Sus labios contra los míos.

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──¿Sigues queriendo salir conmigo, Caleb?─mordí mi labio y me puse un mechón de cabello detrás de mi oreja.

──Claro que sí. ¿Dónde querrías ir? Yo por ti te llevaría a donde sea, te traería la luna y las estrellas. Te mostraría el infinito y el amor verdadero y sobre todo quiero una vida contigo.

Sentí mis mejillas arder y subí mis pies a la mesa.

──Yo no te diré nada romántico, conste.

──Entonces, ¿saldremos?

─Esta bien, este sábado en la plaza de los Girasoles a las 3 y sí me dejas plantada, veras que más quedará así.─le di un puñetazo al aire imaginando que su cara estaba ahí.

──Entonces, es un adiós, ¿no?

──¡Que inteligente eres!─reí y me recoste mejor.

──Bueno, adiós, niña.─gruñó molesto.

──Ah, ah, sí quieres salir conmigo tienes que ser lindo.─sonríe con malicia.

──Liu, nena, tienes que ir a cenar deja de hablar con tú novio.─me pateó mi hermano molesto.

──¡Eh! ¡Eh! No es mi novio.─señalé a mi cel.

──Entonces, deja de sonreír.─se burló y salió de mi habitación.

──Eh, princesa, no sabía que te hacia feliz. Entonces, te haré más feliz el sábado. Te amo y te veo mañana.

──Te veo mañana y adiós.

Colgué y suspire cansada, subí mis piernas al sillón con aburrimiento.

──¡Liu, última llamada para que cenes! ¡Sí subo te castigo!─escuche a mi madre gritar, rodé los ojos y salí de mi habitación.

Sábado en la Plaza de los Girasoles.

Miré mis pies los cuales no se podían ver ya que tenía puestas mis hermosas Converse.

─Llegaste antes, Liu.─sonrió Caleb besando mis mejillas, le salude de la misma manera y prentedi una sonrisa en mi rostro. Aunque por dentro estaba jodidamente nerviosa porque el me gustaba más que nada en esta vida.

──¿A donde vamos a ir?─levanto sus cejas y entrelazo nuestras manos.

──Eh...─mis mejillas se sonrojaron y mordí mi labio, recordé a Europa y me solté de su agarre.─donde tú quieras, tú eras el que quería salir conmigo.

──Bien, podemos ir a comer algo o ir a ver una película.

──Como quieras.─rodé los ojos y empecé a caminar hacia el cine, Caleb caminaba a la par mía tarareando la canción que había cantado el día que me encontró el esa habitación y me beso por primera vez.

──Eh, Caleb, ¿que te hizo pensar que era linda?

──Tú misma lo hiciste.─el acaricio mi muñeca, la llevó hasta sus labios y deposito un suave beso.

──¡No me toques!─chille totalmente sonrojada, corrí a sentarme en una banca y suspire con mi cuerpo temblando.

──Sé que te gusto, Liu.─su cuerpo apareció ante mi con una sonrisa suave en sus labios, mordí mi labio pero no aparte la mirada.

──¿Te puedo besar?

Contuve mi respiración.──Sí.... digo no, no puedes.... no pue...

Su cuerpo se acerco al mío, cerro sus ojos hice lo mismo y sentí sus labios tocarse con los míos, sus dedos tocaron las puntas de mi cabello y les dio un pequeño jalón provocando que entre abriera mis labios. Sus dientes le dieron una suave mordida a mis labios haciéndome perder el control, mis manos temblorosas las pase por su cuello y atraje sus labios más a los míos.

Sus manos tocaron mi rodilla subiendo poco a poco sus dedos llevándolos a mi cintura, sus labios se separaron de los míos por la falta de aire y lo mire a sus ojos verdes. Estaban mas oscuros de lo normal, una sonrisa se formo en sus labios rojos por la presión que hizo al besarme.

──¿Nos vamos?─me extendió su mano, su cara estaba hecha un completo tomate y solte una risa. Asentí y agarre su mano tomándola con firmeza.

El amor ya había nacido en mi sólo faltaba en él.

Liu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora