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-Buen día, amor. ¿Cómo pasaste la noche? Ah, mirá, aquí me traen el desayuno. Café con leche, una tostada y mermelada. Debe estar rico, como siempre. Ahora que se fue la enfermera, te puedo decir que la verdad tuviste bastante suerte. No sabés lo linda y jovencita que es. A vos te encantaría.

Buen día, grandecita. No. No sé lo linda y jovencita que es pero puedo imaginarlo. Aunque tampoco sé si tengo ganas de imaginarlo. Mejor hablemos de otra cosa. Que la enfermera linda me hace acordar a Camila, la enfermera tiene la cara de Camila y eso sí me pone de mal humor.

-Rubiecita, chiquita. Una muñeca, vea, caballero. Lucía se llama.

Y dale con los ¿cómo se llamaban?, ¿los diminutivo, eran? Sí eran los diminutivo. Que "jovencita", que "rubiecita", que "chiquita". ¿Que te picó hoy? ¿No te dije que no quiero que me cuentes más de la enfermera, que me pone de mal humor? ¿No me escuchás, tonta? No, no me escuchás. Para qué me hago el idiota si sé que no me escuchás.

-Antes de irme quiero contarte algo de ese tipo, ese griego que tardó diez años en volver a su casa. ¿Cómo quién? Ese Ulises que te conté un día que era rey de una isla llamada Ítaca. Sí, el de la mujer que tejía para retrasar el momento de casarse de nuevo. Que se llamaba Penélope. La pobre estaba acosada por los pretendientes que querían casarse con ella para apoderarse del reino, pero como última resistencia se le ocurrió la idea de decir que elegiría marido cuando terminara su tejido. Sin embargo, para retrasar lo más posible ese momento, deshacía de noche todo lo que tejía de día. Los tipos que querían el trono eran unos guarangos que vivían a costa de la riqueza de Ulises y no les importaba nada todo el desastre que hacían porque estaban seguros de que el rey había muerto al volver a su tierra. Pero no. Ulises tuvo que pasar por un montón de aventuras para estar otra vez en su reino, porque en la conquista de Troya se había ganado el odio eterno del dios del mar, Poseidón, cosa nada buena si uno tiene que volver a su patria en barco. Pero su mejor historia es la que pasó con un cíclope.

¿Qué es un cíclope?

-Seguro que te estás preguntando qué demonios es un cíclope. Te digo. Un cíclope es un gigante que en lugar de tener dos ojos tiene uno solo en medio de la frente. Este se llamaba Polifemo y era poderoso y malvado como nadie. El tema es que Ulises y sus compañeros llegaron hasta su caverna, que estaba llena de ovejas y otros alimentos, casi como preparados para que ellos se los llevaran. Los compañeros de Ulises le rogaron a su jefe que, como el cíclope no estaba, los dejara cargar todo lo que pudieran y que luego huyeran de esa cueva siniestra; pero él era un hombre que disfrutaba antes que nada de vivir grandes aventuras y no quiso irse sin correr al terrible Polifemo.
Cuando llegó, el cíclope le preguntó quiénes eran ellos. Ulises le respondió que eran viajeros perdidos y que el debía atenderlos según las reglas de la Hospitalidad que ordena el propio Zeus, el padre de los dioses. Pero el monstruo se río y le respondió que los cíclopes no le debían obediencia a nadie y que Zeus podía irse a freír churros. Bueno, no se lo dijo así porque en esa época no había churros pero eso fue lo que quiso decir.

Sí, me imagino al cíclope ese diciendo que cualquier queja de Zeus que le hable por teléfono. Pero seguí. Me gusta tu forma de contarlo.

-Y allí nomás se comió a dos de ellos. Para que no pudieran escapar, cerró la entrada de la caverna con una roca enorme que solo alguien con su enorme fuerza podía mover. Al día siguiente se comió a otros dos y pensaba devorarse a todos, pero Ulises era muy astuto y le dijo que después de almorzar lo mejor era tomarse un buen vaso de vino. Y le dio una copa que llevaba. El gigante empezó a tomar, a tomar y a tomar hasta que se agarró una borrachera que no se podía tener en pie. Y claro, se quedó dormido. Entonces Ulises y los suyos aprovecharon para clavarle en el ojo un tronco de árbol con una punta al rojo vivo que habían preparado en el fuego... y, ¡ZAS! Lo dejaron ciego. El cíclope se puso como loco y empezó a preguntarle a los gritos como se llamaba y Ulises le contestó que se llamaba Nadie. Parecía tonta la respuesta de Ulises, y sus amigos no lo entendieron demasiado. Pero cuando los otros cíclopes quisieron averiguar quién lo había herido, polifemo les respondió que había sido Nadie. Entonces, ellos le dijeron que no podían hacer nada, porque su herida había sido voluntad de los dioses. Con los manotazos de ciego que empezó a dar, el cíclope sacó la roca que le impedía la salida, y así Ulises y los suyos pudieron escapar y volver a su barco para irse de aquel lugar. ¿Te gustó el cuento, amor?

Muy lindo, grandecita. Está genial eso del gigante de un solo ojo. Así que el tipo le dijo que se llamaba Nadie. Nadie está dormido en esta cama, Nadie tiene miedo cuando no oye más la voz de la grandecita, Nadie está empezando a pudrirse de no levantar los párpados.

-Bueno, ahora me voy a trabajar. A la tarde cita te voy a contar algo nuevo.

Espero que no tenga que ver con la enfermería y sí con el Ulisito. Chau, que te vaya bien en el trabajito.
Mi vuelta, ¿tendrá que ver con los aparatos? Sé que me enchufaron varios tubos y que por ahí me dan de comer, pero no sé si lo que dice la grandecita de "volver" tiene que ver con ellos. No me gusta tener tantas cosas metidas. Debo parecer como uno de esos robots de las películas y no quiero. Dale, grandecita, volvé rápido que sin vos me cuesta caminar con tanto cablerío. Bueno, hablando de otra cosa, ahora que nadie escucha lo que pienso, eso de que la enfermera tenga la cara de Camila no está tan mal. Puedo imaginar las manos que me limpian y que me acomodan y puedo darles una cara a las manos. No me gustan las manos solas.
Me hacen acordar a las películas de terror y me dan miedo. Muchas veces en esas películas cuando van a matar a alguien, solamente aparecen las manos del asesino. No sé cómo será las enfermerita, pero pensarla con la cara de Camila me acorta el susto. Ahora estoy despierto. Me da algo como risa que los de afuera piensen que para mí todo es lo mismo, que no se den cuenta que ahora estoy distinto de hace un rato, cuando estaba dormido, dormido. Es decir, dormido estoy siempre, pero a veces estoy dormido despierto, como ahora, y a veces no escucho nada ni pienso nada y entonces estoy dormido para ellos y para mi. Oia, recién ahora me doy cuenta de que para hablar de los que vienen a verme dije "los de afuera". ¿Eso quiere decir que yo estoy adentro? ¿Adentro de qué estaré?,  ¿adentro de un sueño? Tengo que pensar más sobre eso. Después. Ahora me quiero dormir dormir.



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Perdonen las faltas de ortografía.

Es tan difícil volver a Ítaca {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora