Cap 08 Mía

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Lisa hizo un aparado en sus actividades diarias para supervisar a la única prisionera Omega que había recibido cualquier gobierno Alfa. De hecho, aquello estaba bajo estricto secreto para no escandalizar a la gente.

Pero ella no tenía demasiado claro por qué la tenía allí. Pensó que había
cumplido el tiempo suficiente y que eso bastaba para soltarla y no verla
jamás, pero esa idea no le resultaba demasiado agradable, había algo en su interior que le dijo que no estaba preparada para ello, así que se buscó todas las excusas posibles para seguir con eso, sin importar demasiado si ponía en riesgo su propio bienestar.

Recordó de nuevo sus ojos felinos y lo diferente que se veía con respecto a las demás. Tenía algo dentro de ella que la atraía aún más. Por otro
lado, también deseaba darle una importante lección, quería que se diera cuenta que tenía el poder y que lo usaría con ella. Quería producirle dolor, que suplicara. Esa imagen le movía por dentro.

Después de esa reflexión, se levantó de la silla con una resolución
importante. No daría marcha atrás con su primera intención, total, ella era una más del montón.

Al día siguiente fue a la celda en donde estaba Jennie. En ese momento, ella estaba sentada en el catre, mirando hacia la pequeña ventana, de la cual, permitía la entrada de un poco de luz. No escuchó el ruido que hizo la rubia, así
que Lisa se limitó a abrir las rejas y colocarse dentro. Ella pareció no
reaccionar de inmediato, puesto que no estaba segura de lo que estaba
pasando.

—Tengo entendido que una de las cosas que padece tu gente es que los
convierten en esclavos. De alguna manera, los hacen sentir propiedades…  Pensé en convertirte en eso.

El rostro de la morena se descompuso completamente. No etendió la razón de esas palabras y más cuando pensó que ambos habían desarrollado una
conexión. Pero no fue así, volvió a encontrarse con esa mirada decidida y fría.

—Serás mi esclava, Jennie. Mía. Y haré contigo lo que me plazca.

Como un acto desesperado, se echó al suelo y comenzó a llorar profusamente.

—Por favor, se lo ruego, no me haga esto… Por favor.

—Es muy tarde. Ya está decidido. Esta noche serás trasladada a mi casa,
allí tengo un lugar dispuesto para ti.

Se volteó dejándola con ese mar de sentimientos que ni siquiera podía
entender completamente. Tenía el corazón roto, el alma rota. Trató de rogar un poco más pero Lisa ni siquiera le dio oportunidad de decir otra cosa. Se fue, dejándola allí, al borde de la locura.

Lo cierto era que Lisa no era usualmente una mujer cambiante o que se dejara llevar por las emociones. Por un lado, sentía que estaba haciendo mal pero por otro, también quiso lanzar todo a la borda, mandar todo al diablo y olvidarse de los protocolos y de las enseñanzas para ser políticamente correcto.

La noche anterior se sinceró consigo misma. Le gustaba la chica, quería
estar con ella y tenía ese morbo dormido de someterla a sus designios. La imaginó como esclava, cumpliendo sus órdenes y con el afán de complacerla enteramente. La visualizó de todas las maneras posibles y eso le despertó la
desesperación de probar su piel, así que hizo las movilizaciones pertinentes para que pudieran trasladarla a su casa y disponer de ella las veces que quisiera.

Después de darle la noticia, se sentó en la silla en su gran escritorio y
llevó sus manos al mentón, como tenía costumbre. Sonrió lentamente para celebrar sus planes.

El día pasó rápidamente para ambas. Lisa estaba ansiosa y Jennie estaba
sintiéndose cada vez más hundida en sus pensamientos y desesperación.

Finalizada: Mi pequeña esclava [Jenlisa G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora