El regreso

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Meses después.

Thomas se encontraba en el pizarrón, reacomodando, y tarareando un ritmo que quizá pudiese usar en la siguiente composición. Guy por su parte calibraba los niveles del sintetizador, interpretando las notas que el otro colocaba en la pared.

—No me convence todavía —, Thomas dijo un tanto rendido.

—No se oye mal en la máquina —, Guy respondió, intentando animarlo.

—Desde que montamos el estudio, sólo tenemos ¿Qué? ¿Tres canciones?, si tuviésemos contrato activo con una disquera, ya nos hubiesen demandado.

Guy se levantó de la silla y se dirigió a Thomas, después de unir sus cascos le dijo.

—Calma, nadie nos está presionando, de ser necesario, quizá tengamos que publicar nuestro nuevo álbum bajo un nuevo nombre artístico. A estas alturas creo que todos, si no es que la mayoría, hade creer que estamos muertos.

Thomas se quedó un poco pensativo antes de decir.

—La verdad, siempre he querido investigarlo desde que llegamos aquí. Como los medios abarcaron nuestro accidente, si el mundo sabe si estamos vivos —. Suspiró—. Pero al mismo tiempo, me aterra saber.

—¿Lo que pasó?

—Aparte de eso, ¿Saben que ahora estamos así? ¿Saben que ahora somos maquinas? Me da. Miedo. Saber si el resto del mundo lo sabe... —Thomas respondió cabizbajo.

Guy lo abrazó.

—Tranquilo, si no lo saben, diremos que es un disfraz y ya.

—¿Y si lo saben? ¿Y si ya no nos aceptan así?

—Como dije, siempre podemos empezar de nuevo con otro nombre, el talento no deja de estar ahí —, Guy respondió.

—Admiro tu optimismo.

Poco después, vieron como Pixel saltó del sintetizado y fue escalera abajo, poco después escucharon que la puerta de su hogar se abrió.

—Debe ser Richard, es el único quien tiene una llave extra —, Thomas comentó.

—No me lo recuerdes —, dijo Guy apenado, recordando como los encontró la última vez.

Al bajar, vieron que en efecto. El bioingeniero le hacía mimos a Pixel.

—Muy linda su mascota. Me recuerda a la mía.

—¿Y qué tal? ¿Cómo se encuentra? —, preguntó Guy.

—Ya falleció, fue hace muchos años, cuando renté mi apartamento de universitario para ser exactos. Ella se metía por un hueco que había en la ventana. Siempre la consideré salvaje, pero en lo que menos pensé, ya la estaba alimentando, poniéndole vacunas. Nunca fue el animal más agradecido, era feral después de todo, pero me hizo compañía hasta el final. Ponerla en una jaula para llevármela después de mi graduación fue una odisea —. Sacudió la cabeza—. En fin, no vine a contarles la historia de mi vida. Vengo a darles una gran noticia.

—Díganos —, dijo Thomas.

—Han pasados seis años desde que recobraron conciencia por primera vez, cuatro desde empezaron a actuar de manera civilizada, y un año que están viviendo por su cuenta. Han estado dando pasos agigantados y favorables, es tiempo de dar el definitivo.

—¿Y ese paso es? —, indagó Guy.

—Tuve que mover bastantes contactos, pero logré convertirlos en el número sorpresa de este año en Coachella. Estoy seguro de que ya tienen algo que tocar ¿No?

Resistir, ser, actuar, amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora