CAPÍTULO 3: PRIMERA CITA

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Escucho la alarma de mi celular pero no puedo abrir los ojos, están como pegados. Muevo mi mano y siento algo que definitivamente no es mi almohada. Me levanto asustada y veo a Christopher junto a mí. No lo soñé, ¡todo lo que pasó fue real!.

Mirando mí cara de susto me dice, "No pasó nada, solo dormimos juntos. Dormimos, dormimos".
"Si, me acuerdo", le digo en tono de burla porque me gusta que se ponga nervioso conmigo.

Deja la cama y revolviendo su cabello con las manos dice, "voy a ordenar algo, ¿qué quieres desayunar?". Muevo mi cabeza de lado a lado y el continúa, "antes de que me digas que tú puedes comprar tu propia comida y que no necesitas que yo lo haga, te cuento que todo es cortesía del hotel, así que...".
Interrumpo y digo, "No, no es eso. I am not a morning person".

"O sea que saltas el desayuno para poder dormir un poco más?".
"No es algo de lo que me sienta orgullosa pero si, eso hago".
"Pero hoy ya estás despierta", dice encogiendo sus hombros.

"¡Ah!, está bien, un café negro sin azúcar por favor".
"Eso es solo una bebida. Te lo voy a poner así: yo amo comer pero no me gusta comer solo, entonces voy a usar tu compañía hoy en el desayuno como tú usaste la mía ayer para dormir. Así quedamos a mano".
"No pensé que me cobrarías tu compañía pero está bien, puedo pedir algo de fruta y...", no me deja terminar y lo escucho decir, "un desayuno americano para ti entonces".

Me desquicia que siempre quiera salirse con la suya pero está bueno que alguien se preocupe por mí.

Abre las cortinas y nos sorprende la belleza de la ciudad tan callada a las 7:35AM. Yo que usualmente maldigo la luz de la mañana, hoy la estoy disfrutando reflejada en sus ojos y además estoy desayunando como una persona normal. No puedo creer que esté en pie a esta hora y tan de buen humor.

"Si no te gusta levantarte temprano entonces por qué tenías puesto el despertador a las 7AM del sábado?".

Abro los ojos como platos porque me había olvidado completamente de la exposición de Meli. Me levanto de un salto de la cama y corro hasta el baño.
"¿Qué pasa?", me pregunta intrigado. "Tengo que ir donde una amiga", le contesto mientras abro la ducha.

En menos de veinte minutos termino de ducharme pero me doy cuenta que dejé mi ropa afuera. Abro la puerta y llamo a Christopher pero no me contesta. Supongo que se ha ido así que salgo del baño para recoger mis cosas y a medio camino lo veo entrar por la puerta que conecta con la habitación de Erick.

Con el cabello mojado, envuelta en una bata blanca me muestro por primera vez como soy, con todas mis inseguridades expuestas.

Es un momento de silencio absoluto en el que su sonrisa me calienta el alma y me hace sentir cómoda a pesar de lo vulnerable que estoy.

No se mueve, ni dice nada, solo me sigue curiosamente con la mirada mientras paso frente a él. Daría lo que fuera por saber lo que está pensando. 

Regreso al baño y arranco nuevamente con el apuro.
Cada vez que tengo prisa algo me sucede y hoy no podía ser la excepción. Empezando a maquillarme bato el frasco de base y la tapa se cae salpicando la única blusa que traigo conmigo. "Mierda!", grito y puedo oír la risa escandalosa de Chris que me ha escuchado maldecir desde la habitación.

Voy con mi cara de acontecimiento y muy a mi pesar tengo que pedirle otro favor.

"¿Tienes alguna camiseta que te quede muy, muy pequeña y que me puedas prestar?".
"Seguro", me dice sonriendo con picardía y saca de su maleta una camiseta blanca que tiene su nombre en el frente en letras negras, brillantes y enormes.

"¿No tienes otra?", le pregunto sin ocultar mi desagrado.
"Esta es mi camiseta del tour que se encogió, claro que tengo otras pero son muy grandes para ti", responde disfrutando del momento.
"Está bien, gracias". Le digo, quitándole bruscamente la camiseta de la mano y rodando mis ojos hacia arriba.

CUANDO ME MIRAS ASÍ (Christopher Vélez y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora