"Tu eres mi Serendipity"

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Jungkook no había acabado allí de casualidad.

Esa noche todo lo había planeado al milímetro y estaba completamente excitado por lo bien que le estaba saliendo aquella jugada.

Los jefes le habían estado informando demasiado bien de cada movimiento de su presa.
El angelito no iba a pasar mucho tiempo más en esa cárcel llamada tierra, se aseguraba a si mismo que de esa noche no pasaría.

Le bastaba con dejar que el estúpido de Yoongi volviera a caer en las redes de su ángel por segunda vez.

Los tres mundos tenían algo en común, un lema, una norma impuesta por la naturaleza que dice así:

Lo único de lo que no nos podemos salvar es de la muerte y del amor.

Norma número uno no escrita que Ángeles, Humanos y Demonios tenían clarísimo, por lo que Jungkook iba a respetarla al pie de la letra.

Dejar a Yoongi guiarse por sus asquerosos sentimientos aún humanos le pondría en bandeja a ese ángel que se le había escapado ya una vez por no tener en cuenta la parte humana del estúpido de Yoongi.

No fue casualidad que lo buscara precisamente ese día en aquel bar de mala muerte y le ofreciera su ayuda.
Había estado muy informado sobre quién era él, sobre su historia, sobre qué tenía que ver aquel tío raro con su objetivo.

No fue casualidad que precisamente esa noche conociera su poder, el agua, para tener clarísimo cómo deshacerse de él y contraatacar si se diera el caso de que quisiera una recompensa.

No, Jungkook tenía cada cabo atado y bien estudiado.

De un sorbo se bebió su copa de tequila con hielo y se excitó más aún por el chute ardiente que bajaba por su cuerpo.

-"Hoy sí, Jungkook, ya es tuyo..."- se dice a sí mismo mientras se acomoda su máscara de conejo Playboy.

Sabía que Yoongi estaba con él, probablemente se lo estaría follando.
Probablemente estarían con la guardia baja, los tenía localizados y solo haría falta esperar hasta las 3 de la mañana.

Las 3, la llamada "hora del demonio"

Lo que no tenía en cuenta era un factor. Su propia naturaleza.

Le observaba, le necesitaba contra su piel de nuevo.
Quería más de Taehyung, de esa piel que le cegaba y manipulaba todo su ser.

Miró la hora en su teléfono móvil, las 2:39.

Pidió otra ronda de "lo más fuerte que tuviera".
Bebió.

De nuevo él.
Sentado en ese sofá, colocaisimo, con aquella máscara de tigre que dejaba a relucir sus felinos ojos rasgados.

Un chico se le acerca y se sienta al lado. Parecen de la misma edad.
Jungkook puede oler sus hormonas a kilómetros.

Estaba excitado con Taehyung.

Taehyung estaba demasiado colocado como para responder a las caricias que aquel chico le estaba haciendo en su muslo.

Siguió tocando hacía más arriba y Taehyung respondió sonriendo e inclinando su cabeza hacia detrás dejándola caer en el sofá de terciopelo.

Las manos de Jungkook comenzaron a sudar cuando vio a ese tío inclinarse sobre Tae y besar su cuello de forma sucia y descarada.

Tae no respondía, solo tenía una sonrisa en su rostro y unos ojos que iban y venían al ritmo de su consciencia.

El chico lamió su cuello, le mordió con ganas y el moreno soltó un quejido de placer.

Jungkook apretó con fuerza la copa que sostenía y la hizo pedazos en su mano clavándose los cristales.

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