Sicheng y Yoonoh desayunan en uno de los patios de la universidad. No se decían nada entre sí, pero era de lo más normal entre ellos. Jung Yoonoh no es alguien de muchas palabras y el chino ya se había acostumbrado a ello y había aprendido a convivir perfectamente con él.
Ambos se habían conocido en China, hace aproximadamente seis años. Por aquel entonces, vivían en el mismo fraccionamiento y su encuentro fue un total golpe de suerte. Sicheng se recuperaba de un extenso tratamiento médico, sus pulmones estaban respondiendo de la manera esperada y su médico especialista por fin le había retirado el tanque de oxígeno. Era casi un milagro. Su madre estaba de visita por la ciudad y su padre había permitido una visita hasta la hora en que se servía la comida y sin que la ama de llaves se diera cuenta su madre lo sacó a dar un pequeño paseo. Caminaron juntos hasta el parque del mismo fraccionamiento, había pocos niños y el sol se ocultaba sobre las nubes grises. Era un día extraño; el aire soplaba y ni así las nubes se iban, de vez en cuando se escuchaba un relámpago a lo lejos, pero la madre del pequeño sabía que no caería una tormenta en esos momentos sino hasta entrada la noche. A unos cuantos metros de ella, Sicheng se subía a uno de los columpios, rio descaradamente al imaginar la expresión de su padre al verlo jugar como un niño pequeño, pero cuando asistía al jardín de infancia su maestra nunca lo dejó salir a jugar con sus demás compaños. Chan siempre se sintió feliz por eso aunque nunca lo había dicho de verdad.
Yoonoh entraba al parque de la mano de su hermano menor, al cual le ganaba con cinco años. Se posicionaron en el cuadro de arena y tan cerca de ellos Sicheng los observaba, atento a como manipulaban la arena. Él jamás había tocado arena, ni siquiera la tierra de su jardín en donde los empleados plantaban flores y árboles.
—¿Quieres unirte? —había preguntado Jaehyun de aquella manera tan seria como era costumbre.
Sicheng le sonrió y se dejó caer sobre la arena, quedándose demasiado cerca de ambos hermanos. Desde allí comenzó una amistad inquebrantable y llena de confianza, Sicheng había adquirido desde ese momento la habilidad de seguir a Yoonoh por todos lados del fraccionamiento y el otro había seguido a Sicheng por todos los lugares del mundo que han sido necesarios. ¿Casualidad o causalidad? Ojalá todos fueran capaces de encontrar la verdadera amistad de una manera tan sencilla e inesperada como ellos dos.
—¿Crees que podamos pintar la habitación?—habló su mejor amigo sin mirar nada en específico.
—Deberíamos revisar el reglamento y si no hay algo que no lo impida, hagámoslo —dijo sonriente.
—Deberíamos preguntarle a algún administrativo... —propuso el surcoreano.
—Bah, no creo que se den cuenta. ¿Qué color te gustaría? —respondió Sicheng restándole importancia. Al mayor le gustaba el lado rebelde de su amigo, pero eso no le evitaba el sentirse nervioso.
—No lo sé, un blanco estaría bien —respondió sonriendo, dejando ver sus hoyuelos tan preciosos. Sicheng también sonrió.
—Blanco será.
—Recordar el color amarillento de nuestro antiguo dormitorio en Japón me hace sentir náuseas—admite Yoonoh con una mueca.
Siguieron comiendo en silencio, solo escuchando el ruido de la comida y de los palillos de madera. Durante el descanso no cruzan muchas más palabras, solo las necesarias y en su mayoría Yoonoh se limitaba a escuchaba y asentir. Por lo general en aquella relación de amistad, Sicheng era el que tomaba la riendas, a menos de que el mayor notara que su amigo metía la pata de más o estaba a punto de cometer alguna locura. Cuando las cosas necesitaban orden, Yoonoh era el mejor para hacerlo a pesar de estar la mayoría del tiempo callado y observando todo con cierta distancia. Él es un excelente líder cuando se lo propone, sabe dirigir a las personas y que las cosas no se vayan por el caño. Por esa razón Sicheng seguía tan cuerdo y honesto como hasta ahora. Jung Jaehyun, sin duda alguna, era su mejor soporte y ancla.
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Yellow Is The Color Of His Eyes. ((yuwin))
Fanfic"Aquellos ojos color amarillo han desaparecido, ahora en su lugar observo dos orbes oscuros y profundos. ¿Qué has hecho con tus ojos color sol, WinWin?" Yuta y WinWin se conocieron durante un caluroso verano en Japón. Ocho años después se vuelven a...