4

416 14 2
                                    

Los extras de mi película hoy están tranquilos. No me los cruce mucho en mi caminata al trabajo y tampoco me pidieron muchas cosas para hacer. Se ve que se están acostumbrando a que no me interesan. Puede ser que no este bien, puede ser que tenga que seguir prestándole atención al mundo que a fin de cuentas sigue teniendo los mismos problemas que antes; pero no puedo evitar sentir que desde el sueño de mi chiquito yo estoy entre paréntesis, esperando simplemente a que el vuelva, a que dos parpados testarudos se dejen de embromar con eso de seguir cerrados y se levanten de una buena vez para volver a cerrarse solamente cuando al dueño se le de la gana. Pienso en Penélope, que se la pasaba tejiendo para retrasar el momento de tener que elegir un reemplazante para su marido, y mirando hacia el mar, para ser la primera en ver el barco en el que Ulises regresara. También su único mundo debía ser esa manta de lana. También a ella los otros debían interesarle menos que un grano de trigo de sus sembrados. Su universo era el telar, los dibujos del tejido y su hombre que no llegaba. El mío es una cama. Soy Mónica- Penélope y tejo las ganas de unos ojos abiertos.

Estoy leyendo cosas sobre el Síndrome de Melas. Es una rareza increíble la transferencia de padre a hijo. No se lo voy a decir a Eduardo porque le va a dar mas furia saber que lo que paso no tendría que haber pasado. Va a ser otra especie de mentira, pero Zeus debe haberla entendido a Penélope cuando hacia su engaño de lana. Y si no me quiere perdonar me importa lo mismo que mis extras. No les doy bolilla a los mortales que me rodean, miren si me voy a hacer mala sangre con un inmortal que lo mas importante que hace es no morirse.

Estoy volviendo al hospital y se me acaba de ocurrir que tampoco le voy a decir mas que es mi chiquito. al menos no se lo voy a decir a el. Alguien que pelea por volver desde una cama lleno de tubos merece ser llamado por su nombre. Ya va a cumplir trece. Ah, por cierto. Tengo que festejarle el cumpleaños.

Y prepararle el regalo.

-Ya volví, hijo. Ya estoy aquí, Eduardo.

Uy, ¿Qué paso, grandecita? ¿Qué paso con eso de "chiquito" y "Eduardito"? ¿Crecimos desde la mañana y no nos dimos cuenta? Ya se, te fue mal en el trabajo y volviste de mal humor. Como cuando me portaba mal y me retabas con nombre y apellido y tratándome de usted. ¿Te acordas? "Eduardo Alayes, ¿se puede saber de donde viene con todo ese barro?, ¿estas son horas de llegar a su casa y e ese estado?, ¿usted esta seguro de las cosas que hace?". ¿Eso paso, grandecita?, ¿estamos enojadas?

-Habrás notado que no te dije "chiquito". Estoy segura de que lo habrás notado porque esas cosas no se te escapan nunca. O no se te escapan casi nunca. En todo caso estoy segura de que esto no se te escapo. Lo que pasa es que estuve pensando...

Mira vos, ¿Cómo te contestaba papá cuando decías eso? Ah si, "Bueno, de vez en cuando te va a hacer bien pero tampoco exageres".

-...y me parece que estas aquí, peleándola casi solo. Y que ya tenes casi trece años (porque no se si sabrás que dentro de dos días es tu cumpleaños) y que, esta bien, creo que tengo que aceptar que ya no sos tan chiquito. mientras te hablo me estoy agarrando una mano con la otra porque me cuesta mucho decirte esto. es difícil aceptar que ustedes crecen, ¿sabes? Es como confirmar que nosotros nos hacemos mas viejos y que ya no nos necesitan tanto. Pero igual no me voy a privar todo el tiempo de decirte "chiquito", porque me gusta y porque para eso sigo siendo tu madre. ¿me entendió, señor?

Si, ya te entendí, grandecita. Vas a hacer todo lo posible paro de vez en cuando se te va a escapar. No es un mal acuerdo. Pero, además, que yo sea mas grande no quiere decir que vos seas mas vieja. No se, yo al menos no te veo vieja. Bueno, ahora no te veo, así que estuvo bien eso que dijiste de que te agarrabas las manos porque así puedo seguir lo que haces. Ah, así que es mi cumple, mira vos. ¿en que estaría pensando que se me paso tanto? ¿Qué me vas a regalar?

-Vamos a ver: ¿Qué me preguntaría yo si tuviese trece años y algún adulto me dijera que pronto seria mi cumpleaños? De eso no tengo ninguna duda. Podre estar mas vieja (aunque no tanto eh, no tanto), pero todavía me acuerdo de esas cosas. Me preguntaría por lo que me van a reglar. Pero va a tener que esperar, caballero, por que el regalo va a ser una sorpresa para ese día. Lo que te puedo decir es que no es una cosa. A mi me encantaría regalarte, yo que se, una pelota. Pero me di cuenta de que eso me gustaría a mi y yo no quiero regalarte algo para el futuro, para que lo uses cuando despiertes. ¿Entendes, amor? No quiero hacerme la trampa de darte algo que me deje mas tranquila pensando en mas adelante. Yo no quiero estar mas tranquila, quiero que vos estés mas fel no, mas feliz no, mas contento. Quiero regalarte algo que disfrutes ese día y ningún objeto te serviría ahora. Pero no te digo nada mas porque te vas a dar cuenta y quiero que sea una sorpresa. Una vez con papa te regalamos una entrada a la cancha y una salida a comer pizza después del partido. Ahora va a ser algo parecido, aunque de salir ni hablar porque vos sabes muy que por ahora no podemos; pero por ahí va a ir la cosa.

Bueno, no te preocupes. yo se que no me voy a ir a ningún lado. ya bastante acostumbrado a esperar, así que me va a gustar esperar algo lindo. Entiendo eso de que no va a ser una cosa, como la vez esa del partido y la pizzería, pero para serte sincero los regalos que mas me gustan son los que se pueden agarrar. Porque si un regalo es una cosa, me parece menos regalo, ¿me entendes? ¿Qué hace un tipo (o un Eduardo, digamos) cuando se le regala algo que no se puede poner en ningún lado? No se, grandecita, no me voy a hacer mas preguntas. Creo que voy a dejar que me sorprendas.



O______________________________O

Reflexionando con Eduardo sobre los regalos(?

Perdonen las faltas de ortografía.

Es tan difícil volver a Ítaca {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora