CAPÍTULO 25: NO ME LO PUEDO CREER

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N/A: Muchas gracias a todos por seguir esta historia, tanto si sólo leeis como si también comentais. Este es el último capítulo. Ha sido un placer escribir esta historia y espero que la hayais disfrutado tanto como yo. A lo largo del día subiré el Epílogo, en el que habrá un salto en el tiempo... Espero que os guste...

CAPÍTULO 25: NO ME LO PUEDO CREER

Kurt, Finn y Rachel estaban preparando el apartamento que compartirían en Nueva York. El ojiazul estaba muy deprimido y tenía los ojos rojos. En varios momentos había llorado, de echo, llevaba dos semanas llorando todos los días. Extrañaba como un loco a Blaine. La pareja lo miraba con pena, pero preferían darle su espacio. Sabían que sólo el tiempo podría curar esa herida que se había formado en su corazón. Sólo podían esperar que no fuera mucho tiempo.

Hummel miraba de vez en cuando su teléfono. Blaine y él habían quedado en que lo mejor era no mantener mucho el contacto durante los primeros meses. Después de eso, ya verían si querían recuperar su amistad. El objetivo era superar cuanto antes su separación y poder rehacer sus vidas. Como el moreno había dicho, no podían estar los siguientes cuatro años esperando al otro porque había muchas cosas que ambos podían experimentar.

Estaban a punto de parar a comer cuando alguien llamó a la puerta. La chica se ofreció voluntaria para abrirla. Cuando Rachel vio a la persona que estaba al otro lado de la puerta, se quedó petrificada. No se podía creer lo que veía. Berry se hizo a un lado para dejar pasar al visitante.

Kurt levantó su mirada para ver al recién llegado y sintió que su corazón se detenía. Allí estaba Blaine, con su pelo engominado, su sonrisa de príncipe de cuento, sus ojos color avellana cálidos y brillantes, su pajarita perfectamente arreglada en el cuello de su camisa azul y sus zapatos sin calcetines. Tan él como siempre, más él que nunca.

El castaño se levantó a toda velocidad para abrazarlo y besarlo. El reencuentro fue emotivo, con los dos desesperados por sentir la piel del otro. El ojiazul dejó un camino de besos por toda la cara del moreno mientras sus manos sujetaban su cara como si quisiera evitar que se alejara de nuevo de él. Por su parte, el ojimiel agarraba la cintura de su pareja con suavidad, él no temía una separación porque sabía que ya nada lo separaría del amor de su vida.

Rachel y Finn decidieron dejar a la pareja sola para que hablaran, por lo que salieron del apartamento. Kurt y Blaine por su parte se sentaron en el sillón. El apartamento todavía estaba desordenado pero en ese momento no importaba. Sólo había algo que importara, y eso era el amor que sentían.

– ¿A qué debo esta sorpresa? Pensé que no vendrías a verme, que era mejor que no mantuviéramos el contacto... – El castaño no siguió, temía que el moreno se arrepintiera de haber ido allí.

El ojimiel no respondió, metió la mano en el bolsillo trasero de su pantalón y sacó una carta que le dio al otro. El más alto la abrió y leyó el contenido.

“Nos complace informarle de que ha quedado una vacante para que pueda estudiar en Juilliart. Si desea aceptarla, le rogamos que se ponga en contacto con la universidad lo antes posible....”

Hummel comenzó a temblar... ¿Blaine? ¿Plaza en Juilliart? ¿Eso significaba...? El ojiazul miró al otro, que le sonrió.

– Voy a estudiar en Juilliart, voy a vivir en Nueva York...

Anderson no pudo seguir porque su novio lo besó. Eso era lo que él había querido, lo que había esperado. Saber que ese deseo de ambos se hacía realidad no podía hacerlos más felices.

– ¿Dónde vas a vivir? Puedes hacerlo aquí si quieres... ¡Tenemos tanto que hacer! ¿Se lo has dicho a Cooper? ¿Acepta el cambio? ¿Te seguirá apoyando económicamente? De todos modos, podemos buscar los dos trabajo, así todo será mejor, vamos a conseguir pagar tu matrícula, mi padre me ayuda a mí por lo que no habría problema. Tendrás que traer tus cosas y... – El más alto hablaba a toda velocidad, como si no tuvieran tiempo para estar juntos y solucionar los problemas. Blaine decidió que era hora de parar ese nervioso discurso y lo hizo con un beso. Kurt sonrió porque no podía creer que estuvieran ahí, juntos.

– Cooper ya ha pagado la matrícula. En cuanto me llegó la carta lo llamé y arregló todo. Ya he estado en Juilliart y he hecho todo el papeleo, sólo me queda esperar a que comience el curso. Cuando salía me he encontrado con el señor Mayer y he hablado con él. En los nacionales ya sabía que yo tenía plaza pero no me lo podía decir. Era el segundo en la lista de espera y en ese momento había cuatro vacantes libres, pero aun faltaban estudiantes por aceptar o rechazar la plaza, por lo que no habían mandado las cartas. Por eso nos dijo eso, quería que quedara claro que mi plaza era justa y no porque le gustara mi actuación en los nacionales. – El moreno comentó.

– Estoy tan orgulloso de ti, jamás me habría perdonado quitarte esto. Sé que habrías sido aceptado en la primera lista si no fuera por mí, pero al menos ahora sólo depende de ti el que triunfes.

– En cuanto a donde voy a vivir... ¿De verdad quieres que vivamos juntos? Me parece un poco precipitado. ¡Llevamos tres semanas juntos! He dejado mis cosas en el apartamento de Nick y Jeff, ellos me han acogido, tienen una habitación libre por lo que viviré con ellos una temporada. No quiero apresurar las cosas entre nosotros.

– Lo entiendo...

Volvieron a besarse, pero esa vez de manera más intensa. Las manos de Kurt bajaron por la espalda del otro mientras seguían con sus labios pegados. Ambos sabían lo que venía a continuación y los dos lo deseaban. El castaño dirigió al otro hasta la habitación sin dejar de besarse y reír, porque ya nadie podría quitarles esa sonrisa. Se desnudaron durante el camino a la cama, sin importarles si Finn y Rachel podrían volver.

La pareja se amó como siempre habían hecho. Se deseaban pero esa vez era especial. Fueron lentos y dulces, demostrándose su amor y lo mucho que se habían extrañado, aunque apenas habían pasado unos días separados. Pero su amor era así, les había costado empezar, les había costado admitir lo que sentían, pero una vez dado el paso, no querían retroceder.

Los dos estuvieron horas en la cama, creando una canción que sólo ellos llegarían a escuchar. Una canción privada que ellos bailarían durante el resto de sus vidas, una canción que les acariciaría el corazón y lo ayudaría a latir con fuerza, una canción que les daría consuelo en los malos momentos, una canción con la que celebrarían sus alegrías, una canción con la que sonreirían en los días más negros... Una canción con la que amar, una canción con la que vivir... Una canción eterna.

Mi Pesadilla (Klaine boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora