Capítulo 13: Fiesta.

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Miro fijamente el sobre negro que tengo entre mis manos, tratando de descifrar las intenciones que hay detrás de el. Esta noche es la maldita fiesta y todavía no me decido, lo más probable es que este en el no que en el sí. Suspiro frustrada y dejo caer el sobre sobre la liza madera de el escritorio. Empujo mi cuerpo, hacia atrás y gracias a las rueditas de la silla, me deslizo sobre el suelo. Con mis pies hago impulso y comienzo a girar, mis pies siguen su trabajo y yo cierro mis ojos, al principio me mareo, pero me acostumbro a el ritmo de los giros y comienzo a disfrutar, el aire que se encuentra en mi habitación se azota contra mi cara, helando mis mejillas. Elevo mis piernas y los pies apenas rozan el suelo, giro y giro. Levanto vuelo, estiro mis brazos hacia mis costados y el aire recorre, libremente, mi cuerpo, los giros se van haciendo menos constantes y de apoco me voy deteniendo, hasta que dejo de sentir el aire azotándose contra mi cuerpo.

 Abro lentamente mis ojos, tratando de guardar la hermosa sensación de volar. Y frente a mí me encuentro con la biblioteca, repleta de libros, en uno de los estantes, un portarretrato descasa contra uno de los libros, su fondo es blanco y brilla por el reflejo de la luz que choca contra el grueso vidrio.

 Lo agarro, sabiendo de memoria con que me voy a encontrar, lo desarmo y deslizo por debajo del vidrio el papel blanco, dejando a la vista una foto vieja color mate, con los bordes arrugados, como si fue pasado por varias manos antes de llegar a las mías.

 Se encuentra mi papá de joven con una sonrisa, acunando entre sus brazos, a mi mamá igual de joven con una sonrisa de oreja a oreja sus manos están apoyadas, de manera cariñosa y protectora, sobre su vientre que tiene un gran tamaño, dónde me encontraba yo.
Sonrío, vuelvo a esconder la foto con el papel blanco donde en el centro dice en letras celestes hasta siempre. Coloco el portarretrato en su lugar. 

Veo como mi celular, vibra sobre las colchas negras de mi cama, perezosamente me levanto, y me tiro boca abajo con el celular en mi mano. Es una llamada de ¡¿Cassie?! ¿Desde cuándo me llama? MI mundo se está poniendo patas para arriba. Deslizo para contestar.

  No la dejo hablar-¿Que queres?-espeto.

-Ay ¿Así de malhumorada contestas todas las llamadas?-pregunta con su voz insoportable.

 Pongo los ojos en blanco.

-Anda a el grano-la apuro pierdo la paciencia con esta chica.

-Bueno, vos lo pediste-empieza-No quiero que mis ojos se pudran al verte en la fiesta, así que si no  queres que te mate, no vayas-¿Me está amenazando?

 Lanzo una carcajada, que me hace doler el estómago.

-A ver querida, a mí nadie me amenaza así que la que va a morir serás vos-respondo a su estúpida amenaza mirando con aburrimiento mis uñas.

-Vas a cagar la fiesta favorita de mi mejor amiga, con tu presencia y no quiero que la pase mal en su día especial-dice en voz baja, amenazante.

-Uh ¡Desperté a el toro!-comento sarcásticamente.

-No me conoces-espeta.

-Y no me apetece conocerte. Nos vemos en la fiesta-saludo.

 Escucho su grito de frustración con una sonrisa antes de cortar la línea. No me pierdo ninguna oportunidad de echar toda mi bronca que tengo hacia ellas y gracias a su "amenaza" me deja el paso libre. 

 Me fijo la hora en la pantalla de mi celular son las 6:30, genial tengo mucho tiempo de sobra, de un tirón me levanto de la cama y corro hasta la cocina, está en silencio, Mercedes todavía está fuera de la ciudad y Dorota no trabaja los fines de semana. Agarro un tarro de helado de  chocolate busco una cuchara sopera. Camino feliz con mi helado y me siento a ver Harry Potter 7 parte 2, mientras tanto devoro a mi helado. Un trueno resuena en la habitación, pego un salto, y la lluvia se desata, el viento ruge y veo desde la ventana las gotas cayendo sin cesar, el fino vidrio vibra por el viento y el agua se desliza por el suave cristal.
 

 La pantalla se pone en negro y aparece Harry Potter y las reliquias de la muerte parte 2 y se apaga la pantalla para dar lugar a los créditos, mi corazón se oprime todavía estoy en la fase de negación, Harry Potter sigue teniendo 9 años y no está casado con Ginny Weasley ni tuvo hijos. Suspiro, me fijo en la hora son las 8:30, gruño y me dirijo a pasos pesados hasta mi habitación.

 Saco de mi armario un vestido negro ceñido al cuerpo junto con mi campera de cuero y unos botines negros con tacón. Lo dejo sobre la cama y me acerco a mi pequeño tocador que consiste en una mesa negra, un espejo grande cuadrado a juego con una banca acolchonada del mismo color, me siento y abro un cajón repleto de maquillaje bien acomodado, hace cuanto que no lo uso, pero esta noche va a ser especial y para eso necesito la atención de todos, hoy Sally va a estar furiosa.

 Me maquillo los ojos con tonos claros junto con un marrón oscuro, me hago un deliñado de gato, me paso máscara de pestaña y me coloco en los labios un morado oscuro. Me ondulo el pelo y me cambio, me ato los botines y agarro una cartera negra brillante guardo el celular dentro, me miro una última vez en el espejo y lo me veo espléndida. Sonrío.

 Pateo vasos descartables que encuentro en mi paso, el pasto está lleno de papeles, cigarrillos usados y paquetes de estos. La música se escucha desde varios metros de distancia, la mansión está sumamente iluminada y en la entrada las personas se amontonan para entrar. Empujo a la gente para abrirme paso hacia la puerta donde está Sally seguida de sus perritos falderos, lleva un vestido violeta que marca sus curvas y un recogido informal que deja algunos mechones dorados descansar a los costados de su cara cubierta por capas de maquillaje. Cuando me ve su expresión de felicidad cambia por una de sorpresa, se acerca corriendo como puede con los tacos de quince centímetros y me rodea con sus finos brazos para estrecharme contra su cuerpo huesudo. 
¿Me está abrazando? ¿Sally me saluda con un abrazo y no con una mirada de desprecio y asco? Voy a vomitar, puedo ver la mirada de odio disimulada en una sonrisa falsa por parte de sus seguidoras, les muestro mi hermoso dedo del medio y me desato de los brazos de Sally.

-Pensaba que no ibas a venir-comenta con una sonrisa.
Apenas le muestro una pequeña sonrisa falsa.
-Te equivocaste.
-Como siempre-susurra con los ojos clavados en en el piso.
Suspiro y lo dejo pasar, esto se está volviendo muy incómodo, con la mirada de odio de sus amigas y los chismosos al rededor nuestro, no ayuda mucho.
Sin decir ninguna palabra la rodeo y entro a la casa, los adolescente que se encuentran en la sala, se giran para clavar sus ojos sorprendidos en mi, nadie me esperaba, sonrío y bajo los escalones. 

La música se baja y su voz sale de los parlantes.

-Hola-empieza Sally-tamborilea el micrófono para conseguir la atención de todos, pero sus ojos se encuentran clavados en mí, veo como su tic nervioso del ojos aparece, sonrío. Sally odia que no le presten atención, más si se encuentra en una tarima en la espera que los ojos de los espectadores se concentren en ella.

Se aclara la garganta y prosigue con una sonrisa falsa.

-Bueno, en las mesas ya están las pizzas y a las nueve el bar va a abrir. Gracias por su atención-dice con los dientes apretados.

Se baja de la tarima y habla con chicas que se encuentra, todos comienzan a bailar al ritmo de la música. De repente alguien, con brusquedad, me agarra del codo y me zarandea, sus uñas se clavan en mi piel y no me impresiona si deja algunas marcas, me encuentro a Cassie largando humo por los oídos. Comienza a hablar pero entiendo a partes por lo fuerte que está la música.

-¡¿Qué?!-grito sobre la música.

Resopla y vuelve a hablar, hago un gesto que no le entiendo por la música, veo como se pone nerviosa, río en voz baja, sabía que iba a reaccionar así. Me tironea del codo, para llevarme a algún lugar dónde la música no se escuche tanto, pero no tengo ganas de perder mi tiempo, quiero divertirme. Me deshago de su agarre y vuelvo a la pista de baile disfruto de cada acorde de las guitarras y dejo que la voz de la cantante me lleve. Salto y muevo mi cuerpo al compás de la música, pero alguien me tironea del brazo y a rastras me aleja de la multitud.

Corazón de acero © EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora