Capitulo 13: moriremos solos

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—Creo que todos sabemos que pasa ahora. Y la verdad es que tenemos que estar juntos en esto, porque si no, moriremos solos. Tenemos que confiar entre nosotros, porque no hay otra manera de sobrevivir. No les pido que seamos amigos, pero les ruego que seamos aliados. Y buenos aliados. No lo que teníamos hasta el momento de "intentemos matarnos un poco menos". —Hablé con seguridad luego de la cena. —Necesito saber qué estamos juntos en esto, porque si uno cae, vamos a caer todos. 

—Bueno, eres buena dando discursos. Estoy contigo. —Dijo Genevieve. 

—No podría conceder otra forma. —Acordó Alaia. 

—Yo estoy contigo desde que saliste de mí oficina. —Hablo sonriente el vampiro. 

—¿Desde que salí?

—Oh, sí. Cuando llegaste parecías insufrible. —Dijo para terminar con una sonrisa traviesa. Todos reímos. 

—No es necesario decir que estoy contigo hasta el fin del mundo. —Le sonreí a Kate.

—Entonces, propongo que cuando esto termine, hagamos una alianza, un acuerdo, dónde de verdad convivamos, y no solo nos toleremos. Después de todo, no somos humanos para aislarnos, ¿no es así? —Todos en la habitación reímos.

—Tu esposo es humano. —Acotó Kate. 

—Es un no lobo. Cosas muy distintas. —Me apresure a responder. —De todos modos, propongo un brindis por una nueva y mejor alianza. Mientras brindabamos y bebiamos, vi la mueca de Kate. No creo que le guste demasiado. 

—Creo que todos sabemos que pasa ahora. Y la verdad es que tenemos que estar juntos en esto, porque si no, moriremos solos. Tenemos que confiar entre nosotros, porque no hay otra manera de sobrevivir. No les pido que seamos amigos, pero les ruego que seamos aliados. Y buenos aliados. No lo que teníamos hasta el momento de "intentemos matarnos un poco menos". —Hablé con seguridad luego de la cena. —Necesito saber qué estamos juntos en esto, porque si uno cae, vamos a caer todos. 

—Bueno, eres buena dando discursos. Estoy contigo. —Dijo Genevieve. 

—No podría conceder otra forma. —Acordó Alaia. 

—Yo estoy contigo desde que saliste de mí oficina. —Hablo sonriente el vampiro. 

—¿Desde que salí?

—Oh, sí. Cuando llegaste parecías insufrible. —Dijo para terminar con una sonrisa traviesa. Todos reímos. 

—No es necesario decir que estoy contigo hasta el fin del mundo. —Le sonreí a Kate.

—Entonces, propongo que cuando esto termine, hagamos una alianza, un acuerdo, donde de verdad convivamos, y no solo nos toleremos. Después de todo, no somos humanos para aislarnos, ¿no es así? —Todos en la habitación reímos.

—Tu esposo es humano. —Acotó Kate. 

—Es un no lobo. Cosas muy distintas. —Me apresure a responder. —De todos modos, propongo un brindis por una nueva y mejor alianza. Mientras brindabamos y bebiamos, vi la mueca de Kate. No creo que le guste demasiado. 

(...)

—No me gustan. —Me dijo Kate con una mueca de desagrado. 

—Lo sé.

—Y de todas formas…

—Es lo correcto. —La interrumpí. Resopló mientras rodaba los ojos. 

—No me gustan. —Insistió. 

—Ahora estás repitiendo. 

—Cállate. —Me respondió mientras se cruzaba de brazos. 

—De veras, son amables y además, no quiero que seas su mejor amiga. Te estoy pidiendo que trabajemos juntas. —La cazadora suspiro. 

—Bien. Lo haré. 

—Gracias. 

(...)

Entrenar con Alaia era algo… triste. Me daba pena que la reina terminará tan golpeada pero era necesario. 

—¿Estás bien?—Pregunté preocupada. 

—Sí, por supuesto. —La ayudé a levantarse. 

— Trata con esto. —Dije dándole un cuchillo. 

—Estoy un poco asustada de apuñalarme a mí misma. —Me reí. 

—No va a pasar. 

(...)

Una semana había pasado. Estaba preocupada. Debíamos impedir que los afectados llegarán a poblaciones humanas. Estaba lista con todo tipo de cuchillos y armas de fuego. Cuando escuché los pasos a lo lejos, supe que estaban cerca. 

—¿Lista?—Le pregunté a Kate. 

—Siempre. —Le sonreí. 

(...)

La sangre se sentía algo pegajosa pero eso no impidió que siguiera luchando. Sentí un dolor en una muñeca, luego en la otra. Inmediatamente lo sentí en mis tobillos. Eran una especie de de flechas que se abrían y tenían una soga al final. Cazadores. El dolor era grande pero cuando empezaron a tirar un grito salió de mí garganta. La sangre salía a borbotones. Perder tanta me estaba debilitando. Me recordó a cuando nacieron mis hijos. No se sentía mejor. Gruñí pero casi no me podía mover. Las cosas se pusieron un poco borrosas. Justo cuando pensé que no resistiría más, sentí que dejaban de tirar de las cuerdas. Lo suficiente para moverme. Kate. Ella las había cortado y ahora se paraba frente a mí en una posición defensiva. Con un gruñido arranque las flechas. Ya que eran cazadores, las heridas no sanaron. Caí de rodillas. Mierda que dolía. 

—Hey. —Dijo Kate ayudando a levantarme y apoyarme en su hombro. —Vamos, eres muy terca para morir aquí. —Solté una pequeña risa. Logré ver a alguien acercándose a Genevieve por la espalda. De alguna forma logré correr hacia ella. Si bien la espada generó varios cortes profundos, logré ganar. Escuché un grito familiar detrás de mí. Me gire. Kate. Una flecha atravesó su abdomen. Y sangre salió de su boca. Ella cayó antes de que pudiera alcanzarla. Me agaché sobre su cuerpo y levanté su cabeza de forma de que reposara en mí pecho. Puse mis manos sobre la herida, alrededor de la flecha. Intenté curarla pero yo misma estaba tan herida y había perdido tanta sangre que estaba demasiado débil para lograrlo. Grité. Más fuerte de lo que lo había hecho en un largo tiempo. Los afectados estaban casi reducidos. En unos minutos las otras reinas y el rey se acercaron. 

—Estoy drenada, no puedo sanarla. —Dije escuchando su latido debilitarse. Gen suspiro.

—Quizás yo pueda. Vamos. —Empezó a caminar. Intenté levantar su cuerpo pero al ponerme de pie me tambalee. James puso una mano en mi hombro y luego tomó a Kate de mis manos, comenzando a caminar. 

Larga vida a la reina U.C.A#3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora