Yellow Is The Color Of His Eyes. ((yuwin))

Parte Tres: De un café sin fin.

Las angostas calles de la ciudad están tan transitadas de gente como ya era costumbre. Nakamoto Yuta intenta correr mientras esquiva al montón de personas que se encontraba en su camino. Debía llegar al metro a tiempo si es que buscaba llegar puntual a su primer día de clase.

El japonés tenía dos años cursando la carrera de Cinematografía en una de las tantas universidades de Seúl, pero a pesar de tener tres años viviendo en aquel país, aún no podía desarrollar el hábito de llegar temprano a ningún lugar. La suerte parece estar de su lado este día, pues logró entrar por la puerta principal justo cinco minutos antes del último timbre de espera. Corre por los pasillos y los largos campos hasta llegar a su Facultad, la más alejada de todas para su maldita suerte. Las personas se apretujan en los angostos pasillos que no dan abasto, encontró la primer aula y se sentó en algún lugar libre mientras seca el sudor de su frente. Aunque el invierno estaba algo cerca, aún era un martirio navegar entre los mares de gente y una misión imposible el no sentir las mejillas calientes por la humedad.

-Pensé que no llegarías, no sueles ganarle al tiempo.

Yuta voltea a ver al sujeto que le habla y pone los ojos en blanco al ver de quién se trata. Todos le suelen recordar lo impuntual que es y aquello comenzaba a ser un tanto molesto para él.

-Es bueno verte también, Lee Taeyong -bajó la paleta de su butaca y sacó un cuadernillo en blanco. El sarcasmo hizo reír a su buen amigo, pero solo logró empeorar su mal humor-. ¿Y Johnny?

-Ni idea, hermano, he venido directo de mi dormitorio -se encogió de hombros imitando lo que Yuta hacía.

-Las ventajas de vivir en el campus -murmuró con una mueca.

La profesora que impartiría la primer clase del semestre se presentó y dio una introducción a la materia, explicó lo básico para no tener problemas con ella o con los temas. Yuta anotaba lo más esencial y dibujaba en las esquinas de la hoja.  Taeyong a su lado y Johnny al otro -el cual había llagado diez minutos tarde- escuchan a la maestra y recolectan la información mentalmente, aquellos dos eran unos cerebritos y Yuta los envidiaba un poco.

Las primeras cuatro clases fueron básicamente lo mismo; profesores explicando cómo manejarían sus evaluaciones y métodos de estudio, accesos y modos de trabajar, nada que le pareciera realmente interesante. Yuta hizo un apartado en el cuaderno para cada asignación, no volvería a cometer el mismo error de anotar todo sin ningún orden, aquel segundo año había sido el peor y necesitaba reorganizarse por completo. Pero de errores se aprendía y estaba decidido a aprender lo más posible del quinto semestre que emprendía, necesita subir sus notas y estimular su memoria tan mala.



-Siento que este año será nuestro -habló Taeyong con los ojos cerrados, tirado en el pasto del jardín principal y disfrutando de la vitamina que el sol le brinda a su pálida piel.

-¿Por qué lo dices? -cuestiona Johnny con una larga sonrisa.

-Estamos iniciando como nunca antes. Digo, el año pasado fue un caos, Dios nos hizo y nosotros nos juntamos...

-Y por eso casi nos expulsan -interviene Yuta riendo. Recordar las aventuras que ha protagonizado en compañía de sus mejores amigos siempre era motivo de sonrisas y suspiros llenos de nostalgia.

-Silencio, Yuta, mi yo del pasado está muerto y bien enterrado -dijo el surcoreano levantándose de su cómoda posición. Se pone de pie frente a los otros dos y pone sus manos sobre su cadera, proclamándose a sí mismo como el líder de la pequeña agrupación-. Creánlo, chicos. Johnny por fin logró que ese chico le diera el sí, yo por fin conseguí un dormitorio dentro de la facultad y tú, Yuta...