Monique, miró a Jake, y luego a Henry, captando al vuelo lo que ocurría allí. Sonrió divertida.
—Nos vemos, Henry —dijo saliendo al rellano.
El moreno pasó su mirada de los ojos color azul intenso del rubio, a los de color ámbar de la chica, dándose cuenta de su presencia por primera vez.
—Gracias por el albornoz —continuó la chica alejándose—. Te lo devolveré la próxima vez —la chica agarró con sus manos el albornoz, lo apretó junto a sus mejillas, y sonrió antes de cruzar la esquina del largo pasillo.
Jake siguió con la vista sus andares sinuosos y apretó los dientes, disgustado con solo verla. Cuando la perdió de vista se giró hacia Henry. El rubio levantó ambas manos en gesto conciliador.
—No pienses cosas raras... solo estaba... —comenzó Henry a excusarse.
—¿Puedo pasar? —le cortó Jake, sin ningún rastro de enfado en su expresión—. Quiero ver tu casa de una vez.
Henry se quedó aun clavado en el marco de la puerta.
—Sí, claro —se apresuró a decir apartándose para que el moreno pudiera pasar.
Jake entró, y por primera vez, Henry se fijó en que llevaba una caja entre las manos. La dejó junto a la puerta y paseó su mirada por el nuevo piso de su novio. Aquel lugar tenía el nombre de Henry grabado por cada esquina. Todo eran colores clásicos, cada cosa estaba en su sitio, impecable. Los muebles serían todos de grandes marcas, al igual que cada objeto electrónico, que serían de último modelo.
—Vaya... —dijo Jake sin poder evitar estar impresionado. ¿En qué momento se habían convertido en dos adultos independientes? Jake silbó pasando su mano por el lujoso sofá—. Tu padre no ha escatimado en gastos por lo que veo.
Henry frunció el ceño ante el primer comentario que soltaba el moreno sobre su piso.
—¿Tenéis que mencionar todos a mi padre cada vez que entráis? —inquirió molesto. Jake esbozó una pequeña sonrisa.
—Henry, no puedes ignorar el hecho de que eres un niño de papá —dijo a sabiendas de lo que le molestaba al rubio que le llamara así.
—¡No soy un...! —comenzó a decir, pero el moreno no le dejó acabar.
—Por cierto, Piolín, ¿a quién te refieres con todos? —inquirió Jake de pronto sentándose en el sofá, con un una mirada sagaz—. A parte de la morena envuelta en tu albornoz.
El rubio se tensó, sabía que Jake no iba a dejar pasar el asunto así como así.
—Mi hermana ha estado aquí esta tarde. Pero es la única —se apresuró a asegurarle, y se dispuso a usar la baza romántica en el asunto. Se sentó junto a Jake y apoyó su mano en el muslo del moreno—. Quería que fueses el primero en verlo... —dijo con una mirada dulce y una sonrisa encantadora. Los hombros de Jake se relajaron un poco al escuchar aquellas palabras.
—Bueno, el segundo tampoco está mal... —dijo recostándose en el respaldo del mullido del sofá. Henry sonrió al ver que había funcionado—. ¿O debería decir el tercero? —inquirió Jake enarcando una ceja. Henry resopló.
—Deja de tirármelas... —le dijo enfadado y levantándose de golpe del sofá—. Es mi vecina, ha tenido un problema con la cerradura y...
—Está bien, está bien. No te he pedido explicaciones —dijo el moreno con una risa relajada. En realidad, no estaba celoso por aquella tía de curvas sensuales, porque sabía muy bien que al rubio las curvas y las morenas le daban totalmente igual, ya que prefería los músculos y los morenos. Solo quería molestarle un poco. Jake paseó de nuevo su mirada por el piso—.El piso es increíble... pero no sé si sabrás arreglártelas solo... —apuntó de pronto. Henry entrecerró los ojos.
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Only Three Wishes
RomantizmHenry ha terminado la universidad, y se prepara para que su vida de un giro de 180 grados, y pueda cumplir al fin su sueño de ser jugador de la NFL. Junto a él, Jake también está cumpliendo cada uno de sus sueños, y ese verano viajará a Europa con s...