Capitulo 9

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Era sábado por la mañana. Henry le lanzó el balón a Chace, haciendo que éste marcara otro tanto para ellos. Chris aplaudió y se secó el sudor con su camiseta de los San Francisco 49ers. Jugaban con otros tres tipos que parecían tener muy mal perder. Nike, observaba a un lado. Henry le había regañado un par de veces por no dejar de meterse en el juego. Ahora estaba tumbado sin poder hacer otra cosa. Chace marcó otro tanto, y al hacerlo derribó a uno de sus contrincantes. El tipo se puso de pie con la mirada llena de ira y dio un empujón a Chace. La discusión fue hasta tal punto que Henry y Chris tuvieron que meterse. Uno de los tipos se encaró con Henry, demasiado cerca y de forma amenazante. Nike se levantó repentinamente, y se colocó ante Henry, gruñendo y mostrando los dientes a aquel tipo. Henry se apresuró a agarrarle y a tirar de él. Mejor marcharse, a pesar de que esos tíos merecían una buena sacudida. Se sentaron en las gradas del parque. Chace, aun cabreado, despotricaba contra aquellos tipos. Chris miró a Nike y le sonrió.

—Te has ganado un premio —dijo dándole el trozo que le quedaba de perrito caliente.

—¡No le des esas porquerías! —exclamó Henry arrebatándoselo antes de que llegara a la boca de su perro.

—¡¿Cómo osas llamar porquería a un perrito caliente?! —dijo Chris indignado.

Nike le miró con esos ojitos irresistibles que ponía para que le diera aquel manjar. Henry no podía evitarlo, aquellos ojos le podían. Suspiró.

—Anda come... —dijo dándoselo. Nike se lo comió de un bocado. Henry sonrió y le sacudió cariñosamente—. Te hubiera dejado morderles si no fuera porque después el que tendría problemas serías tú.

Chace soltó una carcajada recordando algo.

—¿Visteis la cara del tío cuando Nike se le echó encima?

—Sí —contestó Chris, echándose también a reír.

—Yo no pude. Tuve que cogerlo para que no le arrancara la cabeza... Pero seguro que fue memorable.

Una pareja pasó frente a ellos haciendo footing. Chace no pudo evitar clavar sus ojos en la mujer. Rubia, con una malla que le marcaba sus curvas y un top que dejaba poco a la imaginación. A Chris casi se le cayó la baba al ver a su pareja. Con músculos marcados pero sin exagerarlos, un buen bronceado y un cabello color cobre de lo más sensual. Henry ni se fijó en ellos. Hacía tiempo que no miraba de esa manera a alguien. En realidad, ni lo buscaba. Se sentía de nuevo como en el instituto, todos hablando de amor y de atracción, y él pensando que jamás sentiría ninguna... al menos, de nuevo. Cuando la pareja pasó de largo, Chace se volvió hacia sus compañeros.

—¿Os hace ver el partido esta noche en mi casa?

—Me apunto. Pero debes traer a ese tío del bar —dijo Chris con una pícara sonrisa.

Chace le miró confuso.

—¿Mi amigo Joe?

—Ese —asintió Chris con una extraña sonrisa. Chace entrecerró los ojos.

—¿Para qué le hagas sentir igual de incómodo que me hiciste sentir a mí? —inquirió con algo de rencor.

—En mi defensa diré que Jak... —Chris cerró la boca de golpe.

La atmósfera cambió de repente. Chace y Chris llevaron disimuladamente sus ojos hacia Henry. Sus hombros se habían tensado. Apartó la mirada con expresión seria. Chris se mordió el labio. Chace carraspeó y se apresuró a cambiar de tema.

—Henry, ¿tú vienes?

Tardó unos segundos en contestar, pero finalmente, quitó esa rara expresión que había compuesto.

Only Three WishesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora