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•Kawaki jamás supo que era el amor pues jamás lo recibió de parte de nadie desde que nació; venía de una familia disfuncional en la cual su madre lo abandonó y su padre lo agredía cada que podía, jamás supo que era recibir una muestra de cariño, se le mostro la crueldad de los seres humanos desde que tenía memoria. Por mucho que quisiera no podía recordar un momento feliz de su niñez y parte de su adolescencia porque jamás lo tuvo; era triste pero así era la vida y él lo aprendió a la mala, no se las daba de mártir pues como le pasó a él le pasaba a miles más, aprendió que llorar no servía de nada y que lo único que lograba es mostrarte débil ante los demás, su carencia de sentimientos no era culpa suya eso lo sabía perfectamente, pero aún así muy dentro de si se preguntaba que se sentía ser querido o amado. ¿Habia diferencia? Él no lo sabía y creía que jamás podría saberlo.
O eso pensó hasta que un día de la nada Naruto Uzumaki lo salvó de la organización Kara y lo acogió en su hogar; bien sabía que nada bueno saldría de aquello y aún así en su interior emergió una calidez que no podía describir. Kawaki no sabía como socializar pues nunca lo necesito ya que dentro de la banda jamás convivio amenamente con ninguno de los integrantes de esta; vivían todos bajo el mismo techo pero eran desconocidos unos de otros, en ese mundo todo era peleas y someterse (a la fuerza en su caso) a nuevos trabajos experimentales con armas ninja, el azabache recordaba vagamente que en su niñez suplicaba piedad para que lo dejaran en paz, obviamente siempre hacían caso omiso a sus súplicas, pero al menos recordaba haber experimentado que era el miedo.
No sabía si tenía la capacidad de sentir otras emociones aparte de aquella; y si bien era cierto que había sentido una extraña calidez cuando Naruto lo salvó, eso no significaba que de pronto sentía de todo, admitia que se sintió a salvo pero no podía poderle nombre a esa extraña sensación si jamás recibió misericordia de nadie.
Luego de que lo hayan salvado y "adoptado" en la aldea pasaron varias cosas, conoció a la familia del Hokage, conoció a los amigos de Boruto y experimento por primera vez lo que era la libertad, puede que no en todo su esplendor debido a que lo tenían bajo vigilancia, pero comparado con Kara eso era el paraíso.
Sin intensión rompió algo valioso en la casa Uzumaki, y no fue precisamente el florero se la señora Uzumaki, a decir verdad rompió muchas cosas en esa familia. No sabía si se arrepentía o no.
Y todo comenzo cuando experimento algo más que afecto hacia la menor de la familia Uzumaki, aquella pequeña, tierna, delicada y hermosa girasol fue su perdición, puede que siempre lo sería.
No supo en que momento fue en el que Himawari se metió tan dentro de su alma y corazón, puede que fuera desde la primera sonrisa que le brindó o tal vez fue cuando ella lo encontró llorando escondido bajo las escaleras y lo abrazo consolandolo toda la noche. O aquella vez cuando sin querer compartieron su primer beso, no hubo arrepentimientos pues luego de aquello le siguieron muchos más, en su ser emergió algo distinto, una calidez que hizo a su corazón latir desbocado y sonrojar sus mejillas de un rosa tenue. Himawari era tan inexperta como él en el tema del amor, por lo cual ambos aprendieron sobre la marcha, se demostraron amor en pequeños gestos, toques, miradas, con palabras que iban más haya de lo que ellos mismos comprendían. Solo eran palabras que salían naturales de los labios del otro, eso los hacia ambos felices de una manera inexplicable, y mientras ese amor existiera ambos serían el uno del otro. No de manera posesiva, lo suyo era mucho más que eso. En ambos existía la confianza mutua, el respeto y la honestidad.
O al menos así era.
No todo sería miel sobre hojuelas por siempre, ingenuamente pensaron que podrían contra todo, al menos Himawari esperaba que así fuera, pero toda historia tiene un final y no todos los finales son felices.
Himawari pensaba que su historia con Kawaki sería tan linda y estable como la de sus padres, sabía que tendrían altos y bajos pero aquello era normal. Pensaba que algún día anunciarian sus sentimientos ante sus padres y hermano, ya que su relación era secreta debido a que decidieron a tener una edad adecuada pues apenas tenían 14 y 15 siendo Kawaki un año mayor que ella. Todo lo tenían planeado y esperaban que la familia aceptara su relación.
Pero en un mundo ninja jamás puedes predecir que pasará.
El destino era cruel y misterioso muchas veces.
Himawari no encontraba explicación alguna para la traición de Kawaki; aseguraría que una infidelidad de su parte dolería menos, mucho tiempo se negó a creer que era un desertor de la aldea que atento contra su familia, contra ella misma y contra su amor, el amor te hacia idiota y eso lo sabía por experiencia propia.
Por años se negó a creer en su traición, él debía tener una razón, tenía que tenerla.
Y claro que Kawaki la tenía, pero más que razones le sonaban a excusas baratas.
Pasaron alejados mucho tiempo, en ese tiempo tanto ella como él cambiaron, lo único que no cambio fue el inmenso amor que sentían el uno por el otro. Amor que Himawari por su lado se encargó de hundir en el baúl de los recuerdos, se cayó la venda de sus ojos y al hacerlo con ella cayó un cachito de su amor. Lo amaba por supuesto que sí, pero aquello no significaba que apoyará sus planes.
No permitiría que Kawaki destruyera el mundo ninja tal y como lo conocía por razones tan absurdas y egoístas, era una ninja y como tal se comportaría, y se juro a si misma que lo detendría a toda costa aunque eso significará acabar con la vida de Kawaki.
Por el bien del mundo ninja y los seres que amaba más que a su propia vida.
El azabache por otra parte tenía siempre presente el amor que sentía por Himawari, tenía sus ideales claros y esperaba que tarde o temprano ella entendiera las razones por las cuales hacía lo que hacía, en caso de que no... Tendría que tomar medidas drásticas.
De una cosa estaba seguro y era que si el amor de Himawari no era suyo no sería de nadie.
Antes de poder estar juntos tenía que limpiar el mundo de todos los seres impuros y contaminados, aunque aquello incluyera a la única familia que le brindó amor.
¿Amor u obsesión era lo que sentía aún por la Uzumaki? Una mezcla de ambos tal vez, al final daba igual puesto que se aseguraría de conservar las únicas emociones que le quedaban. Aún si eso significaba pelear en contra ella en un futuro no tan lejano.
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•En los restos de lo que alguna vez fue el monte Hokage se encontraban tres personas viéndose fijamente, cada uno con emociones distintas dentro de ellos. Dos de ellos en posición de ataque, los hermanos Uzumaki estaban listos para pelear hombro a hombro contra el que fue un hermano para Boruto y el primer y único amor de Himawari. La guerra tendría un fin y ellos serían los vendedores costará lo que costará.
Kawaki solo sonrió con sinceridad después de mucho tiempo, le dió la bienvenida con los brazos abiertos a lo que sea que el destino le tenía preparado, ¿el final o la victoria?
Solo ellos lo sabrían.
El destino era tan confuso aveces, destinos enredados, felices, tristes y trágicos, nadie sabe cual de todos le tocará.
Gritos de batalla, kunais chocando, sentimientos a flor de piel y luego un silencio ensordecedor.
¿Que destino les depara al final?
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•Fin.
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