Debí haber dicho que no...
Jugar billar con ellos fue tan aburrido que, al cabo de una hora, ya estaba quedándome dormida sobre la mesa del bar. Pero ellos parecían demasiado compenetrados en su juego como para percatarse de ello.
Busqué mi teléfono celular y me fijé a quién podía molestar para que me saque del aburrimiento en ese momento. Recordé la tarjeta de Esteban y decidí mandarle un mensaje.
Gabriella: Hola...soy Gabriella, del boliche.
Algunos minutos después, me respondió.
Esteban: Hey, Gabriella. Que bueno que me hayas escrito. ¿Cómo la estás pasando?
Gabriella: A decir verdad, me estoy aburriendo como preso en la cárcel.
Esteban: ¿Tan así? Jaja. Bueno, yo ya estoy en mi departamento, a punto de irme a dormir. Preguntándome qué tan mal la estás pasando como para escribirme a esta hora.
Gabriella: Un poco mal...pero sobreviviré :)
Esteban: Puedo entretenerte un buen rato, si quieres. Hasta que el sueño me gane.
Gabriella: No puedo negarme a eso en este momento. Peeero, me siento algo culpable así que mejor te dejo ir a dormir.
(Esteban escribiendo...)
— ¡Hey Gab! ¿Viste eso? —gritó Marko, riendo a carcajadas. Yo levanté la mirada de la pantalla de mi celular y asentí, sonriendo como si hubiera visto algo de lo que pasaba. El teléfono vibró entre mis manos varias veces, como si estuviera recibiendo muchos mensajes al mismo tiempo.
Cuando lo desbloqueé, vi que Esteban me había enviado varios archivos adjuntos. Abrí su chat y me encontré con al menos diez fotos.
La primera era una selfie de su rostro. Con la claridad que lo envolvía, logré apreciarlo incluso mejor que en el boliche. La segunda era una foto del espejo, al parecer en su habitación y donde se reflejaba él sin remera. Tenía un cuerpo normal, tirando a musculoso, y un tatuaje que, no podía distinguir, asomaba entre el límite de su pantalón y su cadera derecha. Algo ardiente se encendió en mi estómago y subió por mi columna vertebral. Sabía lo que vendría a continuación y, de hecho, no me molestaba en absoluto.
Esteban: Detente aquí si no quieres ver spoilers...
Decía su mensaje, antes de la primera foto de él completamente desnudo, apuntando directamente a su miembro erecto. Me cubrí rápidamente el rostro con las manos y lancé una carcajada que hizo que el público presente se gire hacia mí.
Completamente roja de vergüenza, bajé el celular para que nadie pudiera ver las fotos más que yo.
Esteban: ¿Estás ahí?
Gabriella: Si...lo siento, es que me has tomado desprevenida.
Esteban: Espero que eso no sea en el mal sentido... ¿Te han gustado las fotos? Déjame decirte que pensar en ti me hizo poner así de caliente.
Ay dios...
Realmente no sabía si seguir contestando o si bloquearlo para siempre. Por alguna razón que desconozco, decidí seguirle un poco el juego. Después de todo, no tenía nada mejor que hacer.
Gabriella: Pues...si, las fotos están...interesantes.
Esteban: Me estoy tocando en este preciso momento...
Carajo. Se me daba tan mal el sexting que hasta me daban ganas de reírme. Pero se ve que a los hombres les gusta ese tipo de relaciones virtuales.
YOU ARE READING
La Obsesión de Gabriella
RomanceUn relato erótico que explora las obsesiones más oscuras de Gabriella. ¿Quieres descubrirlas? (+18) https://sites.google.com/view/autora-jdailin/escritos/my-darkest-obsession Código de registro: 1803196275059