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El pidió su helado de vainilla, y ella de cereza. Luego tomaron asiento al lado de una gran ventana de cristal.

~Esté lugar es muy bonito. - le comento la chica mientras limpiaba su boca con una servilleta. -

~Si, tú también lo estás...

~¿Que? - pregunto sonrojada. -

~¿Que de que? O sea, que te vez, te vez muy bien... si, si, eso... - comento el rubio un poco sonrojado y dirijo su mirada a la entrada del lugar. -

~ Tú, también.... también te vez muy bonito. - le comento sonrojada mientras miraba su helado. -

~ Gracias, preciosa.

Ella no dijo nada, y solo lo miró sonrojada. El le sonrió con ternura al ver las mejillas rojas de la niña.

Estuvieron unos minutos más ahí hablando y haciendo bromas tontas, pero algo graciosas para ellos dos. Hasta que ambos decidieron ir a casa del rubio.


















~¡Nube! - la perrita fue corriendo hasta la chica que estaba sentada en el gran sofá color rojo del rubio. -

~Te extrañó... - le comento el rubio. -

~Si, ya veo.

Ambos presentes comenzaron una conversación sobre anécdotas y recuerdos que querían compartir entre sí, compartieron risas, vergüenzas y hasta secretos.

~No te creo... - le dijo el rubio. -

~¡Te digo la verdad, Roger! Nunca e tenido novio.

~¿Y haz besado a alguien?

~No... - confesó y luego soltó una risita. -

~De verdad que si eres un Ángel... - dijo riendo el rubio. -

~¿Cuantas novias haz tenido, Roger?

~Ya perdí la cuenta, hace mucho, mucho tiempo... - le comento riendo, lo que hizo que ella también lo hiciera. -

~Ay dios. - comento con ciertos celos. -

~¿Alguna vez te a gustado alguien?

~Si, ahora mismo me gusta alguien, pero creo que es algo imposible, porque el jamás se fijaría en alguien como yo... - le dijo con la cabeza baja. -

~¿Y por que no? ¡eres grandiosa! Yo sé que de debes de gustar. ¿Es de la escuela? - le pregunto ansioso por saber quién era el chico e ir a romperle la cara. -

~No, no es de la escuela. Pero lo veo todos los días, me a invitado al cine, a casa de sus amigos y hasta me llevo a comer helado, pero creo que jamás podré estar con el tal y como yo quiero que sea.... - le explico mientras lo miraba a los ojos, el chico entendió de quien ella hablaba. -

~Oh, yo creo que tú amor si puede ser correspondido. Si ese chico hizo todo eso, puede ser que este enamorado de ti.

~¿Crees que este enamorado de mí?

~Te confieso que sí. Estoy enamorado de ti, desde que te vi por primera vez, aquí en la puerta de mi casa, ofreciéndome pastelitos. Sé que esto está mal. Sé que no es legal estar contigo, pero joder, haría lo que fuese por estar contigo y saber que eres feliz gracias a mí, sin importarme las consecuencias...

Ella lo miró atentamente mientras sus ojos se cristalizaban lentamente. Estaba feliz. Estaba más que feliz. Su amor platónico confesaba su amor hacia a ella.

~Alexa, tú vuelves mi mundo de cabeza, nunca sales de mi mente y nunca me puedo concentrar. Me levanto y me acuesto pensando en ti. Y me encanta saber que yo sería el primero en besar tus labios, en decirte te amo, en enseñarte lo que es el amor, ser yo y solo yo. Por favor, déjame por ser yo quien te enseñe todo esto...

~ Roger, yo pienso en ti siempre, haces que mi estomago de vueltas, y no entiendo porque, tú haces que sienta cosas que jamás había sentido. Y si me gustaría que fueras tú quien me enseñara todo esto que muero por conocer. - le contesto mientras sonreía y lo miraba a los ojos. -

~Alexa, ¿aceptas ser mi novia? - le pregunto el chico. Olvidando por completo las diferencias de edad. Olvidando por completo todo el riesgo que tomaban ambos, pero en especial el. -

~Si, acepto. - le contesto, como si se encontrara dentro de una novela romántica. -

Sin pensarlo dos veces se unieron en un abrazo. Ambos estaban felices, y no lo podían evitar.

~Roger, bésame. - le ordeno la chica a su ahora novio. -

El rubio miró unos segundos los ojos de la pelinegra, y besó dulcemente sus labios, fue un beso lento, suave y lleno de inocencia. Luego de aproximadamente unos minutos, se separaron por falta de aire.

~¿Lo hice bien? - pregunto con miedo la niña. -

~¿Bromeas? ¡lo hicistes increíble!

~Si, pero quiero seguir practicando. - le suplicó la chica. -

~Tus deseos son órdenes, princesa.

Y se volvieron a unir en un beso. Esta vez un poco más apasionado y profundo. Cual ambos disfrutaban bastante.













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¿Dos capítulos en un día? Tranquilo, no tengo fiebre.

¡Hola!, ¿cómo estás? Espero que bien.

Ya quería que esto pasará, y ya estaba muy emocionada.

Espero que tengas un lindo día. Gracias por leer.


~Emma☆

¿𝐀𝐦𝐨𝐫 𝐨 𝐩𝐥𝐚𝐜𝐞𝐫? - 𝐑𝐨𝐠𝐞𝐫 𝐓𝐚𝐲𝐥𝐨𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora