[Kinda Peterick]
Little dude. No! Tiny friend. Pete! Minuscule partner. Stop! Small pal. C'mon!
—Gracias de nuevo, amigo. A ella le va a encantar—dice Joe cálidamente.
Pete se ríe en el teléfono.—Sí, ya lo creo. Dile feliz cumpleaños y que no faltaré a su fiesta mañana.
—Está bien—promete Joe y luego se despide.
—Adiós—responde Pete y cuelga.
Suspira y se vuelve hacia la extravagante casa de muñecas en el suelo frente a él en el sótano. Es antigua, con las paredes completamente blancas, techo de tejas color rosa y el exterior muy detallado (incluso con césped y algunas plantas que se arrastran por las paredes). Aún no la ha visto por dentro, sólo planea dársela a la hija de Joe en su fiesta de cumpleaños al día siguiente y ya. Después de todo, por eso es que la ha comprado.
Se recuesta en el sofá, aburrido y cansado. No tiene nada que hacer más que dormir y, a este punto simplemente no tiene ganas de caminar hasta su cama. Está a punto de quedarse dormido sobre la áspera tela del sofá cuando escucha algo.
Abre los ojos y mira a su alrededor. ¿Acaso imaginó aquello? De seguro. Pero no, no lo ha imaginado porque lo vuelve a escuchar. Un pequeño y persistente sonido que parece como si alguien estuviera... ¿llorando?
Pete se sienta y mira todo a su alrededor de nuevo. No ve a nadie pero está seguro de que no ha imaginado los sollozos. No está tan cansado. Todavía.
Se levanta del sofá y camina tratando de rastrear la fuente del sonido. Luego de unos minutos, cree saber de dónde provienen. ¿La casa de muñecas?
Frunciendo el ceño, camina hasta en donde está el regalo. Sólo unos pasos. Los sollozos parecen ser más fuerte cuando se acerca a la casa de muñecas. Pero eso no puede ser, ¿no?
Pete se arrodilla frente a la casa. Es enorme, al menos para ser un juguete, tal vez cuatro pies de alto y tiene casi la misma altura que cuando está en esa posición.
El llanto suena muy cerca ahora. Supone que viene del último piso por lo que retrocede y abre la casa por primera vez, por suerte tiene bisagras.
Y, mierda, hay alguien ahí dentro.
Una pequeña figura tiembla sentada en el diminuto sofá azul en el ático de la casa. Viste una camiseta y jeans, y una pequeña fedora yace en el suelo a su lado. Sus brazos están cruzados sobre su pecho mientras tiembla y pequeñas lágrimas caen por sus pequeñas mejillas.
Pete lo mira fijamente. No puede evitarlo. ¿Qué demonios?
No está seguro de qué hacer, así que sólo se aclara la garganta. La persona en miniatura lo mira y sus sollozos se ralentizan al ver a Pete sobre él.
Pete lo ve también, aún inseguro. Tose de nuevo y habla lentamente. —¿Hola?
El chico parece petrificado. Pete no está muy seguro de qué hacer a continuación así que opta por extender su mano frente a la diminuta persona. No está seguro de qué quiere decir exactamente con eso pero el pequeño la mira y se sube con lentitud, calculando cada paso.
Una vez arriba, Pete acerca su mano hacia su rostro para ver mejor al tipo que está sentado allí. Aún no supera la primera impresión de hey, ¡mira! Una persona diminuta. Pero trata de asimilarlo.
Estando tan cerca, ahora puede notar el color rubio oscuro exacto del cabello del chico y la multitud de tonalidades presentes en sus ojos. Y así de cerca, puede notar también que sigue temblando.
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With just one Dr Pepper |OS|Traducciones|
FanfictionBrallon | Peterick | Frerard ¿Es una lata de Dr Pepper suficiente cuando traduces one-shots de tus shipps favoritos? Tal vez no pero eso es lo único que tengo ahora. Traducciones autorizadas de historias publicadas en Archive of our own c: