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La ahora pareja se paso toda la tarde abrazada en el sofá mientras miraban películas de drama, hasta tarde.

~Es tarde, ¿no tienes sueño? - le pregunto el rubio. -

~Si, tengo un poco de sueño. - dijo y se acurruco en el pecho del chico. -

~Si, quieres te puedo llevar a tú casa, para que duermas cómoda en tú cama.

~No, yo me quiero quedar aquí contigo. ¿Puedo dormir contigo? - pregunto la niña lle a de inocencia. -

~Claro amor, puedes dormir en mi habitación, y si te molesta yo puedo dormir en el sofá sin algún problema.

~Esta bien, dormiré en tú habitación, contigo...

~Si así lo quieres, así será.

El chico cargó a la adolescente hasta su habitación y la recostó en la gran cama, no sin antes sacarle la chaqueta y sus zapatillas.

~Roger, ¿no tienes algo que pueda usar como pijama? No quiero dormir con esto.

~Tengo unas camisas viejas, te daré una.

Busco dentro de su armario, en una caja de cartón y encontró una camisa con el logo de Pink Floyd color blanca, cual significaba mucho para el chico. Pero aún así se la prestó a la chica.

~Aquí tienes, te voy a dejar sola para que te cambies  más cómoda, yo también me iré a cambiar al baño.

-Oye, cuando vuelvas, ¿me puedes traer leche?

~Claro.

Le sonrío y se alejó de la habitación para que la chica que cambiase de ropa.  Bajo al baño del primer piso y se cambió de ropa por su amado pantalón de pijama con diseños de autos en colores morados. Luego fue la la cocina y sirvió un vaso de leche fresca para la chica. Subió las escaleras lentamente, y tocó la puerta para entrar a la habitación. La chica hizo un ruido, aprobando que podía entrar.

~Gracias por todo, y perdón por molestarte tanto... - le dijo la chica apenada y tomo el vaso de leche. -

~No, tranquila, no molestas para anda, haría lo que fuese solo para que te sientas cómoda.

El chico se le quedó mirando mientras tomaba su leche y veía como le quedaba la camisa que le pertenecía a él. Se le hacía tierno y a la misma vez atractivo. Saber que ella traía puesto algo de el. Le fascinaba saber eso.

La chica terminó de beber su vaso, y lo dejó sobre la mesa al lado de ella. Sintió como el chico la miraba y se sonrojo. Jamás alguien la había mirado de esa forma. Se sentía extraña, pero también se sentía muy feliz.





Abrió sus ojos lentamente, y estiró sus brazos al otro lado de la cama. Pero no sintió la niña a su lado. Sé levanto sobresaltado, y empezó a buscar por toda la habitación, a ver si aún estaban las pertenencias de la chica. Y efectivamente aún estaban.

Busco sus pantuflas y bajo a la parte baja de la casa. Y escucho un grito proveniente de la cocina.

~¿Alexa? ¿Alexa, estás bien?

~Si, solo me quemé, pero ya estoy bien. - dijo desde la cocina. -

~¿Que estas haciendo?

~Desayuno, y estaba viendo a ver si la sartén estaba caliente y ya veo que sí.

~Ay ya, deja eso, yo hago el desayuno.

~No, ¿que dices? Es lo menos que puedo hacer por ti, además ya está casi listo. -dijo poniendo los hot cakes en platos y luego sirviendo café. -

~Esto se ve genial. - dijo tomando uno de los platos. -

~Buen provecho, lindo. - beso su mejilla y tomo su desayuno y fue a ma mesa con el chico. -

Ambos comieron en silencio, regalandose miradas dulces mutuamente.

Luego de comer, y retirar los platos sucios, fueron al jardín trasero del chico a tomar su café. Ella con la camisa blanca que le había prestado el chico, descalza y con su cabello alborotado. El solo con su pantalón de pijama, sin camisa, y sus pantuflas, con el cabello alborotado de igual forma. Estaban sentados en una banca que tenía el rubio, bajo de un gran y hermoso árbol, rodeado de flores algo muertas y secas. Estaban abrazados. Mirando a la nada. Disfrutando de la compañía del otro.

~Tus flores necesitan atención médica urgentemente, Roger. - dijo señalando los tulipanes resecos. -

~Si, lo sé, pero no e tenido tiempo para eso. Luego las cuidaremos nosotros dos juntos.

~Ya veras que estás flores tendrán vida. - le prometió la chica, tras de tomar un poco del café caliente. -






















Ya habían pasado algunos días, la niña se la pasaba genial junto al chico, y deseaba con todas sus fuerzas quedarse con el para siempre. Pero lamentablemente no podía, sabía que su relación no era algo bien visto en la sociedad, así que estaba muy consciente de que nadie podía saber de esa relación. Por otro lado, debía volver a su casa, ya que su padre y su irritante madrastra llegarían esa misma noche.

~ Quisiera que no tuvieras que irte, y te quedaras aquí conmigo. - le comento el rubio, que se encontraba acostado, con su cabeza sobre las piernas de la niña. -

~ Lo sé, bonito, pero sabes que eso es literalmente imposible. Además vivo en frente, siempre me verás. - le contesto la chica mientras acariciaba su cabello. -








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¡Y con ustedes, la actualización tan perdida! jaja

Realmente ya tenía este capítulo escrito hace un par de meses, pero aún no lo terminaba.

Gracias por seguir leyendo.

~Emma♡


¿𝐀𝐦𝐨𝐫 𝐨 𝐩𝐥𝐚𝐜𝐞𝐫? - 𝐑𝐨𝐠𝐞𝐫 𝐓𝐚𝐲𝐥𝐨𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora