V; parte 1

31 4 1
                                    

[6 octubre 2010]

Mis padres no hicieron demasiado por mi cumpleaños. No era algo que me molestaba, dado que todos los años hacían lo mismo. Mi madre solía regalarme un libro cada año más algo de dinero para ir a celebrarlo, y para mí era más que suficiente. Así que no me sorprendí al llegar a casa ese miércoles en el que cumplí los dieciséis, como cualquier otro día normal, y vi el paquete rectangular al lado de mi plato sobre la mesa. De postre siempre había un trozo de tarta y sobraba algo para cenar, cuando nos reuníamos los tres para ver una película juntas.

—¿Pueden venir unas amigas a dormir el sábado? —le pregunté a mi madre al verla enredar con el reproductor DVD nuevo que acabábamos de comprar para la ocasión.

Se giró todavía de cuclillas delante del televisor y me miró unos segundos en silencio antes de contestarme.

—Queremos salir a cenar por el barrio, y volveríamos pronto para dormir —añadí.

—No hay problema, cielo, pero, ¿no dormís mejor cada una en casa?

—Ellen vive en Brixton, no quiero hacerla bajar tan tarde en la noche. Por favor.

Se giró para seguir enredado en el cacharro nuevo y se encogió de hombros.

—Me parece bien.

El viernes, en cambio, sí fue algo más distinto a lo que estaba acostumbrada.

Lena se había convertido en una buena amiga mía, pero solo pensar en tener que presentarla a mis amigas me incomodaba, por alguna razón. Era como si hubiese querido mantenerla en secreto durante un par de semanas más, y asegurarme de que no sería como otra de las muchas amistades falsas que había tenido durante mi vida, tan solo porque compartíamos clases durante seis horas diarias. Quería darle tiempo.

Pero eso no quiere decir que mis ojos no se iluminaran al verla acercarse a mí al final de la última clase el viernes, con la gabardina parda puesta y la mochila colgada del hombro, sonriendo hacia mi dirección. Bajé la mirada conforme guardaba mis cosas en mi bandolera, e hice como que no estaba prestándole atención.

Se sentó en la mesa de al lado y me observó durante unos segundos.

—Hey, hay un micrófono abierto en un pub al que voy mucho cerca de donde vives mañana. ¿Te apetece venir?

La miré durante unos segundos sin saber realmente qué decir, o cómo rechazar los planes a los que me había invitado sin dar la sensación de que no quería ir. Por unos segundos deseé no tener planes mañana con mis amigas, e incluso sopesé la posibilidad de mandarles un mensaje y cancelarlo. Pero me habían educado demasiado bien, y tenía que recordarme a mí misma de nuevo todo lo que llevaba repitiéndome durante las mañanas frente al espejo; no te precipites.

Me mordí el labio y la miré apenada.

—Lo siento, mañana tengo planes. ¿Vas a actuar? —dije, cruzando los dedos mentalmente para tener otra oportunidad de escucharla cantar.

Hizo un gesto con la mano y negó con la cabeza.

—No, no, solo me gusta ir a este tipo de cosas. No pasa nada, suelen haber muchos micros abiertos por la zona.

Sonreí casi aliviada, y me colgué la bandolera.

Se colocó a mi lado conforme caminábamos juntas hacia la salida.

—Realmente quiero ir, de verdad. Pero ya les he dicho a mis amigas que saldríamos mañana, llevan semanas planeándome algo.

—No te preocupes —dijo con una pequeña risa.

Jess |s.m|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora