Jennie se percató que la noche sería larga puesto que estaban bebiendo y
comiendo a lo grande. En una de esas rondas, habían entrado a un restaurante chino muy popular. Estaba repleto y la cantidad de personas que había para
ese momento era bastante importante. Ella pensó que era la ocasión perfecta para hacer lo que tenía que hacer.Estaban todos sentados en una mesa redonda y un poco metida en el
lugar. Cada tanto, podía ver los platos humeantes y las botellas de cerveza
heladas. Mientras se acercaba, se percató que hablaban animadamente de lo barato que era todo y de lo divertida de la gente.—Deberíamos venir aquí con más frecuencia. Es muy divertido.
—Sí, sí. Nada que ver con la ciudadela. Se siente hasta acogedor.
Jennie tuvo que hacer de oídos sordos para poder concentrarse como debía.
Las estupideces eran demasiadas y necesitaba sus sentidos al máximo para no perder el hilo de situaciones que tenía que hacer.Por suerte, el lugar en donde se encontraban era lo suficientemente oscuro para darle toda la libertad de moverse libremente. No tenía que preocuparse por las miradas de los demás, en realidad, nadie le prestaba atención porque cada quien estaba en su mundo, ocupados en lo suyo. Además, estaba en la periferia, el territorio de lo posible, así que ver a una chica escondida entre las
sillas, parecía ser algo completamente normal.Ella contó lentamente dentro de su cabeza y esperó lo que siempre
sucedía a esa hora del día: el corte de luz religiosamente programado.
De repente, las risas y los comentarios condescendientes cesaron hasta la
ausencia de electricidad. Los chicos Alfas, tan seguros, tan altivos, se
quedaron callados y trataron de explicarse lo que había sucedido.—Es lo que suele pasar, pronto llegará. No se preocupen.
Acostumbrados a vivir en un lugar siempre ordenado y limpio, los chicos
se miraron entre sí para darse cuenta que el estilo de vida Omega estaba allí
para demostrarles que era un juego completamente diferente.Mientras seguían mirándose, Jennie se movió como una serpiente y se
dispuso a revisar bolsos y sacos con una increíble velocidad. Iba y venía,
rápidamente para toparse con objetos y dinero a granel. Se le hizo imposible
esconder la sonrisa de satisfacción.
Iba introduciendo las cosas en un pequeño bolso negro y, luego de
terminar, quiso dejarles un recuerdo para que no se olvidaran de decir a sus amigos que su ciudad, era perfecta para vacacionar.Salió por la puerta trasera y se quedó allí unos minutos más hasta que escuchó un grito. Habían descubierto del robo. Salió corriendo con todas sus fuerzas y se escabulló entre la multitud, los aerocoches y el caos general.
Se decantó por meterse en un callejón oscuro y se colocó debajo de una
intensa luz la cual la ayudó a contar el dinero que tenía entre sus manos. Se
quedó impresionada con el botín acumulado y sonrió para sí misma.
Desde ese día, se dedicó a investigar más sobre los viajes y excursiones
que hacían los Alfas a la periferia. Si bien no soportaba la idea de que usaran su entorno, su hogar como un medio de diversión, al menos había encontrado un modo de tomar venganza… Al menos un poco.Se dio cuenta que los Alfas eran constantes y rutinarios, así que se armó un plan en donde podía aprovecharse de esa situación. Incluso, cuando se trataba de grupos más grandes, pedía el apoyo de sus compañeros de barrio.
Además, también era una forma de apoyarlos dentro de lo posible.
Acumuló dinero suficiente para comprar sus cosas, e incluso hacerse un nombre entre la gente. La filosa, la aguda, la rápida… Todo el mundo sabía quién era ella, aunque ella no buscó necesariamente eso.
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Finalizada: Mi pequeña esclava [Jenlisa G!P]
FanfictionJennie Kim era una ratera vulgar. Una criminal de los suburbios. Una Omega que lucha por sobrevivir. A costa de los demás. Cual parásito. Pero cometió un grave error. El peor. Intentó robarme a mí; La Reina, La Alfa, La gobernadora de la ciudad y La...