Two souls ||Nero (dmc 4 & 5)||©

I

Envolvía a Nero entre mis brazos, llevé mi mano a su cabeza y con ese simple movimiento lo invité a tranquilizarse hasta que nuestras rodillas tocaron el suelo.
Podía sentir como temblaba y escuchaba sus sollozos, los cuales trataba de reprimir sin éxito alguno.
El cuerpo de su amada se encontraba tendido en el suelo, envuelto en un gran charco carmesí. Mientras Nero ocultaba su rostro entre mi cuello, yo acariciaba su cabeza en forma de consuelo, aunque sabía que ni con esto, ni con nada sería suficiente.

Compartí una mirada triste con Dante, antes de que este caminace hacia Kyrie y la cargara entre sus brazos, me miró e hizo una señal con la cabeza indicándome que era tiempo de irnos.

-...Nero, debemos irnos....- susurré.

Me levanté y le tendí la mano a mi compañero, pero este continuaba de rodillas y con la cabeza agachada, coloqué una mano sobre su hombro pero este se apartó.

-Vamos niño, si no salimos de aquí tendremos problemas...- Presionó Dante y se dirigió a paso rápido hacia la salida con Kyrie en brazos

-Lo lamento mucho....- me dí la vuelta y caminé detrás de Dante. Miré hacia atrás un par de veces, Nero caminaba lejos de nosotros, tenía la capucha puesta y no apartaba la vista de sus pies.

Dante tenía siempre un chiste o comentario inapropiado para cada ocasión, sin embargo, esta vez, todo el camino a casa era silencioso, nadie se atrevía a decir nada, aunque no quisiera admitirlo, de alguna manera cierto dolor comenzaba a apoderarse de mí.

***

-¡Qué los necesito con vida!- gritó Agnus levantando ambos brazos, claramente irritado.

-Lo lamento ¿Está bien?- respondí molesta -El imbécil iba a atacarme...

-¿Y tú crees que con un "lo lamento" basta? ¡Yo te he convertido en lo que eres!...

-¡Deberías tenerme más respeto!- completé la frase junto con Angus, ya sabiéndola de memoria.

Tomé aire y suspiré para recuperar el aliento, después limpié el sudor de mi frente con el dorso de mi mano

-¿Ya puedo descansar? Llevamos un largo rato haciendo esto...- miré a Agnus con impaciencia.

-Si, d-d-d-d-descansa, yo tengo que ir a ver a eminencia- mi contrario me miró serio -¡Solo recuerda llegar a tiempo a la ceremonia!- agregó antes de darse la vuelta y dirigirse a la salida del laboratorio.

-Pff... Si, como sea- murmuré pasándome una mano por el cabello.

Mi historia comienza aquí en ciudad fortuna, no tengo información sobre mi nacimiento o quienes fueron mis padres, solo sé que desde que tengo memoria, he de cierta forma pertenecido a la orden de la espada, y digo de cierta forma porque toda mi vida me han tratado como un experimento, Agnus es quien se encarga de mí, a lo largo de estos años el muy desquiciado me ha alterado genéticamente, no tengo superpoderes ni nada así, es más habilidad en cuanto a reflejos y rsistencia más que nada. Nada de otro mundo.

Siempre solía ignorar todos aquellos principios que la orden seguía, ¿porque creer en algo que las personas que me han quitado mi libertad predican? Mantenían sus verdaderas intenciones lejos de los ciudadanos, engañaban a todos, les hacían creer que eran los buenos cuando lo único que atraían era el desastre.
En cuánto a mi nombre, no tengo uno como tal, me han llamado "experimento" me han llamado "proyecto" y en algunas ocasiones también me han llamado "basura" así que el cómo me llame no es algo de
relevancia.

Tras estár un rato buscando algo que hacer, debido a que no se me permitía salir del laboratorio sin autorización, pude escuchar cómo la gran cantidad de gente comenzando a reunirse en la catedral, así que me dirigí para allá, el llegar a tiempo me evitaría un regaño por parte de Agnus o alguien más. Tomé uno de los asientos que aún quedaban libres, por alguna razón este día había más gente que de costumbre, levanté una de mis piernas y la posé sobre la otra, después me recargué sobre el respaldo del asiento. Una chica castaña y con un largo vestido blanco apareció sobre el escenario, lucía nerviosa, recorrió la mirada por todo el público como si buscara a alguien para después entrelazar sus manos sobre su pecho y comenzar a cantar de forma dulce. Yo la observaba atentamente, lucía una figura delgada, unos ojos obscuros y unos labios naturalmente rosados. Era realmente bonita y además tenía una bella voz.