Everlasting [KaiSoo]

Capítulo 3

A JongIn jamás le había quedado del todo claro porqué enamorarse de alguien de su mismo sexo estaba mal visto, pero así lo habían criado. No entendía por qué la palabra "maricón" era utilizada como un insulto y como calificativo de debilidad hacia un hombre, pues desde pequeño había tenido claro que aquel mote lo utilizaban para llamar de forma despectiva a esa minoría escondida de la sociedad que profesaba su amor de manera distinta a la escrita en los libros.

¿Por qué ser homosexual era algo malo? Nunca lo había tenido claro, y a medida que fue creciendo, le fue quedando mucho menos claro el motivo.

Lo único que sabía con certeza es que debía aparentar frente a todos ser una persona que no era realmente, quedándose callado cuando sus padres le concertaban citas con hermosas muchachitas de buena familia y fingiendo que era un hombre poco caballero para espantarlas y que fueran ellas mismas quienes se negaran a una segunda cita. No quería casarse con una mujer, no le gustaban las mujeres.

En la época de 1908, a los dieciséis años, cuando conoció a KyungSoo, entendió que le atraía mucho más una mandíbula perfilada y una cadera estrecha que la silueta curvilínea de una mujer.

Fueron tiempos difíciles, vivir a diario fingiendo ser una persona completamente distinta para no ser la decepción en su familia, teniendo solamente dos hermanas mayores ya casadas y que le habían dado sobrinos preciosos, sus padres tenían para él grandes ambiciones siendo el único hijo varón que habían logrado concebir.

JongIn piensa que dedicarse a la milicia había sido una decisión tomada por la presión externa. Desde pequeño que su padre le había dicho que lo más honorable sería dedicar su juventud a la protección del país, y que podría tomar las riendas de los negocios familiares cuando se retirara de aquello.

¿Pero podría hacerlo bien, considerando que el mundo militar era sumamente homofóbico? No es que el resto de las disciplinas fuesen mucho mejores, pero bien era sabido que los hombres que dedicaban su vida a ello eran "machos" y honorables caballeros.

En cambio, él sería escupido, enviado al infierno y maldecido simplemente por gustar de otros hombres.

El inicio del año escolar de 1908, como se dijo antes, significó un cambio en la vida de JongIn. El primer día de clases siempre era eufórico, de todos encontrándose con amigos a los que no habían visto por una u otra razón durante todas las vacaciones, y en su caso, era encontrarse con Kris y SeHun.

—Escuché que iniciarás los entrenamientos formales en la armada. — Le decía SeHun a JongIn, con una sonrisa. — Seguro te encuentras con Kris por ahí.

—Suelen tener aislados a los novatos el primer año. — Dijo el nombrado, observando más allá de sus dos amigos. Por aquel tiempo, Kris ya había ingresado al entrenamiento militar hace dos años, por lo que había forjado su futuro mucho antes que JongIn.

—¿A quién estás buscando? — Preguntó JongIn, curioso por la desconcentración que su amigo tenía, mirando a todos los chicos que se paseaban por la escuela.

—Vigilo a mi hermano, es su primer día y me aseguro de que ningún gracioso se pase de listo.

—Pues tráelo con nosotros. — SeHun dijo, encogiéndose de hombros y Kris supuso que aquella era una buena idea, pues enseguida los dejó solos para dirigirse hacia un chico que era mucho más bajo que él, de cabello oscuro y unos ojos que a JongIn le cortaron la respiración.

Jamás había visto una cara tan bonita como esa, y tuvo que controlarse a sí mismo para evitar que alguien notara su estado de estupefacción. Incluso, cuando KyungSoo llegó frente a ellos, su sonrisa fue un poco forzada pues su corazón no dejaba de latir con fuerza, mucho menos al escuchar su voz.