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SEIS - IV
O F E R T A S

Baje del auto dejando mis maletas en el maletero, comenze a caminar con tan solo mi mochila como acompañante

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Baje del auto dejando mis maletas en el maletero, comenze a caminar con tan solo mi mochila como acompañante.

El pueblo me recordaba algo al diseño de los pitufos. Exceptuando que las casas no eran champiñones.

"Podrías dejar de ser infantil".- Sugirió Keysha.

"Claro. ¿Que te parece cuando Shawn Mendes venga a buscarme en su lamborguini y me lleve en su avión privado a conocer su familia en toronto?"

"Infantil"

"Piensa lo que quieras".- Rode los ojos.

En fin, dejando de lado aquella estúpida conversación, mi madurez volvió al instante con solo recordar que acababa de huir de casa y estaba en medio de un pueblo desconocido, sin conocer a nadie -Solo aclaro-.

Camine por lo minimo cinco minutos, hasta que llegue a algo parecido como una plaza, donde una gigantesca fuente de angel, era la primera cosa que llamaba la atencion, y no era por que fuera hermosa, si no por lo deteriorada que estaba; la figura de esculpida, poseia algunas griestas que dejaban ver moo, a la vez de que apenas y la fuente tenia agua.

Ignorando el monumento desecho, entre a un pequeño local, el cual parecia de comida rápida. Me acerqué al mostrador y un chico de no mas de veinte años me atendio.

- ¿En que te puedo ayudar?.- Sonrio. Juro que nunca había visto una sonrisa tan bella como la de el.

- Ah... Ah, yo....- Tartamudee.- Lo siento.- Me disculpe y sacudi mi cabeza repetidamente. El sólo se carcajeo un poco.- ¿De casualidad conoces algún Hotel o posada donde pueda hospedarme?.- Dije un poco sonrojada.

- ¡Claro!... A tres cuadras a la izquierda hay un lugar donde alquilan habitaciónes, quizás tengan una disponible.- Sonrió nuevamente.

- Oh, ¡Gracias!.- Respondí un poco más entusiasmada.

- ¿Pediras Algo?.- Pregunto divertido cambiando bruscamente de tema.

- Umm... Si, Quiero un cuarto de pollo al horno, con patatas fritas.- Sonreí amablemente.

- ¿Bebida?.

- Soda.

- En un segundo lo llevaremos a tu mesa.- Dijo para después retirarse del mostrador. A lo que yo Suspire dejando salir el aire que no sabía que guardaba en mis pulmones.

Camine hasta una mesa solitaria del lado de la ventana y tome asiento.

Quede mirando unos cuantos minutos hacia fuera pérdida en mis pensamientos. Hasta que una camarera llegó.

- Aquí le traigo su orden.- Sonrió sinceramente. Mientras colocaba la bandeja en la mesa.

- Gracias. ¿Cuánto sería la cuenta?.- Pregunte.

REINA ALFA (Descontinuada por edicion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora