Corazón 1

747 38 4
                                    

Disclamer: Todos los personajes, lugares y parte de la trama, como todos sabemos, pertenecen a Rumiko Takahashi ^^ Por hoy, nos divertiremos con ellos.

.

.

.

-Corazones Distraídos-

.

1.

(P-chan)

¿Un Nuevo Rival?

.

P-chan, después de esperar durante varios minutos con los ojos firmemente cerrados, se atrevió a abrir uno y echó un vistazo. Akane seguía frente al espejo de cuerpo entero que tenía en la puerta de su armario, y por fin estaba totalmente vestida.

P-chan suspiró; una acción extraña para un cerdito, pues aunque es del todo probable que los cerdos puedan experimentar alivio, es inusual ver que lo manifiesten tan abiertamente. No tanto en el caso del pobre chico atrapado en el diminuto cuerpo del animal.

Pese a toda la basura que Ranma decía sobre él por supuestamente "aprovecharse" de su condición como mascota de Akane para pasar tiempo con ella a solas en su cuarto, P-chan nunca había sido deshonesto con ella. Sí, dormía con la joven y eso le gustaba. Le encantaba cuando los brazos de Akane lo estrechaban con dulzura contra su pecho o su cuello, aspirar su olor y sentir su cercanía lo llenaba de dicha y gozo. Pero jamás, en esos momentos de dulce intimidad, P-chan se rozó o tocó ninguna parte de la anatomía femenina de forma irrespetuosa; ni siquiera cuando sentía que el agarre de la chica se suavizaba al quedarse dormida.

Nunca. Ni una sola vez.

Y del mismo modo, P-chan (o más bien el chico que habitaba dentro de él) podía tener la conciencia tranquila en cuanto a ser un mirón. Seguramente Ranma se moría de rabia y envidia (y esto, ciertamente, sí le agradaba al cerdo) imaginándose al pequeño animalillo devorando con su inocente mirada el cuerpo de Akane Tendo cada vez que esta se desvestía en el refugio de su habitación. Y bien podría haberlo hecho, ¿habría tenido problemas por ello? ¡Por supuesto que no! Incluso podría haber tomado esos pequeños placeres prohibidos como una compensación por tener que cargar con tan vergonzosa maldición.

Pero no, P-chan no miró ni una sola vez.

Tenía la suerte de que Akane era de esas personas que se ponía a hablar consigo misma sin darse cuenta. Cuando se disponía a realizar cualquier actividad sentía el impulso natural de declararlo en voz alta, como si se diera ánimos. Y podía hacerlo puesto que estaba sola con un cerdito que no se lo diría a nadie.

Sí, Akane anunciaba todo antes de hacerlo. Incluso alguna vez P-chan la había oído decir: ¡Oh, vaya! Creo que me viene un estornudo... ¡Voy a estornudar! Y lo hacía, por supuesto. Era una manía encantadora que solo hacía que P-chan la adorara con mayor sentimiento.

Y como no podía ser de otro modo, Akane también anunciaba cada vez que se disponía a cambiarse de ropa. Eso le daba tiempo de sobra al cerdito para posicionarse de espaldas, cerrar los ojos o incluso enterrarse bajo la almohada. El resultado de esto era que, durante todo el tiempo que llevaba siendo la mascota de Akane, no la había visto en ropa interior ni una sola vez.

¿Por qué?

Porque el chico que habitaba en el cuerpo de P-chan tenía su honor intacto a pesar de todas las humillaciones recibidas en su corta vida. Había viajado mucho, conocido a todo tipo de gente y se había visto en vuelto en situaciones de lo más variopintas. Este chico, aunque despistado, había ido anotando en su mente una cierta variedad de enseñanzas recibidas de estas experiencias vitales; y la primera y más importante era: ser siempre honorable.

Corazones DistraídosWhere stories live. Discover now