Adrián llegó tarde al compromiso que tenía con Mariluna y sus padres porque el día anterior, al atardecer, tuvo que irse con Meliades para la ciudad de Monagas dónde se encontraba Alexia. Ella les avisó que había tenido una visión con Maikel y estaba segura de que andaba por esa zona. Alexia tenía el poder de ver lo que buscaba, en quién pensaba o incluso a quien planeara o quisiera atacarla o hacerle daño, pero únicamente si ella pasaba por un lugar en donde había estado o pasado recientemente ese ser, por esa útil habilidad su madre la había mandado precisamente a ella a acompañarlo en esa misión, porque él solo podía derrotar a Maikel pero necesitaba de Alexia y de Meliades para poder encontrarlo.Se fueron para allá a su máxima velocidad y se reunieron con ella para buscarlo los tres en donde lo vio. Lo encontraron en una cabaña apartada de la ciudad, que estaba en perfecto estado, muy lujosa y modernizada. Entraron sigilosos por la puerta de madera preciosa color caoba oscuro, la cual no se había tomado la molestia de cerrar. Al parecer estaba muy seguro de que no lo iban a encontrar. Se hallaba en la sala, sentado en un sofá de color rojizo, con una jovencita en brazos que no pasaba de los 15 años de edad, quizás tenía menos, se apreciaban a simple vista sus facciones juveniles y aniñadas. Era un desgraciado ese sujeto, no merecía vivir, Adrián apretó fuertemente sus puño, se contuvo para no hacerle daño a la chica, Maikel enseguida se dio cuenta de que no estaba solo y se giró a darles la cara con la mortal de escudo.
-¡Libera a la chica!-le gritó Adrián encolerizado.
-Si me quieren matar van a tener que matarla a ella primero-le respondió Maikel desafiante y burlón.Sus ojos morados chispeaban de maldad.
La joven estaba consciente, lloraba desesperada y angustiada, mirándolo con gesto de súplica y temblaba perceptiblemente todo su menudo cuerpo.
-No me maten por favor-decía suplicante con voz entrecortada, de su cuello rodaba la sangre, manchando su blusa, el desgraciado no se tomaba la molestia ni de sanarla.
-Yo quiero regresar con mi mamá ella nada más me tiene a mí.-suplicó la jovencita.
Adrián recordó a Melinda y a su madre, ellas también se tenían una a la otra y por la culpa de ese vampiro despiadado su madre quedó sola. La dejó sufriendo la muerte de su joven hija no sin antes prometerle que el causante de su dolor iba a pagar muy caro lo que hizo. Lo vio torcerle el cuello a la adolescente, sacar sus uñas afiladas y rozarle la delicada piel donde estaba la aorta y un hilo de sangre salía del lugar por el que la pasaba, miraba los ojos de la chica desorbitados y su joven rostro bañado en lagrimas, hipaba de desesperación y terror.
-Que fácil sería degollarla, otra mortal que no puedes salvar príncipe...-arrastró la última palabra con desprecio.
-Déjala ya infeliz-le espetó Adrián lanzando fuego por los ojos que tenía completamente rojos.
-Somos tres por si no sabes contar-le dijo Meliades.
-Tres idiotas que no dejarían morir a una mortal inocente-afirmó haciendo pucheros, burlándose de la bondad de sus oponentes.
-No estés tan seguro-le respondió Alexia con seguridad y firmeza en sus palabras y Maikel se tensó.
-¿Podrías dormir con la conciencia tranquila sabiendo que pudiste salvar la vida de esta niña y no lo hiciste?-preguntó dirigiéndose a Adrián.
-Quizás sí o quizás no... el caso es que tú no vivirás para saberlo.
La joven lo miró suplicante y recordó a Melinda, ella no estaría de acuerdo con esa decisión, si hacían algo así estarían comportándose como el propio Maikel.
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Tú Loba y yo Vampiro
FantasíaAndrés Rodríguez, es un hombre casado y con una niña pequeña. Recordando cómo conoció a su esposa ocurre un acontecimiento trágico que le cambia la vida... Mariluna tiene una gran carga sobre sus hombros: el peso heredado por su manada. Eliminar a l...