Snape Prince 📜

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Snape por facilidad del Ministerio de Magia y Hechicería, también como protección contra fanáticos y restos de seguidores del muerto pelón y sin nariz, se hacía llamar así mismo Snape Prince.

Tenía tanto tiempo de reflexionar que se podía dar el lujo de quedarse pensando por casi una hora viendo la expansión del campo trasero. Diciéndose así mismo que las cosas parecían haberse arreglado.

Su nuevo nombre aún le podía delatar y aún así se lo dijo a sus alumnos la primera clase que tuvo en integrado, primer semestre, donde sintió orgullo al usar un hechizo silencioso detrás de él sobre la pizarra moderna la cual no necesitaba pluma porque esta imprimió con elegante caligrafía inglesa su nombre completo desde ese día junto al respectivo tono grave de voz importante y soberbia.

La pizarra era genial, tan moderna que en esa institución se habían olvidado de los objetos para escribir. Tinta en forma de polvo se ordenaba entre dos cristales pegados que colgaban cerca a un recuadro pintado de negro petróleo sobre pared blanca, la forma de imprimir la clase era tan igual como usar el pulso y con la letra que usaba el mago ya que el sistema antiguo era el hechizo sobre un objeto que escribía pero ahora esto era completamente mental.

¿Qué impresión tendrían los alumnos? Y sobre todo una jovencita con ligero cambio de look la cual no esperaba verlo.

—Soy su profesor de pociones Snape Prince e impartiré también el curso de Defensa contra las artes oscuras los días jueves para el grupo A y B. Ahora mismo quisiera dejar en claro las reglas porque son importantes...  —marcó con énfasis cada palabra que pronunciaba—,  No permitiré la insolencia, la presunción, la flojera, soy exigente en todo sentido y odio a los irresponsables por lo que deben de entender que si están aquí es porque tienen decisiones serias tomadas —aspiró aire viendo en alta advertencia a sus estudiantes de las primeras filas—, no se permitirá las faltas en asistencia y en tareas que se les deje, por lo que día con tardanza es día perdido, dos tardanzas será expulsión definitiva para el privilegio que tengan de tener una de mis clases. Y... —caminó hasta la mitad del aula subiendo por los pequeños niveles con lentos y terroríficos pasos—, Como algo que añadir que me obligan a decir... Soy también Decano de la escuela profesional de DCAO por lo que sobornos o intentos de los mismos serán inútiles para aprobar mi curso —trató de observar los rostros de todos ahí—, no me gustan los lambiscones ni los que quieren comprar notas con regalos, la mayoría aquí son adultos así que trataré como adultos a los que me respeten. ¿Alguna objeción, señores y señoritas?

Los alumnos con rostros serios no tuvieron que asentir, todo eso lo sabían desde la inscripción ya que las reglas de por sí eran estrictas.

Para unos la universidad de Londres era su futuro y no podían permitirse perder un crédito importante de la carrera, aunque apenas se habían enterado que tenían la buena suerte de tener como profesor a nada más que a un héroe de guerra mágica ex profesor y director de la escuela de magia y hechicería "Hogwarts", pero no todo era celebración porque para otros eso era una patada en la canilla porque por falta de tiempo una joven que siempre era curiosa por enterarse de todo antes, justo ese día donde se exponían los nombres de los profesores en el pasillo principal de integrado, estuvo ausente porque paseó con su madre al sur para comprar unos muebles, lo cual era un tipo de casual decoración de la nueva habitación de estudios que tendría en la buhardilla de su casa.

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Por lo que se dio con la sorpresa de verlo ahí justo ahí en ese amplio salón de clase de universidad, aunque en primer instante no lo reconoció y no pudo quitarle los ojos de encima porque este estaba definitivamente muy cambiado.

¡Dios mío no sabía que el profesor estuviera aquí! ¿Por qué está aquí, Merlín? La ansiedad apoderó su cuerpo hasta el punto de hacerle temblar las piernas y tenía que hablarse así misma para convencerse de que era real y posible. ¡Es que no puede ser que tenga tan buena suerte! ¡Ay Dios, sí es, la cicatriz en su garganta es la misma! El hombre se presentaba autoritario delante de todos y ella sólo prefería esconderse debajo de lo que sea tuviera a la mano. Después de verlo al milímetro con ojos y comparaciones de mente se tapó los ojos y agachó la cabeza. Estaba segura que era el mismo pocionista de cabellos negros brillantes, ahora ordenado como si hubiera dejado de estar detrás de calderos con líquidos espesos y humeantes aunque se sujetaba el cabello en una cola semi alta como un gamster italiano, con unos lentes de lectura los cuales no parecían tener medida. Mantenía el mismo rostro tétrico y recto aunque ahora con una vestimenta elegante, azul acero oscuro, un tipo diferente de levita, más gótico como de vampiro.

Impulsivo - SevmioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora