Capitulo 3

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Después de muchas advertencias, aclaraciones, quejas y un programa establecido para los siguientes cuatro meses, el señor Mena dio por finalizada la clase. A simple vista creí que el encargado de la página de la escuela había cometido un error, los alumnos siempre lo mencionaban como un maestro modelo. Decían que era muy accesible, y comprensivo, estricto pertenecía a sus características, pero no en gran manera, era de los pocos profesores en tener bajo nivel de reprobados en sus clases, los alumnos le apodaban "el chocolate" y no precisamente por su color de piel, sino porque te hacia disfrutar sus clases.

Por esa razón al ver entrar a aquel hombre, desgastado, me desconcerté. Sus facciones no lo ayudaban, el ceño fruncido permanecía la mayor parte del tiempo a la vista, su voz tenía un tono muy elevado tanto como para remplazar a un tenor en opera y el impecable uniforme azul le completaban como otro tirano en la facultad. El tono en el que se presentó no parecía el más amable, pero amigos de semestres avanzados, me dijeron que eso pasaría, que solo era una técnica propia del señor mena para obtener mejores resultados. Lui parecía asombrado y un poco aterrado, las expresiones se mantenían intactas, mismas de la secundaria, mordiéndose discretamente las uñas cuando algo le intrigaba, con ojos desorbitados cuando pasaba una persona especial, y sonriendo de más cuando estaba enojado.

- ¿librarás la materia ahora? - preguntó guardando la portátil –el maestro parece muy exigente-

-mis informantes dicen que es normal que en el primer periodo esté con esta actitud- mi tono no salió tan despreocupado como quería y reafirme mi pensamiento diciendo – es lo mismo que vi el semestre pasado ahora sólo necesito estudiarlo a fondo, no me preocupo tanto es decir me siento mejor si estás conmigo- tomé mi mochila y nos dirigimos a la puerta.

-no coquetees conmigo Kiara sabes que no funcionará te he dicho que soy mucho para ti. – el tono en el que lo decía era de seriedad, pero sus expresiones me indicaban que sólo jugaba.

-no cariño, no te hagas falsas ilusiones, los chocolates blancos no me apetecen. -

-te mueres por mí lo sé- me guiñó un ojo y ambos reímos.

Al salir del aula una chica tropezó con Lui y lo hizo caer, la chica estaba furiosa, Lui se levantó y le ayudó a recoger unos papeles que se habían esparcido, la expresión de la chica cambió, su rostro se coloreó de rojo y en seguida se le desorbitaron los ojos.

-creo que es tuyo- Lui le extendió la mano para que se levantara. La chica no sabía que responder, se debatía entre el enojo y el sonrojo.

-gracias- dijo apenas audible. –discúlpame a veces soy muy descuidada- no se atrevía a mirar a Lui a la cara y el color rojo se intensificaba cada vez más, la mirada de Lui enterneció y me sonrió eso significaba que ayudaría a la chica y después me alcanzaría era su manera de decir "ahora necesito atender esto"

- ¿puedo ayudarte? - Lui iba a tomar a la chica por el brazo, pero ella se apartó violentamente.

- no necesito tu ayuda, gracias – por fin alzó la vista, Lui se sorprendió, y después se aclaró la garganta para que lo esperara, su mirada pasó del asombro al enojo y después al desinterés.

- como quieras, espérame K-i-a-r-a voy contigo- hizo un énfasis innecesario en mi nombre, y vi como los hombros de aquella chica se tensaron, toda la situación me desconcertaba, pero mi estómago dominaba sobre mi mente y decidí preguntarle a Lui que había sido todo eso una vez que desayunáramos.

Seguimos por el pasillo, hasta el patio central de la facultad, la tradición dictaba que los nuevos en su proceso de iniciación deberían pasar por ese patio hasta la cafetería y comprar las famosas Nuggets enchiladas de pavo, comer solos o acompañados era decisión de cada uno, en mi primer año me costó no romper esa tradición pues mis papilas gustativas no toleran ni un solo gramo de picante. Pero Lui se veía muy confiado y más porque él era devoto del picante. Al llegar su turno en la fila me preguntó si compraría algo, pero mi respuesta fue negativa, en ese local la mayoría de las comidas llevaban picante, y con la mitad del desayuno de casa más la pelea con mamá estaba sólo un poco hambrienta, le dije que compraría mi desayuno en otro local y que entendería si decidía seguir la tradición, sin más preguntas terminó de comprar y nos dirigimos al patio.

Love Is EnoughDonde viven las historias. Descúbrelo ahora