Inocente | JaeJun.

Nana...

Después de ese malentendido y ese sueño tan erótico por parte de JaeMin, la pareja decidió dejar de pelear contra sus instintos e ir a dormir.

—Buenas noches, Junnie.— JaeMin se puso de lado, dándole la espalda al pequeño chino.

—Oye, Nana.— RenJun miraba la hermosa espalda de su novio, tocándolo.

—Dime.

—¿Por qué tenías una erección?— RenJun sintió como los músculos se tensan. JaeMin rápidamente hizo roncos falsos.— Nana, por favor.

—RenJun. Es natural, amor.

—Lo sé...

—Ahora a dormir.

Se movieron bien sobre la cama, quedando abrazados. Ambas lámparas se apagaron y la noche iluminaba con su suave luz baja.

—Nana...

—¿Si?

—¿Sientes que estas listo?— la pregunta salió lenta y suave de los labios del chino.

—¿Para que?, Cariño.

—Para hacerlo.— JaeMin sacó los brazos de encima del chico.— Nana, puedes confiar en mí.

—RenJunnie, no creo que sea el momento.

—Es el momento perfecto.— JaeMin sintió como su camisa se mojaba un poco, por culpa de las lágrimas del chino.

—RenJun, no llores.— iba a sentarse pero entonces la mirada del pequeño lo detuvo.

—Nana, es el momento perfecto para decirte...— Una pequeña cajita roja yacía en las manos del chino.— ¿Te quieres casar conmigo?

Los ojos de JaeMin se abrieron, mientras la emoción lo consumía.

—Nana, por favor. Te amo, quiero seguir toda mi vida junto a ti. ¿Te quieres casar conmigo?, ¡Prometo no ser un estorbo!

JaeMin abrazó fuertemente a RenJun, sintiendo las lágrimas bajar rápidamente.

—Claro que si, mi amor.

Ambas cabezas se toparon, mientras las lágrimas tomaban las mejillas de ambos. JaeMin aún no podía pasar todo, ya que aún asentía con la cabeza, sintiéndose muy feliz.

—Hey, Junnie.— ambos anillos de pareja se veían muy hermosos en los dedos índice.— Ahora que estamos casados...

—¿Que sucede?

—¿Vamos a tener sexo?

—¡Nana!

—E-Es que...

—Nosotros no tendremos sexo...— Huang sonrió, tomando la mano de Na.— Nosotros haremos el amor, Nana.