Capítulo 8

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Lejos de darle una respuesta a BaekHyun, Jenica se pone de pie una vez más, caminando con su paso lento y cuidadoso hasta otra zona de la casa. En esos segundos ninguno de los tres dijo alguna palabra, demasiado absortos por la historia que acababan de conocer, el curso real de los hechos desde una fuente fidedigna pues SeHun había sido un gran amigo de los involucrados.

El sobre de un amarillo antiguo en las manos de Jenica llamó la atención de los otros tres invitados, quienes la observaron con curiosidad mientras volvía a tomar asiento en la sala de estar. De aquel sobre, ella retira otro papel pulcramente doblado con el mismo tono de color antiguo y lo extendió hacia ellos. ChanYeol fue el primero en reaccionar, recibiendo la hoja que luego descubrió era una carta, pues lo único que pudo identificar de ella, debido al idioma diferente, era que estaba dirigida a KyungSoo.

—No puedo entender lo que dice... Está en rumano. — ChanYeol dice, formando un mohín pues era primera vez en el viaje que habían tenido una traba con el idioma, y tenía que ser justo en ese momento importante.

—Puedo traducirla para ustedes. — Jenica se ofreció, pues al igual que muchos otros ancianos del país, se manejaba en al menos dos idiomas producto de los cambios que habían surgido con el paso de los años y la necesidad de comunicarse sin problemas con países vecinos. — "Para mi querido KyungSoo..."








A SeHun le había costado un par de días lograr ambientarse nuevamente en la ciudad. Luego de tanto tiempo en la guerra, era difícil volver a su vida normal sin estar alerta las veinticuatro horas del día, con miedo a ser emboscado en cualquier segundo. Las pesadillas eran pan de cada día, y sabía que tarde o temprano debería buscar ayuda profesional para poder superarlas si quería recuperar al menos un tercio de lo que solía ser antes de ir a las trincheras.

Sin embargo, días después de su regreso, un sueño con sus viejos amigos le hizo entender que no podía seguir siendo un egoísta y pensar solamente en su bienestar cuando tenía a un viejo amigo complicado de salud. No sabía si correría con suerte, pues si KyungSoo lo odiaba tanto como JongIn lo había hecho durante esos años, era muy probable que apenas verlo lo echara a patadas de su casa, pero tenía al menos que intentarlo.

De esa forma fue que se preparó y se enfundó en ropas casuales, agradeciendo la suave textura de la ropa limpia y planchada que tan diferente era al uniforme militar duro y sucio que solía ocupar a diario.

—¿Dónde irás, querido?

—Madre. — Él saludó, acercándose a ella para dejar un beso en su mejilla, sonriéndole con suavidad. — No puedo seguir haciendo como si nada cuando un buen amigo mío está en cama muy enfermo.

—¿Irás a ver a KyungSoo Serban?

—Sí, madre. No sé qué suerte tenga con mi visita, pero debo al menos intentarlo. — Respondió con un suspiro al finalizar sus palabras. — No me perdonaría el no verlo nuevamente si es que algo llegase a ocurrirle dentro de estos días.

—Tu corazón es muy noble, hijo. KyungSoo entenderá, te deseo mucha suerte.

SeHun asintió, pues a pesar de que durante meses estuvo muy resentido con su madre por no haber podido guardar el secreto de su descuidada confesión, terminó perdonándola a pesar de todo. El error había sido suyo a final de cuentas.

Everlasting [KaiSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora