"La mujer con la llave de los secretos del universo"
La tensión podía cortarse con un cuchillo, la neblina empañaba el Centro Grill 3350 y el frío llegaba hasta escocer tu cuerpo. Las personas se movían con lentitud, había ocurrido una tragedia parecía ser, aún así en el rostro de los habitantes se percibía algún tipo de alegría.
Mientras esparcía el polvo de café instantáneo en la taza con agua hirviente escuchó el sonar de su intercomunicador , indicándole que había alguien fuera de su puerta un tanto apresurado, hacía tiempo ya que nadie utilizaba el intercomunicador.
Entre una estática tediosa y jadeos escuchó a Ethan. —Tenemos a alguien y es importante que veas esto.
Hellen apretó sus manos, llevó su café consigo y abrió la puerta encontrándose a Ethan con una mujer bastante pequeña tambaleándose, como sí su cuerpo le pesara de manera extrema, soltaba quejidos y olía a sangre, un olor bastante desagradable, tomó a la mujer entre sus brazos y la llevó hasta su sofá, hizo una seña a Ethan para que se asegurase de cerrar la puerta.
La mujer tenía el cabello despeinado, olía a muchedumbre y el sudor era algo más que notorio, sus ropas estaban empapadas y llenas de mugre, Hellen se encargó de oscurecer el lugar y cerrar cada ventana y puerta. Apago su intercomunicador y se acercó a la mujer.
—Hey. —saludó, su voz tenue, miró a la dama que lucía como toda una mujer adulta.
La mujer se contrajo y forcejeó consigo misma para poder mirar a los ojos de Hellen. Tenía los ojos claros, un marrón casi imperceptible, Hellen sonrió y analizó su rostro. Tenía un baño de sangre en la zona superior de su ceja izquierda, como sí tuviera una herida allí, pero era sangre seca como también tenía la mejilla moreteada y ojeras casi tan oscuras como su cabello.
—¿Puedes entenderme? —hablaba bajo, casi en un susurro, llevó su mano a la mano de la mujer y esta se estremeció. Confundida le volvió a mirar a los ojos. —Mi nombre es Hellen, yo te protejo, sea quien seas y de donde vengas.
—Kiran..—dijo entre dientes, Hellen asintió con su cabeza y rebuscó con su mirada a Ethan que desde una esquina de la sala miraba todo con atención. —Me tomaron y me lastimaron. —juzgó con un tono de voz casi inaudible.
—Muy bien, Kiran ¿Quién te lastimó? ¿Él? —señaló a un alarmado Ethan, por su expresión, Hellen sabía que a la chica no la habían llevado con cariño hasta su residencia.
—Él no pero si quienes lo acompañaban.
Hellen asintió y se levantó, fue en busca de un botiquín y una botella de agua, murmuró un suave vete a Ethan quien le miró confundido. —Sé lo que hago. —dijo con sencillez.
Ethan se retiró por la puerta trasera.
—Bien, Kiran ¿Sabes algo sobre primeros auxilios? —extendió el botiquín, la mujer de ojos claros analizó el artefacto y negó con su cabeza.
—No logro recordar mucho.
—Pero recuerdas tu nombre. —le sonríe, se siente confundida, perdida y con un dolor de cabeza que no le permite permanecer con los ojos abiertos durante mucho tiempo. —Te ayudo a curarte, pero debes decirme de donde vienes.
—Yo... no recuerdo mucho. —ladeó su cabeza, analizó a la mujer que limpiaba una de sus heridas con cuidado y le había dado un envase de agua. Era una mujer joven con cabellos cortos y mirada oscura, muchas cicatrices y tatuajes también. —¿En dónde estamos?
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METANOIA
خيال علميmet·a·noi·a /ˌmedəˈnoiə/ noun Cambio en el sí mismo en la vida resultado de una penitencia o una conversión espiritual. "Lo que demandaban de las personas era metanoia, arrepentimiento, un cambio completo en el corazón." El mundo como lo solíamos...