III- Pareces un animal

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Me levante sobresaltada, un paño húmedo cayó de mi frente. Mire a mi alrededor, estoy en un cuarto. ¿Por que estoy en un cuarto?

Intente levantarme pero una de mis piernas estaba amarrada a la cama. Quise gritar, pero no sería muy inteligente de mi parte. Me trague todo el susto, y mire una vez más a mi alrededor.

Las paredes y el techo son de madera, hay una ventana al lado de la cama. Era un cuarto normal pero lo que destacaba eran las repisas con demasiados libros y un mesón donde había un gramófono con varios discos al lado. No habían fotos, ni había nada que me pudiera decir donde estaba ni con quien estaba. Recordé a Caspian y todo lo que había pasado en el bosque.

Joder, fue una buena hora para desmayarme.

Escuche el sonido de una puerta abriéndose y me volví a acostar fingiendo estar dormida.

— No la tenías que haber traído para acá– susurro una mujer, sentí como alguien se sentaba al lado de mi.

Olvide el paño, se había caído.

— No podía dejarla allá sola– es Caspian.

La mujer suspiró.

— Se que no podías, pero no es lo correcto– lo regaño la mujer– No es justo para ellas conocernos y lo sabes.

Me dieron fuertes ganas de estornudar y me maldije a mi misma por mi imprudencia. Necesito saber donde estoy.

— Todo va a estar bien, mamá. Voy a terminar de curarle las herida.

Escuche a la señora suspirar, la puerta se cerró detrás de ella. Sentí como Caspian se sentó en la cama junto a mi.

— Eres mala hasta para fingir que estás dormida– se burlo.

Mi corazón comenzó a latir más rápido, y de todo lo que quería hacer o decir solo salió un estornudo como respuesta. Me sentí aliviada pero increíblemente estupida a la vez.

Mis mejillas comenzaron a arder, abrí los ojos y el estaba ahí frente a mi burlándose. Me senté como pude pegando mi espalda a la pared, la soga que sujetaba mi pie se sentía apretada y aún sentía dolor en las costillas.

— Salud salvaje

Se levanto y fue a buscar algo en un armario

— Púdrete- gruñí

Trate de desamarrar el pie de la soga pero estaba apretada, comencé a lastimarme pero no me detuve. Sentí como se aflojaba un poco la soga y trate de jalar un poco más el pie pero Caspian me detuvo.

— Oye cálmate salvaje, te estás lastimando– se acercó a mi pie sacando una pequeña navaja de su bolsillo, corto la soga y la desamarró del pie– Pareces un animal.

Ignore su estupido comentario, y decidí observar sus movimientos. Al parecer lo que estaba buscando del armario era un kit de emergencia, lo coloco en el cama y se sentó cerca de mi. No me aparte, pero pegue mi espalda a la pared y junte mis piernas para estar más cómoda.

— Estás muy lastimada, solo voy a curarte– comenzó a sacar gasas, lo que creo que es agua oxigenada y algodones. Echo un poco de agua oxigenada en uno de los algodones, acercó su mano a mi rostro pero se detuvo– ¿Puedo?

Atrapada en mi menteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora