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Todos me decían que era una gran oportunidad, que debía socializar, hacer amigos y todo eso. Pero mi corta vida me había enseñado que después de encariñarse con una persona viene una terrible y desgarradora despedida. Además la mudanza parecía haber acabado con todas mis energías, así que esta vez intentaría algo nuevo, ignorar a la gente.

Investigué un poco antes de llegar al lugar, y todo indicaba que esto sería un infierno, aunque la verdad, a mi no me lo parecía. Tal vez los estándares aquí son más altos, pero en comparación a lo que acostumbraba a ver este lugar era un lujo.

Preparatoria William Mckinley, hasta ahí iba todo bien. Lo primero que sentí al entrar fue un balón de fútbol americano en mi estómago... 

- ¡Ten más cuidado, Puck! - un chico alto se acercó a mi y tomó el balón - ¿Estás bien?- asentí y él se fue corriendo por el pasillo con el tal Puck.

Una linda bienvenida, fue casi como en una película de adolescentes. Chicos corriendo por el pasillo, otros empujándose, animadoras sacudiendo pompones, coqueteando con futbolistas o mirándome de reojo, chicos y chicas asustados caminando en grupo, por protección supongo... ya saben, como en una película de adolescentes.

- Querrás alejarte de ellos, siempre buscan a los nuevos para divertirse. 

- ¿Disculpa?- giro a mi derecha y veo a una chica a mi lado. Baja, flequillo, falda plisada, suéter de reno... lindo atuendo.

- Las Cheerios y el equipo de fútbol, les encanta hacer sufrir a los nuevos.

- Como si no fuera lo suficientemente difícil ser nuevo...

- Intentaré hacerlo menos difícil para ti - dijo con una gran sonrisa - soy Rachel Berry, te daré el tour por la escuela.

El lugar era grande, muchos salones, biblioteca, cafetería, gimnasio, cancha, piscina, todo. Mientras me guiaba, Rachel me contaba acerca de los profesores, los clubes, sus amigos y por supuesto, su novio.

- Es tan guapo y atento conmigo, ojalá todo el mundo encuentre a alguien como él para que puedan ser tan felices como yo.- La miré un segundo, ella pareció leerme la mente y rió nerviosa. - En fin, como te decía, aquí hay un club para todos, ajedrez, ciencias, literatura, deportes, música, lo que quieras... yo soy presidenta en la mayoría de ellos por cierto, todos son bienvenidos a participar. - Era increíble lo rápido que hablaba, pero creo haber entendido todo.

- Bueno Rachel, eso fue muy útil, muchas gracias, creo que desde aquí puedo por mi cuenta.

- Me parece fantástico, cualquier cosa que necesites puedes hacérmelo saber, mientras evites a esas personas de las que te hablé vas a estar bien. - Justo cuando Rachel terminó de hablar, una animadora pasó junto a ella y le lanzó una soda en la cara. -Disfruta de tu estadía en Mckinley.- después de ver eso sabía exactamente de quiénes cuidarme.

Increíblemente la hora pasó rápido, ya era hora del almuerzo y la cafetería estaba repleta. Afortunadamente tenía una manzana, tal vez podría sobrevivir con eso hasta la salida. Las clases habían sido intensas, lo cual tiene sentido ya que el año escolar había empezado hacía ya dos meses, y como siempre llegué tarde. Por lo mismo no tuve tiempo ni ganas de socializar así que mi única "amiga" era Rachel. La busqué con la mirada por toda la cafetería. La encontré, con ropa diferente, seguramente se había cambiado después del incidente de la mañana. Estaba en una mesa apartada junto a tres personas, una chica gótica, un chico en silla de ruedas y otro que, a juzgar por su chaqueta, era del equipo de fútbol. Me acerqué a ellos y Rachel amablemente me ofreció un asiento junto a ella.

- Siéntate con nosotros, justo les hablaba a los chicos sobre ti. Ellos son Artie, Tina y este de aquí es mi novio Finn, ¿no es guapo?- lo último lo dijo mirándolo a lo que él respondió con una sonrisa incómoda.

Justo cuando me disponía a saludar escuché una voz detrás de mi.

- ¿Ves?, te lo dije, siempre trae a los nuevos con nosotros, ahora págame - dijo una chica morena mientras se sentaba junto a mi.

- ¡Rayos! Rachel me debes 10 dólares - exigió su amigo voz suave y atuendo extravagante.

- ¿Apostaron sobre mi? - pregunté, ganándome la atención de todos.

- No es nada personal cariño, solo Rachel y su obsesión por quedar bien con todo el mundo, por cierto, soy Kurt Hummel y ella es Mercedes- dijo extendiendo su mano la cual estreché. 

- ¡Oye! - exclamó Rachel ofendida, pero todos la ignoraron.

-Kurt... ¿por qué estás mojado?- habló por primera vez la chica gótica, Tina.

-Lo de siempre, amiga mía. Los cavernícolas del equipo de fútbol. Pero no fue tan malo, esta vez fue un slushie de chirimoya.

-No sabía que tenían ese sabor.- acotó Rachel acomodando el cabello mojado de su amigo.

-¿Acaso es normal que hagan eso?- no podía creer que todos lo tomaran con tanta naturalidad.

-Oh claro, y ya que te sentaste con nosotros deberías empezar a traer ropa para cambiarte.- Todos rieron ante el comentario de... ¿Artie era su nombre? Dios, tenían que estar bromeando.

El almuerzo fue agradable, mucho mejor de lo que imaginaba para mi primer día. Los chicos me contaban que se conocieron en el club Glee hacía un año y desde entonces habían pasado por muchas cosas y se habían vuelto inseparables. Pensé que tal vez debía unirme a un club, por cómo hablaban al respecto parecía ser divertido. Me distraje con ese pensamiento cuando choqué de frente con alguien.

- No... mi jugo... - era una animadora que miraba triste su jugo de naranja, que yo por accidente había derramado.

- Lo siento mucho, no te vi... ten, toma el mío.

- ¡Manzana, me encanta! - dijo repentinamente feliz, alejándose con mi cajita de jugo en sus manos- es el favorito de Lord Tubbington.

No me quedó claro qué quiso decir con eso, pero lo dejaría para otro momento, ya iba tarde a mi siguiente y última clase del día. Desde la parte de atrás del salón una rubia me hacía señas, de inmediato la reconocí. Era la chica del jugo.

- Hola, ¿puedo sentarme aquí?

- Claro. Ah, y muchas gracias por el jugo, a Lord Tubbington le encantará.- Le iba a preguntar de qué estaba hablando cuando me interrumpió otra animadora, era morena y al parecer había corrido hasta el salón.

- Te busqué por todos lados, Britt ¿por qué no respondiste mis mensajes?

- Santana, te dije que Lord Tubbington cambió mi celular por drogas.

- Ese gato es una mala influencia para ti.

- ¿Dijiste gato?- La morena me dio una mirada despectiva mientras escribía algo en su celular, después me miró de reojo todo la hora.

En la clase de historia aprendí más sobre Lord Tubbington que historia universal, pero no me quejo, ese gato tiene una vida muy interesante. 

Ya era hora de irme a casa. Todo iba bastante bien, pero esa tal Santana no me agradaba, mi paranoia decía que tramaba algo.

Algo nuevo (Glee Y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora