.-Dijo Jhonatan abriendo la puerta de la casa y ayudando a levantarse a Daniela a quien el perro la había tumbado.

-¿Qué le pasa al final? -Jhonatan miró hacia abajo.

-Tiene sus años...

-¿Cuánto tiempo? -Dijo Daniela entendiendo el mensaje mientras le acariciaba la cabecita al animal el cual atendía a la conversación como si pudiera entenderlos.

-No lo sabemos, puede que unos años o puede que mañana, nunca se sabe.

Daniela entró en la casa seguida de Jhonatan y de Herbaceous.

-Bueno vamos a estudiar.

-Sip.

-¿De qué va a ser hoy? -Preguntó Jhonatan subiendo las escaleras.

-Música, necesito saber las técnicas, los siglos y los estilos nacionales, sumándole el luteranismo que es el protestantismo y el catolicismo y la religión anglosajona.

-Ok, es un temario extenso pero fácil

Jhonatan pasó casi una hora explicándole todo pero Daniela logró quedarse con ello y logró aprendérselo.

-En serio muchas gracias Jhonny.-Jhonatan sonrió.

-Hacia mucho tiempo que no me llamabas así.-Daniela miró a un punto fijo y sonrió.

-No te llamaba así desde hacía ya unos cuantos años.-Rio un poco y miró a Jhonatan a los ojos.-Eran buenos tiempos

Jhonatan se levantó y depositó un suave beso en los labios de Daniela.

-Vamos a descansar.-Oyeron un fuerte golpe y luego un sepulcral silencio.-¿Qué hace mi abuela? - Jhonatan se preocupó al ver que no había respuesta y bajo rápidamente encontrándose con su abuela viendo la tele.

-Perdón por el ruido de antes, estaba saltando los canales y no me di cuenta de lo alto que estaba el volumen hasta que se oyó el ruido.

-¿Está todo bien?-Preguntó Daniela entrenado en la enorme sala.

-Claro que sí.-Hizo una pausa.-¿Queréis ver la novela conmigo?

-Me encantaría pero le dije a mi madre que estaría a y media y son y veinte, perdón, un día quedamos para eso.- Daniela cogió sus cosas y miró u  segundo a la televisión, estaba viendo una telenovela muy famosa de la sexta.

-Espérame.-Dijo Jhonatan siguiéndola.- ¿Qué tal tu madre?-Preguntó una vez estuvieron fuera.

-Sigue igual, prefiero no hacerla enfadar, si no todo empeorará.-Comentó apenada.

Jhonatan unió sus labios en un cálido y largo beso.

-Chao, Jhonny.

-Chao Dani.- Daniela comenzó a reir.

-Hoy es el día de comentar los antiguos apodos.- Jhonatan sonrió ante el comentario.

-Eso parece...

Jhonatan volvió a abrir la puerta y se metió dentro.

- ¿De que es la novela abu?

-Va sobre una chica que encuentra un libro en su azotea y resulta que es un libro mágico y hace que se convierta en bruja y ahora está apunto de confesar la verdad a su amor.-Dijo la abuela.

-¿Puedo sentarme?

-Claro.- Respondió la abuela.

***🌫️💐🌫️***

La novela acabó. A Jhonatan le había parecido interesante pero un poco aburrida en algunas partes, todavía no comprendía como su abuela tenía ese espíritu adolescente.

-Una pregunta.- Jhonatan salió de sus pensamientos y le prestó atención a lo qué decía.- ¿Tu no tenías un libro sobre hechizos cuando eras pequeño en la guardilla?

-Ahora que lo dices sí, pero era más bien sobre alquimia y plantas, ya sabes para hacer infusiones de té de hierbas.

- ¿Crees que me lo podrías traer? -dijo la abuela apagando la televisión.

- Sí claro, tengo que buscarlo, voy a buscarlo ahora vuelvo.

-Estaré esperando.

Jhonatan subió aceleradamente a la guardilla de su casa y pronto posó su vista en una caja vieja y llena de polvo la cual tenía escrita en rotulador negro permanente "cosas de Jhonatan" y al lado el número 10 indicando la edad de las cosas que estaban ahí, busco la caja de los 9 años ya que no estaba muy seguro de donde estaba aquel libro.

Al final acabó bajando ambas cajas las cuales pesaban bastante.

Llegó a junto del sofá en el que estaba su abuela esperando y colocó las cajas en el suelo, se sento al lado de las cajas y empezo a observar el contenido de cada una de ellas.

-Jhonatan ¿ese no es tu primer triciclo?-Preguntó su abuela llena de nostalgia y recuerdos bonitos del ayer.

-Sí, me acuerdo que siempre iba tan rápido que me caía cuando las ruedas chocaban con alguna piedra en el camino.-Tocó el triciclo y buscó las pegatinas de Rayo Mcqueen que había puesto de decoración.-Me habían tocado en la tómbola aquel año que perdiste las llaves de casa en la feria.-Dijo Jhonatan.

-Dios, lo habíamos pasado fatal ese año, tu madre me iba matar si las volvía a perder, pero siempre he sido descuidada y tiendo a perder las cosas con demasiada facilidad.-Luego se rio.-Lo mejor de todo es que las llaves estaban en tu bolsillo. ¡Me las habías robado!

-Tienes razón, pero fue una travesura piadosa sin ninguna mala intención.-Dijo Jhonatan poniendo cara de niño bueno que no ha roto un plato.

Siguieron buscando el libro, pero no hallaban con él, habia de todo allí. Jhonatan estaba habriendo una mochila polvorienta de cuero.

Jhonatan y su abuela lo reconocieron al momento. Era su vieja cámara.

Él trató de ignorarlo, no quería regresar a aquel tiempo en el que había abandonado su ferviente pasión fotográfica.

-Deberías reconsiderarlo, ya sabes, lo de volver a fotografiar y eso.-Trató de convencerlo su abuela.

-No creo que deba, era algo que hacía de niño y ya, no es un buen futuro eso de hacer fotos, debería estudiar algo decente.

-Dios mio, este nietito que tengo, ni seas cabezón, se que te apasiona la fotografía y no quiero que niegues algo que es tan obvio.-Le revolvió el pelo a Jhonatan y sacó la cámara de la mochila, luego se la colgó a Jhonatan en el cuello.-Te gustaba tanto que después de todos estos años está en perfecto estado y sigue funcionando. A tu abuela no se le ponen excusas malas.

-Pero...

-Nada, hazme caso, yo se que serás feliz, yo siempre he sido una gran fotógrafa, y me enorgullecería tener un nieto que siga mi camino.-Le guiñó un ojo.-Bueno si no sabes que hacer llevátelo a tu habitación y piensa en ello. La decisión es solo tuya. - Jhonatan miró una vez más el pequeño objeto que colgaba de su cuello y asintió.

No estaba convencido pero dejaría la cámara en su habitación y de esa forma tendría a su abuela contenta aunque no la usara, sería una buena decoración pero de todas formas aunque no lo admitiera, sabía que la cámara no iba estar en la mesilla solo cogiendo polvo, esa pasión que sentía por la fotografía estaba despertando de nuevo, y venía con mucha fuerza.

Continuará...

Engaño entre espinasWhere stories live. Discover now