Un paso hacia lo desconocido

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Tres años después.

El sonido del motor apagándose, le hizo saber había llegado. No esperaba regresar, habían pasado años desde que completó el proyecto. Otros se estaban haciendo cargo de la socialización de sus creaciones. La llamada le hizo pensar que algo había salido muy mal. ¿Por qué estaban tardando tanto en socializarlos al exterior de las instalaciones? Pero sobre todo, ¿Por qué escogerlo a él para esto? No fue precisamente muy amable con ellos. Sólo sabía ponerlos en su lugar.

Entró a las instalaciones, no habían cambiado en lo absoluto. Caminó de frente, donde una mujer castaña lo esperaba.

—Señor Richard Stone, me alegra verlo de nuevo —ella dijo.

Richard asintió y se quitó los lentes de sol.

—Saludos, Lauren.

La mujer sonrió.

—¿Algo interesante que Liron te haya encargado?—ella preguntó.

—Vine a llevármelos —él contestó.

Lauren parpadeó en sorpresa.

—Oh ¿De verdad? —dijo sorprendida—. Pensé que tu trabajo concluida con los implantes permanentes.

—Pensé lo mismo —Richard dijo—. Tenía entendido que la socialización seria trabajo de otros, pero Liron tiene otras cosas en mente para mí.

La mujer suspiró.

—Bueno, no importa, me alegra verte de nuevo.

Richard asintió y prosiguió.

—¿Qué me dices de ellos? ¿Cómo se han comportado en estos tres años? —preguntó.

Lauren le indicó el camino, mientras se dirigían a su destino, ella comenzó a informar.

—Pues, se convirtieron en ratones de biblioteca una vez que eran libres de rondar por las instalaciones, por desgracia. Mis asistentes les temían a morir —ella rodó sus ojos—. S-T y G se ofrecieron a ser mis nuevos asistentes una vez que los demás renunciaran ¿Cómo podía yo negarme a eso? Los conejillos de indias no entran en la nómina.

Ella pausó un momento antes de continuar.

—Aún sufren periodos de rememoración repentina. Los que trabajaron en el proyecto con usted, han hecho todo lo posible para hacerles mejoras y evitar esos episodios que parece estresarlos mucho, pero por ahora, no han conseguido eliminarlo por completo.

—Ya veo —Richard comentó.

—Lo único que hacemos es inducir la recarga cuando eso ocurre, no me siento muy bien haciéndolo, es como resetear a la fuerza una máquina que no responde, pero estas en particular, llevan personas adentro, es un conflicto extraño —ella dijo.

—No se preocupe. Lauren, piense que lo hace por si bien. Por lo que me ha dicho parece que si hay algo de humanidad en ellos.

Lauren alzó los hombros.

—Actúan como un par de jóvenes, juguetones entre ellos, aunque muy tímidos con extraños.

Richard se rio.

—No los recuerdo así. Los recuerdo desconfiados y desorientados.

—Han cambiado, cuando los vea se dará cuenta.

Su conversación fue interrumpida por un fuerte sonido viniendo al fondo de la biblioteca, ambos científicos se dirigieron al lugar para ver lo sucedido. Enfrente de ellos, con una pila de libros encima, estaba el dorado con el plateado arrodillado a su lado.

Resistir, ser, actuar, amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora