Corazón 3

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Disclamer: Todos los personajes, lugares y parte de la trama no me pertenecen a mí sino a la cabecita prodigiosa de Rumiko Takahashi. Escribo para divertirme, sin ánimo de lucro.

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-Corazones Distraídos-

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3.

(Ranma)

¿Por Qué Es Tan Difícil?

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Era el día de San Valentín, de eso no cabía duda alguna. Ni siquiera a un chico tan despistado y despegado de las costumbres y tradiciones como Ranma podía pasarle desapercibido un día como aquel.

Y mucho menos aquel día de San Valentín en particular.

Ahora parecía algo muy lejano, pero realmente la locura por el día de los enamorados había comenzado apenas dos semanas atrás, en el instituto Furinkan donde él y su prometida estudiaban.

Enero aún no había terminado y las temperaturas eran bajas. Los días oscuros, las ráfagas de viento que cortaban la piel y los labios y los chaparrones repentinos fueron el escenario en el que el joven artista marcial empezó a percibir un revuelo extraño en su clase. Y si bien primero fue solo en su clase, no tardó en extenderse por el resto de cursos como una peligrosa pandemia.

Había sido algo muy particular. Allá a donde mirara, Ranma veía aparecer distintos corros formados por sus compañeras que se parapetaban tras cualquier esquina y juntaban sus cabecitas para cuchichear a gusto, asegurándose de que ningún pobre varón oía nada de lo que se decían. En principio, esto no escapaba tanto a lo que el chico estaba habituado a ver desde que llegara al instituto. Pero tenía una particularidad que lo hacía diferente a todo lo anterior.

Las risas.

Oh, sí. Bien que se aseguraban ellas de que todos oyeran esas risas.

Desde el principio a Ranma le pusieron los nervios de punta. Eran tan estridentes e irritantes que no entendió la razón por la cual sus compañeros y amigos se esforzaban por ignorarlas; ni siquiera lo comentaban entre ellos... aunque cada uno, a su manera, parecía intuir lo que estaba pasando. ¡Ni que fueran idiotas! Ni mucho menos podían ser impasibles ante esas risas que surgían del silencio, tan perturbadoras con un grito nacido en la noche más oscura, y que siempre parecían dirigidas a un objetivo concreto.

Los chicos empezaron a inquietarse, o eso pensó Ranma, pues eso fue lo que le ocurrió a él. ¡Y es que era tan desconcertante!

Un buen día podías ir paseando por un pasillo cualquiera, quizás pensando en el bocadillo que ibas a comprar durante el recreo, cuando al pasar junto a uno de esos corrillos sentías que varios pares de ojos caían sobre ti, provocándote un tirón en el estómago o una sensación punzante en la nuca. Los más sensibles bien podían detenerse y mirar en derredor, desconcertados; los más duros (o más vergonzosos) seguían caminando, haciéndose los indiferentes. Y cuando pasabas de largo y te creías víctima de un engaño de tu cerebro, empezaban las risas. Varias a la vez, a cada una más fuerte que la anterior. Y claro, ¿qué podías hacer? Empezabas a sudar, mirabas en busca de algún otro desgraciado al que endosar esas risas pero... al final te descubrías solo.

Volvías la cabeza y veías los ojos femeninos clavados en ti.

¿Qué quedaba después? Intentar huir sin que fuera evidente tu disgusto. Al menos eso era lo que Ranma había hecho. Aunque tenía que reconocer que, quizás, su apreciación del comportamiento de sus compañeras de escuela no fuera del todo compartido por el resto de chicos del Furinkan. Él mismo había sido testigo del modo curioso en que otros respondían a tanta atención; sonrojándose con gusto e incluso devolviendo sonrisas ansiosas a las chicas.

Corazones DistraídosWhere stories live. Discover now