Varón

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El sonido crudo de la madera topando con la pared robó el aliento de los presentes, una fría ráfaga de aire atravesó veloz la habitación, llevándose consigo el sonido y las palabras de los hermanos quienes, alarmados por la abrupta entrada de su madre, miraban con ojos bien abiertos el pronto regaño al que se harían acreedores sino contestaban lo cuestionado cuanto antes.

— ¿Y bien? —Presionó con voz que revelaba su impaciencia—. Sigo esperando su respuesta.

Mikasa miró al mayor tratando de prever si este planeaba contestar, sabiendo que si lo hacía sería, muy probablemente, con una mentira. Lamentablemente para ella, el otro mantenía su expresión inescrutable de siempre, lo que la dejaba completamente en blanco.

Los "tic, tac" del reloj acompañaban los ojos de Kuchel en su repetitivo paseo de su hijo varón a su hija, y de regreso, agotando con cada cambio de mirada su, ya corta, paciencia.

—Ahm... —Desesperada por el silencio y temerosa del regaño, la chica fue la primera en hablar— yo... Bueno, lo que pasa...

—Una pequeña discusión, nada de lo que debas preocuparte, madre —De un movimiento despreocupado con la intención de reforzar sus palabras, se pasó una mano entre los negros cabellos, que enseguida regresaron a su posición de siempre.

La señora Ackerman había sido siempre una dama admirable, de buena figura, finos rasgos que resguardaban su belleza, modales elegantes y, sobre todo, una inteligencia aguda que, combinada a su habilidad de analizar rostros o situaciones, la hacían una persona de temer y respetar.

— ¿Discutían? Oh, mis queridos hijos, díganme la razón, espero poder brindarles algún consejo —Claro que sabía que mentían, o al menos que le daban una verdad a medias, pero prefería fingirse crédula para obtener la información entre pequeñas verdades.

La joven miró al contrario de forma acusatoria, condenándolo por ocultar la verdad. Él sintió la mirada, pero prefirió ignorarla y contestar como si nada, para no dar a su madre mayor conocimiento sobre la situación.

—Nada importante en realidad...

—Oh, sí. Ya lo creo, nada que importe —habló la chica en tono bajo, sarcástica por la mentira, logrando captar la atención de su madre.

— ¿Cómo dices, querida?

Levi fulminó a su hermana, advirtiéndole en silencio que no se atreviese a decir ni una sola palabra más. Claro que ella bien pasaría la amenaza por alto, después de todo, la sangre Ackerman también corría por sus venas.

—Una pequeña riña filial, como te has de imaginar —se apresuró a contestar—; me acabo de enterar del viaje de Mikasa donde Hanji y Erwin, acompañada únicamente de... aquel caballero.

Era algo difícil de imaginar al gran Levi Ackerman sufriendo un complejo de hermano mayor, pero a pesar de que él se esforzara en aparentar frialdad absoluta, por dentro, moría de celos al ver a su pequeña hermana sonrojándose al recibir cariño y halagos del caballero que dentro de poco, se volvería su cuñado.

—Oh, Levi, sí que eres todo un caso cuando de tu hermanita se trata ¿eh? —exclamó la madre con ternura ante aquella faceta de su hijo que casi nadie conocía—. Aunque... tienes razón, Mikasa, ¿no me habías dicho que viajarías con tu nona?

—Así era, madre —respondió la nombrada, respirando hondo para no soltar alguna palabra anti sonante hacia su hermano por delatarla—; mas al ver que falta menos de un mes para la boda, pensamos que no habría mayor problema, después de todo, fue un viaje corto y no dormimos en la misma cama...

—Ya veo; de igual forma, falte aunque sea un día para la boda, sigue sin estar bien que viajen grandes distancias sin que se encuentre alguien con ustedes... —señaló con preocupación—. Querida, ten más precaución las próximas veces.

—Sí, madre, te aseguro que no volverá a ocurrir —aseguró la más joven haciendo una pequeña reverencia—, aunque, en mi defensa, si Levi hubiese accedido a acompañarnos, Erd y yo no nos habríamos visto envueltos únicamente en la compañía contraria.

—Te había dicho desde antes que tenía trabajo que hacer y...

—Eso, o no querías aparecerte por la finca Smith —la oportunidad de desvelar la verdad había aparecido en un segundo y Mikasa no pensaba en desaprovecharla.

— ¿Eh? ¿Acaso tuviste algún conflicto con Erwin, querido? —tal parecía que Kuchel no tendría que hacer mayor esfuerzo para saber lo que ocurría, solamente, presenciar.

—No, madre, nada de eso. Yo solo me encontraba ocupado aquel día.

—Hermano, ¿Desde cuándo el evitar un amor es considerado una ocupación? Porque me he perdido tal decreto —una pequeña sonrisa triunfante se formó en el rostro de la chica y se regodeó con la victoria al escuchar el sonido de exclamación por parte de su madre.

— ¡Levi! ¡No tenía idea de que estabas enamorado de alguien!

—No, bueno yo... —se aclaró la garganta, tratando de pensar en una solución, pero cualquier palabra relacionada al amor, le hacía pensar en Eren; y cuando aquellos ojos verdes cruzaban sus ojos, no había ninguna otra cosa que importara.

— ¿Cómo es ella? ¿Es amiga de la señora Smith? Oh, qué gusto me da nombrar a Hanji así —una pequeña risa emocionada llenó el saloncillo— ya quiero escuchar cuando se refieran a Mikasa, como la joven Gin... ¡Ah! ¡Pero no hay que cambiar de tema! Dime entonces hijo, ¿Cuál es su nombre?

Levi se sintió perdido. La reacción de Hanji fue para él una grata sorpresa, al igual que la de su hermana, pero ¿Quién podría garantizarle que su madre reaccionaría de buen modo? Si por la reacción de Erwin había temido, el cómo podría tomárselo su progenitora le generaba verdadero terror.

—Ella es... —tragó en seco y respiró hondo— su, su nombre...

—Su nombre es Eren —las palabras brotaron de la boca de Mikasa y flotaron por el lugar como pompas de jabón.

De un momento a otro, todo se había vuelto insonoro; la respiración de los presentes, el segundero del reloj, las palabras que efervescentes flotaban por la habitación, los recuerdos de dos amantes y sobre todo aquello, lo que menos sonaba, eran los dolorosos latidos de los corazones de ambos hermanos que con ojos bien abiertos miraban a su madre.

— ¿Eren? ¿No es ese nombre de varón? —frunció el ceño confundida, tratando de recordar si alguna vez había conocido a una joven con nombre tan extraño.

—Sí —respondió el joven, decidido a enfrentarse, no solo a sí mismo, sino también a su madre y a la sociedad si hacía falta; si bien no podría demostrar su amor, al menos no lo callaría— Eren es un hombre, madre.

— ¿Un hombre? —Levi no se sabía si era sorpresa o alarma lo que palpitaba en la voz de Kuchel, pero estaba dispuesto a enfrentarlo si con ello no debía callar sus sentimientos nunca más— Oh.

———

¡Hola, hola mis hermosas shikitas beias! ¿Cómo están? 7w7 Espero que muy bien UwU 

Yo sé, sé que me he desaparecido con esta historia... Una disculpa por eso :,v En verdad que he estado un poco ocupada, una esperaba pasar la cuarentena leyendo y escribiendo, pero me la he pasado haciendo tarea TwT

En fin, ¿Qué les pareció el capítuo? Ay, a mí me encantó la verdad, estoy orgullosa del resultado (? Espero que a ustedes también les haya gustado TwT <3

¡Kuchel lo sabe! AHHHHHHHHH ¿Cómo creen que reaccione? Les recuerdo que la historia e desarrolla en el siglo XIX, la sociedad no era tan abierta como ahora, y si incluso hoy en día hay padres homofóbicos, pues... Ya se imaginarán :( 

En fin, espero que les haya gustado mucho el capítulo, así como espero que nos leamos pronto con el siguiente <3

¡No olviden que los amo! <3

¡Bai~!


El jardín de las orquídeasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora