↜ᴅᴜɴᴋʟᴇʀ ᴛʀᴀᴜᴍ {7}↝

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Chittaphon abrió los ojos rápida y repentinamente, al escuchar un ensordecedor estruendo en la lejanía el cuál lo había sacado de su profundo sueño.

El menor se sentó sobre la cama mientras observaba el sitio en dónde se encontraba, y sin previo aviso su enorme sonrisa apareció de la nada. Aquella media luna se había dibujado en su rostro, producto a que se había percatado de que estaba en casa.

¡Todo había sido producto de un mal sueño! Su corazón se llenó de regocijo y alegría cuándo se cercioró para asegurarse de que efectivamente estaba en casa.

Sin perder su gran sonrisa, Chittaphon salió de su habitación y corrió hacía el primer piso, en dónde esperaba ver a su madre y a su hermanita. Sólo con imaginar sus imágenes, hacía que aquella sonrisa se tornara aún más grande.

Pero su expresión de felicidad desapareció repentinamente, al darse cuenta de que la cocina estaba totalmente vacía. Toda la casa permanecía a oscuras al igual que su habitación.

Tragó duro entonces al ver que la puerta de su casa se mantenía entreabierta, causando que la curiosidad del pelinegro creciera aún más. Con ello, su miedo también se incrementó ya que con cada paso que daba, lograba percibir sonidos bastantes aterradores provenientes de la parte externa; entre ellos: gritos, sollozos, etc. Se detuvo justo al frente de su puerta, preparándose mentalmente a lo que se pudiera encontrar fuera de su hogar.

Finalmente y armándose de valor, el joven de nariz respingada salió de su casa encontrándose con una escena sumamente espeluznante: monstruos gigantes por doquier.

Las bestias carnívoras mantenían a toda Vescana entre las más abrumadoras llamas. Los gritos de sus amigos, compañeros y vecinos penetraban sus oídos con fuerza, causando que el menor tuviera la necesidad de querer arrancárselos para así no escuchar absolutamente nada.

De sus ojos brotaron lágrimas al ver el oscuro cielo envuelto en un espeso humo... ¡Éste no era su hogar, no era el lugar en dónde había dado su primer respiro de vida!. De repente, un llamado por parte de una voz muy conocida para él causó toda su atención.

Sus ojos se cristalizaron aún más al ver a su progenitora, quién tenía en sus brazos a su pequeña hermana de tan sólo 12 años; muerta. Su corazón se retorció al ver la tétrica imagen, al menos podía irse con su madre de aquel caótico lugar para luego darle santa sepultura a la hermosa pelinegra. Así que sin pensarlo dos veces, corrió hacía los brazos de su madre.

Cosa que hubiese hecho con suma normalidad, de no haber sido por que un dragón se apareció de la nada y las engulló a ambas como si fuese lo más normal del mundo. Un grito se escapó de su garganta al ver, cómo aquella bestia se tragaba a lo único que quedaba de su familia, sin importar que uno de sus miembros estuviese allí presente.

--Ma-Mamá, her-hermanita... No-- susurró el pelinegro entre lágrimas, mientras observaba fijamente a la bestia que las había devorado.

No quería estar allí, quería estar en su cama y volver a dormirse sin que nada de ésto estuviera pasando. Así que sin pensarlo dos veces, el menor corrió hacía su casa la cuál segundos después, fue destruida por el mismo dragón que se había tragado a sus familiares.

ᴍᴏɴꜱᴛᴇʀ ᴩᴀʀᴀᴅɪꜱᴇ ➻ ᴛᴀᴇᴛᴇɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora