N.Autora.
La lluvia caía una vez más, cubriendo con grandes nubes grises y oscuras todo el santuario desde hace cinco días ni el sol era capaz de aparecer por esta gran lluvia.
Athenea se colocaba sus piezas de oro, y tomaba con fuerza su báculo para dirijirse a su trono. Sin más, un caballero de oro aparece habriendose camino entre la alfombra roja que cubria el tapiz.
- Aioros, a que has venido en mi búsqueda? - Hablo la de cabellos largos y morados.
- Athenea, hay espectros merodeando cerca de algunas aldeas y pueblos serca de aquí. Eso sin incluir que se están presentando muertes de todo tipo, la má común es la muerte por derrame cereblar. -Expuso Aiorios con suma paciencia.
- Aioros, manda a llamar a Camus de Acuario.
- Señorita, déjeme encargarme de esto.
- No Aioros, manda por Camus,estoy segura que el sabra que hacer.
Con un poco de dudas en mente, el caballero de Sagitario se retiro. El santuario estaba en una atmósfera densa, como si gritos salieran de las paredes por las noches, la antigua Atenas se estaba llenando de un apeste horrible, lo peor de todo, es que dicha diosa no pareciera mostrar importancia.
Las preocupaciones la estaban carcomiendo por dentro a la peli lila, no sé había involucrado en tan tensas guerras como la que estaban pasando estos día, pareciera que todo marchaba a la normalidad, pero no era así, el santuario se vri sumergido en una nube gris de revueltas.
En otra tierra, obscura y agria, un hombre de una aparencia de almenos 28 años, se cubria su espalda con una capa negra, viéndose en el espejo pudo notar la diferencia en su rostro, no solo era la gracia que le movía sus caracteres si no las ganas por que ese día, de revelación pudiera llegar.
Sus dedos tomaron la punta de la capa abrochandola con un botón dorado y poniendo una pieza plateada, contaba el tiempo que no miraba la luz del sol.
El pelinegro soltó un suspiro de entre sus gruesos labios color canela mirando al techo el cual lucía pintado con figuras astropomorficas y seres oscuros, más atrás se lucia una cama con cuatro estrellas, que dejaban caer cuatro telas guindas en bobleses anchos.
Aun en su tipo transe alguien tocó con un sonido leve a la puerta.
Pandora había llegado diciendo - Mi señor, la cena esta servida.
- Ya salgo - Contestó el mencionado bajando la voz.
En un leve intercambio de palabras, el llamado salió por la puerta ancha y grande, dando un recorrido, se detiene frente a dos grandes puertas oscuras algo desgastadas pero con un decorativo elegante y antiguo.
Al abrirlas, se pudo apreciar una mesa larga algo típico de antes y hoy, Hades tomó asiento en el cabecera de esta para empezar a comer con lentesa.
A lo lejos, un minusioso sonido agudo comenzó a escucharse, la melodia que enpezaba a tomar ritmo estaba compuesto de un arpa y flautas, era un sonido envolvente y clásico.
- Aiocos,. -Dijo en tono de orden el hombre de la mesa.
- Aquí presente señor - Respondió Aiocos.
- Has terminado tu trabajo? - Volvió a decir el mismo hombre.
- Le aseguro que para mañana callendo la tarde las clasificaciones habrán terminado
- Que hay de los caballeros de Athenea?
- No parecen preocupados, ni siquiera se han visto interrumpiendo nuestros planes.
- Bien, puedes irte.
Aiocos con sumo cuidado abandonó el lugar diciendo - Con su permiso.
Aiocos se retiro con una reverencia, dejando a un Hades, pensativo.
Por qué Athenea no estaba tomando guardia?, tal vez por que sabía que hasta con los más mínimos intentos no podría ni siquiera defenderse.
Hades tomó con un movimiento una copa de metal, que permanecía ante su vista, junto sus labios con los de la copa, y dejó entrar el vino color carmesí a su boca, ante el tacto del paladar con el líquido carmesí, vino a su mente la palabra sangre, y la sensación de querer probar un par de labios, un beso (?), cuantos siglos han pasado desde la última vez que beso a alguien?
Entonces en medio de una aludía, Hades se vio sumergido en sus recuerdos.
Solo podía recordar, una noche en la mitología, cuando aún no poblaban los humanos la tierra entera, su noche libre comenzaba con una caminata bajo la luna, era quella vez cuando sus pies por fin sentían la tierra, y sus ropas se arrastraban cuan trapo viejo.
Dados dos pasos más, se detuvo, observó con paciencia la calle con arbustos, esta vacía, cuando un ruido le alarmó, solo alcanzó a percibir a un chico caer de un árbol sobre el, quien pensaría que esa noche su primer beso sería a causa de un accidente y más aún viniendo de un mozo.
Abrió los ojos mirando unos cabellos rebeldes sobre el, sus labios estaban comprimidos con los del otro, frunció su ceño con molestia y tiro a unos pasos lejos de él al tipo.
No tomando importancia a lo sucedido se marchó de allí, mucho menos del donante de su beso.
Su cabeza comenzó a punsar por el recuerdo, pero a pesar de aquella no olvidaría el cosquilleo en sus pómulos por el acto.
Ciendo aquel recuerdo parte suyo, prefirió dejarlo así.
Se lavanto terminando de comer, limpio su boca y se dirijó hacia las mismas puertas.
-En un Santuario-
Un peliazul se presentaba con una reverencia ante su Diosa, quien respondió.
- Camus, necesito que investigues todo lo referente a las muertes, hay espectros de igual manera en estos pueblos.
- Athenea, con mucho respeto yo le digo, esta observando la situación en la que estamos?, Hades ya...
- Se a lo que te refieres, Hades me tiene en sus manos, ni librando mis día de guerra, podré ganarle, pero rendirme no es una obción!!!. Pese a lo que pese, debe de haber algo que nos cubra.
- Pero sabe que si no hacemos nada perderemos y que si nos defendemos o atacamos de igual manera perderemos?
- Pero no estoy dispuesta a dejarle ganar y que todos sufran a causa de un error?, no, eso no es digno de nosotros, Camus! Necesito toda la información necesaria respecto a lo que está sucediendo.
- Esta bien Athenea.
Camus se retiro después de dicha orden, mientras tanto en el santuario seguía una lluvia humedeciendo hasta las más duras rocas. Hacia un frío terrible, como los inviernos pero esta vez, los climas parecían confundir a todos.
Pero no a escorpión, un caballero llamado Milo. Santo dorado y fiel a Athenea.
Escorpión miraba por una ventana, no tenia su armadura puesta, simplemente su típica ropa de entrenamiento, su cabello largo y morado estaba atado a una colecta muy fuerte mente. Sus cabellos no parecian ser cuidados por el dueño.
- Pero hasta cuando piensa seguir así?
Dijo con molestia en su tono, pues la lluvia no era una de sus favoritas, este prefería caminar y salir ya sea para pasear o ir a las aldeas. Pero bien sabía que algo extraño estaba sucediendo.
Mordió su manzana con fuerza, mientras que unas gotas de jugo brotaron para resbalarse por su barbilla, con el ceño fruncido se alejo de la ventana a su cuarto personal, donde se tiró tras comerse la fruta.
Cerró sus ojos cansados y su mente, ya cansada de maldecir por todo esto. El cielo se cerraba dejando caer unas últimas gotas para dar por terminada la lluvia del día.
Un día a la vez.
Continuara/ esposadearies :3)
Gracias por leer.
Corregido ✔️ [8 - octubre]
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Bajo mi techo (Hades x Milo)
FanfictionLa caída del reino de Athenea estaba próximo, Hades, el rey del inframundo por primera vez en siglos, sus planes habían funcionado, un nuevo mundo estaba cerca de los caballeros de oro. Ni el legendario pegaso sería capaz de derrotarlo. Ni la unión...